Soy Sandra Mehias mi familia era una de las mas poderosas del país, pero debido a un mal negocio hecho por mi padre quedamos sin nada, mi esposo Fabriccio Berlusconi un poderoso empresario dueño de empresas Berlusconi.
Nuestro matrimonio siempre estuvo cargado de amor, aunque en ocasiones teníamos problemas como en cualquier matrimonio habíamos logrado formar un hogar estable para nuestros hijos: Maria Alejandra de 16 años e Iker de 14 años, ambos la luz de mi vida.
Pero un día todo cambió el cuento de hadas que había creado desapareció y mi matrimonio de 20 años fue marcado por una tragedia. Acompáñame a descubrir secretos ocultos y traiciones que marcaron el fin y el inicio de mi vida
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Capitulo XXIII ¡Está vivo!
Ese mensaje que le enviaron a los hijos de Sandra me dejó pensativo, estaba seguro de que algo ocultaba ese hombre y yo lo descubriría.
Decidí contratar los servicios de un investigador privado y que este se encargará de descubrir la verdad tras esa fachada de hombre recto.
"Señor Ferrari, es un gusto tenerlo por aquí" Dijo el hombre amablemente.
"Gracias a usted por recibirme de manera tan imprevista". Respondí sinceramente.
"Ya he revisado su caso y déjeme decirle que no es nada fácil, la familia Berlusconi tiene mucho poder y todo lo esconden muy bien, pero nada es imposible para mí y he descubierto los secretos mejores guardados de los más poderosos". La seguridad del detective era contagiosa, estaba seguro de que cualquier cosa ese hombre la descubriría. Además, tenía muy buenas referencias de él.
Con actitud positiva salí de la oficina de aquel sujeto, por el momento no le diría nada a Sandra, quería tener la información en las manos para destruir a esa gente.
Esa mañana llegué algo tarde a la oficina y al llegar encontré a Sandra trabajando como siempre de manera ordenada y profesional. "Buenos días, amor". Salude.
"Buenos días, señor Ferrari. Tal parece que se le pegaron las sábanas", respondió ella algo distante.
"Tuve que hacer algo antes de venir aquí", explique indiferente.
"En su escritorio están los documentos que me pidió ayer". Sabía que estaba desconfiando de mí y no la culpaba, ya que ella había pasado por mucho. Pero yo le había demostrado lo incondicional que era con ella y que no la traicionaría por nada de este mundo.
"No estés molesta, tengo una muy buena razón para no haber llegado temprano hoy. Confía en mí".
"No estoy molesta, no sé por qué piensas eso, ahora sí me permites necesito terminar algunas cosas". Su frialdad al responder me confirmaba que ella era la mujer indicada para mí y que debía estar orgulloso de tenerla a mi lado.
"Vamos a la oficina hay algunas cosas de las que tenemos que hablar". Dije tratando de persuadirla.
"Ahora estoy muy ocupada, si es algo de trabajo puede dejamelo por escrito y luego lo reviso". Me hizo gracia su actitud.
"No te hagas de rogar y vamos a mi oficina, tengo algunas cosas que decir". Insistí tratando de no perder la cabeza.
Estaba por responderme cuando recibió un mensaje en su celular, desde mi posición pude ver que era un número desconocido desde donde le habían enviado el mensaje. "¿Por qué te quedaste así?", pregunté al ver si cara de susto.
"Míralo tu mismo". Respondió ella pasandome su móvil.
"Esto debe ser un montaje, es imposible". Dije sorprendido al ver que el mensaje contenía una foto donde claramente se mostraba a Franccesco Berlusconi vivo leyendo un documento donde resaltaban la fecha de hoy y una nota que decía 'Tu esposo aún vive, él solo fingió su muerte para que no descubrieras la verdad'.
"No parece un montaje y si esto es verdad y si Franccesco aún vive. Tenemos que llegar al fondo de toda esta situación necesito saber que secreto era ese que guardo por tanto tiempo y que no le permitió separarse de mí". Vi la angustia en los ojos de Sandra, la vi tan afectada haciéndome sentir que ella podía aún sentir algo por ese sujeto.
