No Seré La Patética Villana

Elizabeth estaba completamente embriagada de deseó por ese beso tan apasionado que Erick había comenzado, que por un momento perdió el control de su propio cuerpo y se dejo llevar por los sensuales labios del chico.

Desde que despertó en este mundo no había tenido relaciones y la abstinencia la estaba matando, para colmo de sus males, Erick a presar de ser novato en estos temas, el besó que le está dando en estos momentos le está robando hasta el aliento. Luz no era de palo y la manera tan deseosa que chupa y masajea su lengua la está exitando de una manera inexplicable.

En un momento de lucidez Elizabeth se dio cuenta de lo que estaban haciendo en el jardín y que están a la vista de todo el mundo. Salió del trance en el que Erick la mantenía sometida y empiezo a separarse del chico. El príncipe al darse cuenta de esto se alejó un poco y la observó por un momento en silencio esperando a que ella dijera algo. Elizabeth aún con la respiración agitada, miro al príncipe a los ojos y algo arrepentida de lo que había hecho habló.

— Sera mejor detenernos alteza, aquí nos pueden ver.

— Erick, Elizabeth. llámame por mi nombre.

— Deacuerdo, pero, es mejor volver al salón antes de que alguien nos vea aquí solos...

— No hasta que aclaremos las cosas.

— Yo no veo nada que haya que aclarar. Nos besamos, punto. No hay nada más que decir.

Erick, quien no podía creer con la ligereza que Elizabeth tomaba toda esa situación, miró a la chica con el ceño fruncido y habló.

— ¿Como que no hay nada que decir? Elizabeth lo que acaba de pasar entre nosotros... me refiero a el beso. ¿Quieres decir que para ti no significó nada?

Elizabeth no estaba lista para hablar de sus sentimientos, Erick la estaba presionando demasiado en ese momento y es por eso que se reprochaba internamente por no haberse podido controlar ante los encantos de aquel madito principe. Toda esta situación le estaba empezando a enojar, y al ver la cara de enojo y confusión de Erick, ella también decidió poner su mejor cara de molestia para luego decir.

— ¿Pero tu qué te crees que soy yo? Cuando quieres, me quieres y cuando no, me desprecias. No soy un juguete Principe Erick. Si me disculpa ya se está haciendo tarde para cenar.— Al terminar de decir aquellas palabras, Elizabeth quiso huir de esa situación, pero Erick al ver que su actitud la estaba molestando, decidió bajar un poco la guardia y tomamos su brazo delicadamente para que no marchara, agregó.

— Espera... Discúlpame Elizabeth, no quise decirlo así, pero es solo que ya no quiero que te alejes de mí, yo nunca te desprecie es solo qué...

Luz al ver que el chico seguía insistiendo, decidió escucharlo. Este no era el mismo príncipe de la novela, el príncipe que ella conocía jamás le insistiría a Elizabeth para que no se alejara de él. Al oír que el jamás la había despreciado, pero no sabía como continuar su oración, Luz agregó.

— No quería un compromiso arreglado. Lo sé y es por eso que ya no lo tiene principe, es libre de elegir con quién se quiere casar. No entiendo por qué me sigue buscando.

— Porque me enamoré. Me enamoré de usted y...

Luz al escuchar la confesión tan directa de Erick, se sorprendió y rápidamente agregó.

— No siga principe por qué no le creo. Yo creo que solo desea lo que ya no puede tener, en cuanto aparezca alguien más se olvidara de mí y seguirá su camino como si nunca nos hubiésemos conocido.

— No es así y se lo voy a demostrar con hechos, ya que mis palabras no sirven para usted.

Luz no podía entender por que el principe decía todo eso, pero toda esa situación la estaba incomodando de más, así que aprovechando que la confesión de Erick parecía haberse terminado agregó.

— No seguiré discutiendo esto. Como dije antes, ya se está haciendo tarde para ir a cenar.

Con esa última palabra Elizabeth salió del jardín dejando al principe pensativo.

—¿Tan difícil se te hace creerme?, se que fui un idiota contigo pero ¿ por qué no quieres aceptar que me enamoré de ti?— Dijo el príncipe en un murmuró al ver como la figura de Elizabeth se perdía por el jardín.

Cuando ya no la pudo ver más, decidió ir a su habitación, ya que él no tenía hambre y toda esta situación le habia terminado por cerrar el estómago. Sin más se dirigió a su habitación, la cuál compartía con su hermano y lo esperaría para poder conversar con el.

