MILLONARIO ARROGANTE.

...SAMANTA YOUNG...

-Se lo que dirá. – Empuño mi mano haciendo bolas el papel.

-Samanta, sé que me tienes calificado como lo peor, pero mi palabra bale. Pagaré absolutamente toda la deuda de tu familia, a cambio solo te pido una noche. Mi propuesta se mantendrá por veinticuatro horas a partir de este momento, pasadas estas, no podré hacer nada por tu familia.

Me está acorralando más de lo que ya estoy.

-He dicho todo lo que me corresponde, el resto te toca a ti. Por favor retírate. - Se da la vuelta y vuelve a su asiento.

-Con permiso. – Doy media vuelta y salgo de su oficina. En todo el trayecto a mi departamento, las lágrimas estuvieron presentes junto con la desesperación. En este momento estoy acurrucada en el piso del baño con el agua de la regadera cayendo encima de mi cabeza, no sé cuánto tiempo he pasado en esta posición. El frío me empieza a consumir, estiro mi mano y apago la regadera. Tomo fuerzas y me levanto. Salgo del baño directo a mi cuarto. Me siento en la cama viendo hacia la ventana, mi mente trata de pensar, pero no puede.

...BI BI BI – LLAMADA....

Tomo el teléfono, es una llamada de mi familia.

*Contesta.

-Sam, mi pequeña. – Es la voz de mi padre. Mi corazón empieza a latir más fuerte y una sonrisa se me dibuja en la cara.

-¡Papá!

-Hija, tranquila. Ya me siento mejor, solo fue un pequeño susto.

-Estuvimos a punto de perderte. Te amo, papá.

-Yo también mi niña. Te hablé para que estuvieras más tranquila y ya no te preocupes por este viejo.

-Ese viejo, es el hombre que me crió. Papá, descansa que yo me encargaré de todo.

-Sam ...

-Debes descansar por favor. - No dejo que termine.

-…Bien.

-Cuando me desocupe los visitaré. Adiós, papá.

-Adiós, hija.

*Cuelga.

Poder volver a escuchar la voz de mi padre me reconforta y da una tranquilidad. Dejo el teléfono en la mesa de noche y apago la lámpara. Me acuesto y rápidamente mis párpados comienzan a cerrarse.

...AL DÍA SIGUIENTE – EN LA NOCHE....

Esta mañana Daniela me preguntó cómo estoy, le mentí con mi respuesta, no pude decirle todo lo que está pasando. Hoy empezaron mis clases en la universidad, no asistí, sabía que con toda la situación que estoy pasando no podría concentrarme en lo más mínimo.

Me levanté de mi cama con una esperanza de que hubiera otra forma de salir de esto. Empecé mi día positivamente, aunque el tiempo no estuviera a mi favor. Me arreglé y salí de mi departamento a buscar esas otras soluciones, a pesar de que mi subconsciente ya sabía lo que me deparaba, pero aun así quise hacerlo, no quería quedarme con el remordimiento de que no hice nada para evitar esto.

-No es apta para otorgarle un préstamo.

-Estudia y trabaja, es imposible que nos pueda pagar los pagos a tiempo, se lo decimos por su bien.

-No tiene una entrada de dinero fijo, imposible.

-No podemos otorgarle tan grande cantidad a usted, no podrá pagarnos.

-Estas cosas ni siquiera tienen un valor.

-Estos son baratijas, a lo mucho cien dólares.

Sus palabras fueron duras, pero ciertas.

Termino de secar todo mi cuerpo y me pongo el vestido. Me miro al espejo verificando que mis ojos ya no estén hinchados. Me coloco las zapatillas y tomo mi bolso para salir de mi departamento.

Empiezo a caminar por el pasillo, pero me retienen.

-Sam, ¿adónde vas?

Es la voz de Daniela preocupada por mí. Volteo y finjo lo más que puedo mi sonrisa. – A hacer algo que estuve retrasando por un tiempo, pero que ya no puedo hacerlo más.

-Samanta, no finjas conmigo. – Camina a mí.

-Después de que regrese todo estará bien, mi vida volverá a la normalidad.

-¿También estarás bien?

Siento una presión en mi pecho y un nudo se forma en mi garganta.

-¿Quieres que te acompañe?

-No, debo ir sola. No te preocupes, mañana estaré disfrutando de tu compañía.

-Si necesitas ayuda, me llamas.

-Lo haré. Debo irme, entre más rápido termine esto, mejor. - Le doy una última sonrisa y sigo mi camino.

Intenté de muchas maneras para no caer con él, toqué muchas puertas, pero ninguna me fue abierta. De que me sirven estas palabras si ninguna me ayudará a zafarme de lo que he aceptado, de lo que estoy a punto de hacer para ayudar a mi familia, por ellos soy capaz de todo: morir o como ahora ... entregarme al millonario arrogante, Charles Jones.

...Flashback....

...EN LA TARDE – OFICINA DE CHARLES JONES....

-Falta poco para las veinticuatro horas, pensé que no vendrías.

Detengo mis pasos justo enfrente de su escritorio. Él se encuentra recargado en el ventanal leyendo un libro.

-A logrado lo que desde un principio se propuso. – Deja a un lado el libro y fija sus ojos en los míos.

-Entonces, has aceptado. - Camina hasta pararse enfrente de mí. – Muy bien, el día de mañana tu familia quedará libre de toda deuda. – Su horrible actitud no está presente. - Son las tres de la tarde. – Checa su reloj. – Regresa a tu departamento y descansa. A las ocho un auto te recogerá y te llevará a mi domicilio. Controlo mi respiración e inconscientemente muerdo mi labio inferior. Siento sus manos en mis cachetes y su boca en mi frente. - Debo irme. – Me dice después de besarme. Me suelta y sale de su oficina. Me quedo estática sin entender lo que acaba de pasar.

...Fin del flashback....

Tal como me lo dijo, un auto me recogió y me dejó en su edificio. Las puertas del elevador se abren, salgo y busco su puerta. En pocos minutos le entregaré lo que tanto he conservado, mi virginidad.

Encuentro la puerta, toco y enseguida me abre.

-Pasa.

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Personitas hermosas, quedan muchos cabos sueltos por resolver, no piensen que el final está cerca.