Una Mentira, Que Cambió Mi Vida

La recuperación de Tony avanzaba bien, y Antonio, aunque débil, comenzaba a levantarse de la cama, el ambiente era más tranquilo, al menos por fuera… pero algo oscuro se movía entre las sombras y nadie imaginaba lo que estaba por ocurrir.

En la clínica todo estaba tranquilo, Mary se quedó cuidando a su hijo, los demás se despidieron, las cosas estaban más calmadas y el transplante estaba evolucionando bien, ya más tranquilos se fueron a descansar, pero a medianoche, un ruido extraño en la entrada de la clínica, era un auto negro que se detuvo frente al hospital, dentro estaba Don Napo, sudando, furioso, desesperado.

—¡Muévanse idiotas! —gritó a los hombres que lo acompañaban—¡No ven que nos están siguiendo!

Ya venía escapado dos veces de la policía, pero esta vez, tenía un plan más oscuro, pues el no pretendía solo huir, el pretendía algo más y era vengarse de Mary, ya que ella había destruido su negocio, había terminado con su imperio,ya que había salvado a varias chicas, al arruinar sus contactos, esto sin duda le hizo perder mucho dinero, prestigio y poder, y toda su vida.

—Vamos por ella —ordenó con voz fría.

Uno de los hombres dudó, porque ya habían arriesgado demasiado.

—¿Y si la policía nos sigue?

—¡Que sigan a quien quieran! —gruñó—. Tengo un trato con los padres de la muchacha, ellos me van a dar protección y documentos, pero antes… tengo que recuperar lo que es mío, no me iré con las manos vacías, pero por más que trataron, el intentó fue en vano, ya que la policía estaba cerca, les estaban siguiendo los pasos, ya los tenían localizados, pero eran muy escurridizos, entonces decidieron retirarse del lugar, pero Don Napo, les dijo a los hombres que se queden cerca para culminar su plan.

Por otra parte en una casa humilde a las afueras de la ciudad, los padres de Mary lo esperaban, la madre abrió la puerta con nerviosismo.

—¿Y bien? —preguntó—. ¿Encontraste a la chica?

Don Napo sonrió, esa sonrisa venenosa que tanto miedo daba.

—Aún no, pero ustedes sí pueden ayudarme.

 El padre de Mary se cruzó de brazos.

—Nosotros ya cumplimos, te dijimos dónde vivía y donde estaba, hasta te dimos sus cosas, pero no queremos más problemas.

Don Napo lo tomó del cuello de la camisa.

—Ustedes me deben mucho dinero, y quiero a Mary de vuelta, ella me arruinó, ella acabó con mi negocio y con mi fortuna, ustedes, sus propios padres, deberían agradecerme, gracias a mí ustedes también tuvieron su buena parte.

La madre tembló.

—Por favor… solo llévatela, haz lo que quieras… pero no nos metas en esto.

Los ojos de Don Napo brillaron con una crueldad indescriptible.

Pero en la madrugada, Mary salió un momento a la cafetería del hospital para comprar un té, Antonio dormía conectado aún a suero y Carlos atendía una urgencia.

Todo estaba en silencio, Mary, cansada, con sueño y con el corazón exhausto, caminó por el pasillo, al llegar a la puerta trasera, dos hombres la sujetaron.

—¡Sueltenme! —gritó, intentando forcejear.

Pero ya habían cubierto su boca con un trapo empapado, no avanzo a ver mucho y pronto se mareo y cayó dormida, los sujetos la llevaron a una casa abandonada, allí los esperaba Don Napo, una vez que llegaron la chica se despertó.

—Buenas noches, princesa —susurró Don Napo acercándose— Hoy vamos a un lugar que te va a encantar, digno de ti, le dijo.

Mary intentó gritar, pero los sujetos le volvieron a poner un paño mojado, el químico la mareó, su cuerpo se debilitó y nuevamente todo se volvió borroso.

Antes de desmayarse, vio la cara del monstruo que había marcado su vida.

—No… no otra vez…- fue lo último que avanzo a decir.

En menos de tres minutos, la subieron a otro vehículo, cambiaron las placas, llegaron al aeropuerto y se subieron a un avión privado que los esperaba clandestinamente, en seis horas, Mary ya no estaba en Ecuador.

Muy temprano en la mañana, Daniela despertó, se alistó pronto a su niño también, desayunaron y lo llevo a la guardería, se fue a la clínica a ver cómo seguían, pero al llegar notó la ausencia de Mary, se le hizo muy raro, pero pensó que estaría con Carlos o con Antonio.

se fue a visitar a Antonio, quien le dijo que no le había visto desde la noche anterior, entonces pensaron que tal vez estaba conversando o ayudando a Carlos, entonces se fue a esperarla en la habitación en donde estaba Tony, pero al pasar una hora sin noticias, sintió un escalofrío.

Corrió a buscar a Carlos.

—Mary está contigo? —dijo con voz temblorosa.

Carlos dijo que no la había visto desde la noche, que el se encontraba en una emergencia y no había podido ir a verla, se corriendo a la recepción, y preguntó:

—¿La vieron salir?

—No, doctor. Nadie pasó por aquí.

Antonio escuchó el alboroto y se levantó como pudo, aún con dolor, aún débil, pero muy preocupado

—¿Qué pasa?

Daniela respiraba agitada.

—Mary… desapareció.

En ese instante comenzaron a buscarla desesperados, pero Carlos notó un detalle,

las cámaras apuntando hacia otro lado, y otras estaban desconectadas.

—No… —susurró—. Napo. Ese maldito…

Antonio no entendía, Carlos le contó: y es que el día de la operación, la policía le había informado que Napo había escapado cuando lo estaban trasladando a otra cárcel, entonces Antonio preguntó:

—¿La tiene… él?

—Sí —respondió Carlos— y el problema es que él querrá hacerle daño y vengarse por lo que hicimos con su negocio.

Antonio se aferró a la pared.

—La voy a encontrar.

Carlos lo miró alarmado.

—Antonio… estás recién operado, ni siquiera deberías estar de pie.

—¡Es Mary! —gritó él—. ¡La mujer que no pude olvidar! ¡La madre de mi hijo!

No puedo quedarme aquí.

Carlos llevó a su amigo a qué descanse, Daniela llamó a Nacho, a Mónica y Ana, para contarles lo ocurrido, estos estaban muy sorprendidos y preocupados, Daniela y Nacho se quedaron al cuidado de Tony.