Juzgar a los personajes de una novela barata fue tan fácil, esto es Karma. Ahora soy la chica ridícula que se aferra al protagonista sólo para ser despreciada, ni en broma, afortunadamente la trama no empieza. Me salgo del guión, palabra de honor.
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La sanción
Los estudiantes tenían tres días libres, ya habían culminado los exámenes y los profesores estaban todos en función de calificar y tabular los resultados. La tensión en la Academia, para los alumnos, a pesar de ello era muy fuerte, pues estaban a solo tres días del fracaso o del éxito.
Para Sol esto no tenía ninguna importancia, pues en la novela se habló de las famosas ruinas muy poco y lo que se dijo como de pasada es que era un lugar considerado sagrado. Le habían dedicado exactamente una línea que decía: El Duque estaba indeciso en aceptar el contrato con el Reino de Abner, en las Ruinas de la Luna por los hongos medicinales, ya que estos se descomponían fácilmente al ser trasladados.
Amarili parecía haberse mudado a su cuarto y Sol se resignaba a oírla hablar horas enteras, cuando no era de chicos, era de las dichosas ruinas. Según Amarili, lo increíble radicaba en que era un lugar mágico que concedía deseos, al que encontrara las lágrimas del dragón, pero nadie había encontrado las legendarias lágrimas. Sol se preguntaba entonces cómo se atrevían a afirmar que concedía deseos, era contradictorio, esta leyenda le sonaba a truco publicitario barato, pero quién era ella para cuestionar la fe de los incautos.
Mientras Amarili se perdía en sus monólogos Sol se dedicaba a diseñar un baño moderno, teniendo en cuenta los recursos de la época, ya casi tenía el plano listo con las medidas y descripciones detalladas, pero le faltaba lo más importante y era encontrar quién ejecutara el proyecto. Esto ciertamente era un obstáculo, ya tenía en mente ir al Departamento de Desarrollo quizás ahí encontraría a alguien que entendiera lo que quería y lo hiciera realidad; pero de momento no podía interrumpir a los profesores. Habría que esperar no quedaba de otra.
El tercer día libre Sol se levantó super temprano, escabulléndose de su habitación, era incapaz de soportar otro día más a Amarili en su cuarto sin intentar asesinarla para que se callara. El amanecer del día la cogió camino a la biblioteca, pensaba encontrar información sobre materiales de construcción de ese mundo que le ayudaran a conseguir su sueño de un baño moderno y además pensaba que en la biblioteca no iría nadie, pues los estudiantes no querían saber de libros por un tiempo después de los pasados exámenes.
Rafael se encontraba haciendo estiramientos como todos los días al amanecer, cuando se percató que una figura silenciosa se deslizaba sigilosamente. No tardó en reconocer a Sol.
Sin pensarlo mucho la siguió. Esta era su oportunidad de confrontarla y quitarse las dudas que hace ya casi cuatro meses le hacían dudar de su cordura. Era la primera vez, después del incidente de la enfermería que la joven estaba completamente sola sin nadie alrededor.
La biblioteca de la Academia nunca cerraba sus puertas. El personal rotaba en guardias de veinticuatro horas, por lo que cualquier persona podría ir en el horario que deseara y siempre sería atendido y orientado.
Cuando Sol llegó le preguntó a la bibliotecaria dónde podía encontrar un libro sobre materiales constructivos. La señora le escribió en un papelito la dirección del estante en que se encontraban libros que abordaban esa temática.
Sol ajena a que Rafael la seguía continuó su camino entre el laberinto de estantes hasta que dio con el indicado por la bibliotecaria en el papel. Efectivamente en el estante había al menos unos cinco libros sobre los materiales de construcción, pero el problema estaba en que no lograba alcanzarlos, ya que estaban en la parte superior.
Se estiró todo lo que pudo, después probó con pequeños saltitos y tampoco pudo. Se apoyó resignada frente al estante con cara de no me jodas, cuando una persona detrás de ella estiró la mano y alcanzó uno de los libros que quería consultar. Se giró y quedó cerca, pero que muyyyyy cerca del protagonista masculino. Dios bendito. Por un momento se quedaron así muy quietos uno frente al otro mirándose fijamente. Sol pensó, ya está, típico cliché de novela, pero por qué está tan bien el condenado, Rafael quedó paralizado, esta no había sido su intensión, solo quería ayudarla a alcanzar el libro, le había parecido graciosa la manera en que trataba de llegar a él, pero ahora todo eso se había borrado de su mente y en su lugar las imágenes de una Sol en negligé rojo lo inundaba y la fragancia de la chica lo tentaba.
Al fin Sol reaccionó se deslizó hacia el costado izquierdo, pero una mano le bloqueó el paso, trató de deslizarse entonces hacia el costado derecho y también su camino fue bloqueado por otra mano. Incrédula se giró de frente a Rafael que ahora la tenía literalmente arrinconada entre sus manos.
- Pero qué haces?
Rafael no le respondió, en cambio, cerró un poco más el espacio entre ellos.
Ahí Dios, el protagonista va a besarme, pero...
- Su Gracia Costa Rivera se puede saber qué hace.
Allí, al final del pasillo se encontraba el Secretario, con los ojos inyectados en rabia.
Rafael se suspiró recobrando el autodominio de sí mismo y con lentitud irritante se separó de Sol.
- Estaba alcanzándole un libro a la señorita.
- Un libro claro. Lady Sol, si ya tiene su libro puede ir a que le hagan el préstamo.
- ah, si claro.
Sol casi que salió corriendo de allí, no sabía qué rayos sucedía, pero no tenía absolutamente ningún deseo de conocer la respuesta. Rafael iba a irse también cuando Cael le dijo:
- Usted se viene conmigo a la secretaria, sepa que recibirá una sanción, el acoso es una infracción en esta academia.