MI DESTINO

ARCÁNGEL...

La tarde había caído sobre el inframundo, pero no era el ocaso lo que oscurecía mi corazón. La conversación con Alizon y Malaquías resonaba en mi mente, como un eco que no podía ignorar.

Mientras me alejaba, una sensación de vacío se apoderó de mí. La idea de que Alizon pudiera no elegirme me desgarraba por dentro. Siempre había creído que nuestro vínculo era especial, que había algo más entre nosotros que simplemente una lucha compartida. Pero ahora, la duda se había instalado en mi corazón.

—¿Y si no soy lo suficientemente bueno para ella? —me pregunté, sintiendo el peso de la incertidumbre aplastante.

Recordé su luz, su risa, y cómo me había inspirado en los momentos más oscuros. Era una fuerza de la naturaleza, una chispa de vida en medio de la tormenta. Pero también era libre, y sabía que nunca podría forzarla a elegirme. El miedo a perderla me consumía.

Mientras la imagen de Malaquías cruzaba por mi mente, la comparación me dejó un sabor amargo. Él era el misterio, la atracción peligrosa. Yo era la luz, la protección. Pero a veces, la luz no es suficiente.

—¿Qué tengo que ofrecerle que él no pueda? —me cuestioné, sintiendo cómo la frustración y la inseguridad se entrelazaban en mi pecho.

Caminé hacia un claro, lejos de las voces y el bullicio de la batalla. Necesitaba un momento para reflexionar.

—¿Por qué me duele tanto? —me pregunté a mí mismo—. ¿Es solo egoísmo o realmente siento algo profundo por ella?

La respuesta era clara: la amaba. Pero el amor no siempre es suficiente. La libertad que Alizon deseaba era algo que debía respetar, incluso si eso significaba perderla.

Mientras contemplaba el horizonte, comprendí que debía dejarla volar. No podía ser el motivo de su encadenamiento. Si realmente la quería, debía apoyarla en su búsqueda de independencia, incluso si eso significaba que se alejara de mí.

—Si me elige, que sea por amor y no por obligación —susurré al viento, sintiendo que mis palabras se perdían en el aire.

Regresé al campamento, donde todos estaban ocupados preparándose para el próximo desafío. Pero en mi mente, solo había un pensamiento: ¿y si no regresaba a mí?

Alizon merecía ser feliz, y si eso significaba que debía estar con Malaquías, lo aceptaría. Pero la idea de perderla era un dolor que nunca había experimentado.

Cuando la vi de nuevo, rodeada de luz y energía, supe que debía hacer algo. No podía quedarme de brazos cruzados, esperando que ella decidiera.

—Alizon —la llamé, sintiendo que mi voz temblaba—. Quiero que sepas que estaré aquí, sin importar lo que elijas.

Ella me miró, y en sus ojos vi una mezcla de confusión y agradecimiento. Pero también había algo más: una chispa de esperanza.

Mientras la observaba, comprendí que el futuro era incierto. Pero, al menos, había hecho lo correcto. Le había dado la libertad que tanto anhelaba, y eso era lo que realmente importaba.

—Si es amor, encontrará el camino —pensé, sintiendo que el peso de la duda comenzaba a levantarse, aunque solo un poco.

Era un nuevo amanecer, y aunque el dolor seguía presente, también había un rayo de esperanza. Estaba listo para enfrentar cualquier desafío, por ella y por el futuro que ambos merecíamos, sin importar cómo se desarrollara.

**Desde la Perspectiva de Arcángel**

El aire estaba cargado de tensión cuando vi a Alizon acercarse. Su mirada era intensa, como si llevara un peso en su corazón. La incertidumbre me invadió; sabía que este momento era crucial.

**La Confesión que Temía y Deseaba**

Mientras se acercaba, mi corazón latía con fuerza. La había visto luchar, brillar, y ahora, podía sentir que algo estaba a punto de cambiar.

—Arcángel —comenzó, su voz temblando ligeramente—. Necesito hablar contigo.

El mundo a nuestro alrededor se desvaneció. Solo éramos ella y yo, y el eco de sus palabras resonaba en mi mente.

—Dime, Alizon —respondí, intentando mantener la calma, aunque mi interior estaba en llamas.

**Las Palabras que Cambiarían Todo**

Ella respiró hondo, como si estuviera reuniendo valor.

—He estado pensando en nosotros —dijo, y mi corazón se detuvo—. Estoy... estoy enamorada de ti.

El tiempo pareció detenerse. Las palabras flotaban en el aire, y una mezcla de alegría y miedo me invadió. Pero antes de que pudiera responder, continuó.

—Pero también siento una atracción por Malaquías. Su misterio me atrae, y no puedo ignorarlo.

Las palabras de Alizon fueron como un golpe. Aunque sabía que ella era libre de sentir lo que quisiera, la idea de ser comparado con Malaquías me llenó de inseguridad.

—¿Por qué? —pregunté, mi voz un susurro—. ¿Por qué sientes eso por él?

Ella bajó la mirada, como si le costara enfrentar la verdad.

—Es complicado. Malaquías tiene una profundidad que me intriga. Pero contigo, siento una conexión especial, algo puro.

La lucha interna se intensificó. Por un lado, la felicidad de que ella sintiera algo por mí; por otro, el dolor de saber que su corazón también estaba dividido.

—Alizon, yo... —comencé, pero las palabras se atascaban en mi garganta.

Sabía que debía ser honesto.

—Entiendo que te sientas atraída por él. Es un ser complicado y oscuro. Pero yo... yo quiero que sepas que mi amor por ti es verdadero.

La miré a los ojos, buscando la conexión que siempre había sentido entre nosotros.

—No quiero que te sientas presionada a elegir. Quiero que explores lo que sientes, incluso si eso significa que te alejes de mí.

Ella permaneció en silencio, y el peso de la situación era abrumador. La incertidumbre llenaba el espacio entre nosotros, y el dolor de la posibilidad de perderla se hizo palpable.

—Arcángel, no quiero que pienses que... —comenzó, pero la interrumpí.

—No, Alizon. Lo que sientes es válido. Solo espero que encuentres lo que realmente deseas.

Mientras la miraba, supe que esta era una prueba de amor y libertad. Estaba dispuesto a esperar, a ser paciente. Pero no podía evitar sentir un nudo en el estómago ante la posibilidad de que ella eligiera a Malaquías.

—No importa lo que pase —dije, tratando de sonar firme—. Siempre estaré aquí para ti.

A medida que se alejaba, mi corazón se sentía pesado, pero también había una chispa de esperanza. Alizon estaba en un viaje de autodescubrimiento, y aunque me doliera, sabía que debía respetar su camino.

Era un nuevo capítulo, lleno de incertidumbres, pero también de oportunidades. Estaba listo para enfrentar lo que viniera, por ella y por el amor que compartíamos, sin importar cómo se desarrollara.