"Pediré que investiguen la autenticidad de esa foto. No podemos especular a lo mejor es alguien que quiere jugarte una mala pasada". Dije con determinación.
"Quien haya sido debe estar disfrutando de toda esta situación". La desesperación se notaba en los ojos y gestos de Sandra, quería borrar todo ese dolor que le habían causado, quería que ella fuera feliz.
"Llegaré a la verdad de este asunto y acabaré con todos los involucrados. Tú debes tranquilizarte por el bien de tus hijos y por ti misma". Dije tendiendo mi mano hacia ella. Sandra aceptó mi ayuda levantándose de su silla, fue entonces cuando aproveche para abrazarla fuertemente a mi pecho. "Cásate conmigo y vente a mi casa a vivir".
Sandra se alejó un poco de mi cuerpo, su mirada estaba entre confundida y asombrada."¿Estás hablando en serio? Franccesco puede estar vivo, no nos podemos casar pues yo estaría aún casada con él". Respondió con el ceño fruncido.
"Si ese hombre llegase a estar vivo, yo mismo me encargaría de él y lo acabaría". La determinación en mis palabras hizo que Sandra se estremeciera entre mis brazos. Yo quería que ella se sintiera segura y entendía el miedo que ella sentía por la supuesta reparación de ese sujeto también quería tenerla a mi lado en caso de que eso fuera cierto. "Está bien, no nos casemos aún. Pero al menos ven a vivir conmigo, no me siento tranquilo al saber que si Franccesco está vivo puede llegar a ustedes en cualquier momento". Mi preocupación era genuina y mi deseo de Ayudarla era sincero.
"Dame un poco de tiempo, debo hablar con mis hijos sobre la idea de irnos a tu casa".
Sandra respiró hondo, sintiendo como el peso de la decisión que debía tomar la consumía. Mirandome a los ojos, como si estuviera buscando en mí mirada la seguridad que necesitaba. "No sé cómo reaccionarán mis hijos. Este cambio es grande para ellos", dijo, su voz temblando un poco.
"Lo entiendo", respondí, acariciando suavemente su brazo. "Pero también creo que ellos merecen saber la verdad sobre lo que está pasando. Si Franccesco está vivo, eso cambia todo. No solo para nosotros, sino para ellos también".
Sandra asintió lentamente, reconociendo la lógica en mis palabras. "Tienes razón. No puedo seguir viviendo con este miedo constante. Hablaré con ellos esta noche".
Mientras nuestros cuerpos se alejaban sentí como una mezcla de esperanza y preocupación iba calando en cada parte de mi ser. Sabía que este era solo el primer paso, pero también era consciente de que podría haber repercusiones inesperadas.
...********...
Esa noche, cuando nos sentamos a cenar, mire a mis hijos, que estaban absortos en su propia conversación. Sintiéndome un poco nerviosa rompí el silencio silencio. "Chicos, necesito hablar con ustedes sobre algo importante", comencé.
Mis hijos dejaron de hablar mirándome con curiosidad. "¿Qué pasa, mamá?", preguntó Mariale, mi hija mayor..
"Es sobre... nuestro futuro", continue, tratando de encontrar las palabras adecuadas. "He estado pensando en mudarnos a casa de Marcelo".
"¿Mudarnos? ¿Por qué?", interrumpió Iker, el más pequeño, con una expresión de sorpresa.
"Porque hay algo que debemos enfrentar juntos. Hay una posibilidad de que el pasado regrese y no quiero que eso nos ponga en peligro", explique con mucha cautela, pues aún no era hora de revelar lo de Franccesco.
Los rostros de sus hijos reflejaban confusión y preocupación. “¿Quién es ese alguien?”, preguntó Mariale con un tono serio.
"Por ahora es mejor que no lo sepan, estamos buscando las pruebas necesarias para desenmascarar a esa mala persona". Explique sintiendo cómo el aire se volvía más denso alrededor de la mesa.
Ella tiene q andarse con cuidado, porq una resbalada y lamalvada exsuegra le quita los niños