La Gordita Será Mi Reina

" Cada día es una nueva oportunidad para mejorar y crecer"

💔

Isayel sabía reconocer un silencio incómodo.

Y ese, el de Adrick, era uno de ellos.

Durante días lo había visto distraído, revisando papeles hasta tarde, cambiando de tema cada vez que ella entraba al despacho.

Solo asuntos de Estado, le decía.

Pero su mirada… su mirada decía otra cosa.

No te quiero molestar le dijo una noche mientras lo observaba escribir, solo quiero saber si confías en mí.

Adrick levantó la vista, sorprendido.

Por supuesto que si mi reina ¿Porqué lo preguntas?.

Ella sonrió sin humor.

Entonces demuéstralo Adrick. Y salió sin decirle más nada.

Esa noche no durmió.

Esperó a que él entrara en la habitación y se durmiera, tomó su bata de seda, y salió del dormitorio en silencio.

Sabía exactamente a dónde ir.

En la biblioteca del ala este, Kira la esperaba.

Sabía que vendrías, hija le dijo con una sonrisa cómplice. Arthur hace la misma cara cuando me oculta algo.

Isayel suspiró.

No puedo quedarme de brazos cruzados madre. Si algo amenaza a mi familia, quiero saberlo.

Kira asintió.

Entonces mi niña hagámoslo a nuestra manera.

Abrió una caja de madera tallada y sacó una carpeta con el sello del Lobo Negro.

Yuveska me la dio esta tarde. Dice que alguien ha estado moviendo dinero y nombres falsos… dentro del palacio.

El corazón de Isayel dio un vuelco.

¿Crees que... está relacionado con Bárbara?

* Estoy segura.

Mientras tanto, en su dormitorio, Adrick despertó sobresaltado.

La cama estaba vacía.

Y sobre la almohada, había una nota escrita con la letra de Isayel.

* Si me amas, confía en mí. No necesito tu protección. Necesito la verdad.

El suspiró, mirando hacia la ventana donde el amanecer apenas despuntaba.

Sabía que su reina no descansaría hasta descubrirlo todo.

Y eso… podía ser su mayor bendición o su perdición.

💝

Isayel y kira, avanzan por los corredores del palacio cuando todos dormían.

El eco de sus pasos se mezclaba con el sonido lejano de los guardias cambiando turno.

En sus manos, la carpeta con los documentos que Yuveska les había enviado.

* Kira: Aquí dice que una persona con acceso a los registros reales entró al sistema tres noches seguidas.

Y borró nombres de los antiguos sirvientes…. Entre ellos, una tal Elena Vassiliev.

Isayel frunció el ceño.

Ese apellido es ruso.

De pronto, un ruido.

Isayel levanta la vista.

Una sombra se mueve al fondo del pasillo.

No estamos solas dijo con voz firme.

Ambas se colocan espalda con espalda, listas para lo que venga.

Del corredor surge un guardia.

Pero no lleva el uniforme de la casa real…

Antes de que pueda hablar, Isayel se adelanta con un movimiento rápido, una llave de defensa perfecta que lo hace caer al suelo.

Kira sonríe con orgullo.

Veo que las clases sirvieron mi niña.

Y mucho madre, responde Isayel, respirando agitada. Ahora hable, ¿para quién trabaja?

El hombre escupe al suelo.

* Bárbara … la reina verdadera volverá.

Un escalofrío recorre el aire.

Kira e Isayel se miran.

El nombre que ambas temían había vuelto a resonar en los pasillos del palacio.

💔

El amanecer no trajo calma esa mañana. Kira e Isayel ordenaron llevar al hombre a los calabozos del palacio un lugar que ya no era usado, pero que tenia todas las comodidades para sacar buena información.

El palacio despertaba con su rutina habitual, pero el aire… tenía algo distinto.

Una tensión que parecía flotar entre las paredes de mármol.

Adrick entró en el salón principal y encontró a Isayel esperándolo.

Su postura era serena, pero en su mirada ardía una tormenta.

¿Podemos hablar? le dijo ella con una calma tan firme que helaba.

Claro mi reina respondió él, intentando sonreír, aunque el tono de su esposa le avisaba que esa no sería una conversación sencilla.

Ella dejó la carpeta sobre la mesa.

* ¿Quieres explicarme por qué encontré esto antes de que tú me lo contaras?

Adrick sintió cómo se le cerraba la garganta.

Mi amor… no era el momento. No quería preocuparte, no después de...

Isayel: ¿Preocuparme?, dando un paso hacia él. Soy tu esposa, la madre de tus hijos y la reina de este país. ¿Y tú crees que esconderme la verdad me protege?

Su voz se quebró apenas al final, pero se recompuso enseguida.

¿Cómo se supone que te ayude si no sé contra qué estamos luchando?

Adrick la miró con pesar.

Porque si algo te pasa, Isayel… no lo soportaría.

* Y si algo te pasa a ti por no dejarme luchar contigo, yo tampoco.

El silencio los envolvió.

Solo el tic-tac del reloj llenaba el espacio entre ellos.

Finalmente, ella habló con voz más baja, pero cargada de poder.

No soy una niña, Adrick. No necesito que me encierres en una burbuja. Soy la hija de Aimara y nieta de Isabella, ¿recuerdas? Me criaron para enfrentar dragones, no para esconderme de ellos.

No soy una princesa indefensa esperando a que su príncipe la rescate. Soy una mujer dispuesta a todo por los que ama.

Adrick bajó la cabeza, derrotado por la verdad en esas palabras.

Tienes razón. Solo que… a veces me olvido de que me casé con una guerrera.

Ella lo miró fijamente.

Entonces recuérdalo siempre. Porque la próxima vez que decidas callar algo importante, no me busques en el palacio. Me encontrarás en el campo de batalla.

Minutos después, Kira y Arthur llegaron.

Vieron a los dos jóvenes de pie frente a la ventana, en silencio, las manos apenas rozándose.

No dijeron nada.

Solo intercambiaron una mirada entre ellos, que entendían lo difícil que es amar y gobernar al mismo tiempo.

Les daremos espacio susurró Arthur. Pero prepárate, amor. Si Bárbara está moviendo sus hilos… no tardará en atacar de nuevo.

Kira asintió, con esa determinación que ya era marca familiar.

* Entonces que venga. Esta vez no encontrará reinas que corran, sino mujeres que saben pelear.

Llamemos para averiguar si sigue presa, y esta vez será la última.

Y el eco de sus pasos resonó por los pasillos, como un presagio de que la calma, una vez más, estaba por romperse.

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