En un mundo muy distinto al nuestro, en el que los seres humanos se han expandido por toda la galaxia y criaturas extrañas conviven con nosotros, vive Olivia Temple.
Su vida es perfecta, tiene un novio maravilloso y el trabajo que siempre quiso.
Pero una noche todo cambia para ella.
Alberto la deja y Olivia, despechada, se emborracha y pasa la noche con un desconocido.
Unos días después empieza a sentirse mal y, siguiendo un presentimiento, se hace una prueba de embarazo que resulta positiva.
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15
Luego de la llamada no pude volverme a dormir.
Pasé toda la noche en vela, más inquieta que asustada.
En serio creí que se trataba de Alberto.
No sé me ocurre nadie más.
Estaba Rebecca, por supuesto, pero dudaba de que me enviara flores.
Eso se parecía más a un cortejo, y me cuesta creer que esté interesada en mí de esa manera.
Ni siquiera pensé en la posibilidad de que alguien hiciera algo como esto por mí.
¿Qué pude hacer para llamar la atención de una persona así?
Diosa, necesito hablar con Daniel.
Pero no quiero despertarlo.
Cuando amaneció me vestí y después de desayunar le llamé.
—¿Qué tal Liv? — solo con escucharle me relajaba.
—No es Alberto— dije susurrando.
—¿Qué? Perdona Liv, dame un segundo.
Espero pacientemente. Le escucho disculparse con alguien y no puedo evitar preguntarme si ha pasado la noche con esa otra persona.
—Perdona, ya estoy.
—¿Quién era? — quiero saber.
Le oigo suspirar.
—Emily. — contesta—. Ha venido a hablar.
Venido. Esa palabra me tranquiliza. No han pasado la noche juntos.
—¿Qué quiere?
—Eso no importa ahora, Liv. ¿Qué decías sobre Alberto?
Me mordí el labio. A mí sí que me importaba.
—No es quién me acosa, Dani. Anoche... — suspiré —. Anoche recibí una llamada.
—¿Una llamada? ¿De quién? ¿Rebecca?
—No sé de quién, no habló. Solo... Solo oí su respiración.
—Mierda, Liv. Lo siento. ¿Quieres que vaya? Puedo cambiar el turno.
Sonreí.
—Por favor, Daniel. Tengo que ir a retirar la denuncia y seguramente mi ex—suegra y Rebecca estarán allí. Sería genial tener un poco de apoyo.
—Por supuesto. Dame media hora ¿vale? Y colgó.
La espera se me hizo eterna, pero Daniel llegó antes de los treinta minutos que pidió.
Le abrí la puerta y mi corazón se aceleró con solo verle.
—Lamento todo esto, Dani. — me disculpé —. De verdad.
Me miró con sus ojos azules fijamente.
—Deja ya de disculparte, Liv. No me molestas, de verdad. — me costaba creerlo —. ¿Vamos? Tengo el coche abajo.
—¿Qué tal con Emily? — pregunté mientras nos dirigíamos a la comisaría.
Él se encogió de hombros.
—Quería disculparse. Dice que no volverá ha encelarme más y que entiende que tenga más amistades aparte de ella.
Le miré.
—¿Habéis vuelto? — por favor di no.
—No. — me contuve la sonrisa —. Pero hemos quedado como amigos,supongo.
Aparcó el coche cerca de la entrada a la comisaría y entramos dirigiéndonos directamente hacia uno de los agentes.
Éste nos miró.
Venimos a retirar una denuncia. — dijo Daniel. Agradecí que tomara la iniciativa. Yo me encontraba mirando de un lado a otro por si veía a Micaela, Rebecca o, diosa no lo quiera, Nick.
El agente en realidad fue amable con nosotros.
Fue un cambio refrescante después de las experiencias anteriores.
Supongo que no todos los policías son unos imbéciles arrogantes.
Salimos de la comisaría; yo estaba aliviada de no haberme encontrado con nadie.
—¿Cuándo tienes que entrar a trabajar? — pregunté.
—A la noche. Le cambié el turno a Mónica. ¿Tienes hambre?
Asentí y fue al girar la esquina cuando nos hallamos frente a frente con Micaela.
Ésta tenía una expresión de cansancio en su rostro que cambió a una de rabia apenas me notó.
—Olivia — vi como apretaba los puños —. ¿Qué haces aquí? ¿Vas a acusarle de violación también?
¿A qué venía eso?
—Micaela, por favor, te lo puedo explicar.
—No me interesan tus excusas — dirigió su mirada a Daniel —.
Supongo que esto lo explica todo.
—Discúlpanos señora.
Daniel pasó a lado. Noté que estaba tieso como una tabla.
—Oye, ¿qué pasa? — pregunté preocupada.
Él sacudió la cabeza.
—Lo siento. Es mi reacción natural ante las mujeres mayores. Tuve un desagradable déjà vu.
Comimos tranquilamente en el restaurante donde comí con Micaela el otro día.
Cuando Daniel me dejó en mi casa me sentía muy bien.
No recuerdo cuando fue la última vez que me sentí de esta manera.
Daniel era encantador.
Le di gracias a la diosa porque no hubiera vuelto con Emily.
En realidad me gusta mucho.
Corrección Olivia, estás enamorándote de él.
Admítelo para ti misma por lo menos.
Me toqué la barriga.
¿Te gustaría tenerlo cómo papá Andy? Es un hombre maravilloso ¿no crees?
Nada.
Me sentí como una estúpida.
Me senté a ver la televisión hasta que se hizo de noche.
Estaba hechando un documental sobre los misterios marinos y quedé absorbida en el que el tiempo se me pasó volando.
Cuando terminó me levanté bostezando.
Me estaba preparando para dormir cuando sonó el timbre.
—¿Y ahora qué? — me quejé mientras me ponía el pijama a toda prisa.
La abrí y me congelé de la sorpresa.
Era Nick.