Lo que ni Erick, ni Elizabeth sabían, era que Ross se encontraba en el jardín detrás de uno árbol leyendo un libro desde que ambos habian llegado al jardín.

Después del incidente de la mañana no quiso salir de su habitación, pero luego del medio día, decidió salir a dar un paseo por los jardines. Había tomado un libro del librero que estaba en su habitación, se sentó bajo uno de los árboles del hermoso jardín y se entretuvo leyendo casi toda la tarde. Cuando se dispuso a marcharse escuchó como dos personas comenzaban a discutir, se asomó para ver de quién se trataba y grande fue su sorpresa al ver a Erick y a Elizabeth discutiendo que habían roto el compromiso y más sorprendida quedo cuando vio que Erick tomó a Elizabeth de su cintura, entré sus brazos y la besó.

Ross no podía creer todo lo que estaba viendo, pero el golpe final vino cuando Erick le confesó a Elizabeth que estaba enamorado de ella . La chica no entendía nada, pues en la novela jamás se habló de nada de esto. Era todo muy distinto a como estaba escrito en la novela original, pero lo que más llamó la atención de Ross fue una frase que dijo Elizabeth "en cuanto aparezca alguien más se olvidara de mí y seguirá su camino como si nunca nos hubiésemos conocido." Se preguntaba si Elizabeth podría ser renacida también.

Luego de que ambos se marcharan Ross volvió a su habitación, y se mantuvo pensativa por un lago tienpo tenía mucho que procesar. Si era lo que estaba pensando ella al querer matar a la Villana arruinó su oportunidad con el príncipe, porque por lo que podía ver, Erick, estaba enamorado de Elizabeth y eso en la novela original jamás pasó.

Mientras que Ross seguía divagando en sus pensamientos. Elizabeth, acababa de entrar a su habitación donde Beth ya la estaba esperando con el baño listo . Ella le agradeció profundamente, por qué para Elizabeth hoy fue un día agotador. Sin decir nada mas se sumergió en las aguas de la tina con olor a Jazmín y se quedó ahí pensando en todo lo que Erick le confesó. El príncipe parecía estar muy seguro cuando le dijo que estaba enamorado de ella, pero Elizabeth no podía creerle .

— (A ver es obvio que han cambiado muchas cosas de la novela, pero todavía ella no apareció. Si tuviera la certeza de que cuando aparezca Ross, Erick seguirá sintiendo lo mismo, me dejaría llevar por esto que estoy empezando a sentir. pero eso solo va a pasar dentro de siete meses.)

Estos eran los pensamientos de Elizabeth mientras se seguía relajando en la bañera.

Por otro lado, estaba Erick que a pesar de que no salió del todo bien su declaración ante Elizabeth, con solo recuerda ese besó, lo hacia suspirar como un tonto enamorado.

Justo en ese momento entró Sebastián a la habitación y al ver a su hermano asi preguntó.

— ¿Se puede saber por qué no fuiste a cenar hermano? y¿ por qué tienes esa cara de tonto?.

— No tenía hambre y no tengo cara de tonto.

— Si,si, lo que digas. Pero cuenta ¿Por que esa cara?.

—La besé —dijo aún sonriendo.

— Habla claro ¿A quien besaste, a la señorita Elizabeth?

—Si ¿A quién más?, a Elizabeth.

— ¿Pero cuéntame cómo fue? No me dejes así.

Erick le contó todo lo que pasó en el día, como le pidió dar un paseo por el jardín, la discusión que tuvieron, el besó y por último su confesión.

— Pero me dijo que no me cree. Piensa que es un juguete para mí y que en cuanto aparezca alguien más la voy a desechar , ¿Puedes creerlo? ¿tú me crees capaz de algo como eso ?

— Yo no hermano, pero es entendible. Nunca le prestaste atención, siempre la alejaste y ahora que ella decide alejarse, tu te interesa en ella . Es obvio que no va a confiar en tí.

Mi consejo es que sigas tratando de conquistarla en algún momento te creerá .

— ¿Y si no es así? Hoy cuando me dijo que ahora era ella quien ya no quería nada conmigo me enfurecí, no soporte la idea de que se quiera alejar y por eso la besé.

— Ay hermano, estás perdiendo.

— Ya no te burles, que ni yo mismo se que me pasa .

Sebastián siguió molestando a su hermano, hasta que se cansó y decidieron dormir, al día siguiente sería un día largo y tenían que estar descansados para lo que les esperaba...