Casado Con La Bruja De Mi Jefa

Wendy y Orlando tenían una misión muy especial, y era estar al tanto de todo lo que pasaba alrededor de Lydia. Eran su frente de protección; Orlando monitoreaba de cerca a Robert, a Dominic y a sus socios aliados, en cabeza de Sales. Él era el rastreador perfecto, experto en seguridad, seguimientos y hacker profesional. No había paso que estos dieran sin que él lo supiera. Y Wendy era la experta en infiltrarse entre los empleados y husmear chismes de pasillos...

—Ay, es que ese hombre tiene un no sé qué, un no sé dónde que me atrae. —Decía Lorena, la recepcionista, hablando con otra chica en el baño. Wendy encendió su parabólica, pues pensó que hablaban del feito de Antonio, que ya no estaba tan maluco de mirar como decía ella.

—Sí, es guapo. Pero ese papacito jamás se fijará en ti. Él solo tiene ojos para Grace. —Mary una de las secretarías le respondió y Wendy estaba que se caía de culo con esa revelación. ¿Grace?

—Mary, ni ojos para esa insulsa de secretaria; ese hombre es un Kidman, no creo que vaya a tomar una chica común como algo serio. —Wendy estaba muy confundida.

—Hoy llegó y ni saludó. Solo se fue derecho a saludar a Grace. Es un engreído. —Ahí ya Wendy cayó en cuenta de que no hablan de Antonio, sino de Dominic. ¿Así que anda de conquista de Grace? Qué interesante.

Una vez que las dos chicas salieron del baño, Wendy salió del cubículo donde estaba escondida escuchando y se fue rápidamente a la oficina de Lydia.

—Lydia, te tengo información confidencial. —Ya con esto, Lydia sabía que Wendy descubrió algo.

—Wen, siéntate y cúentame todo. —Wendy, rápidamente le contó a Lydia todo lo que escuchó.

—¿Así que el maldito del Dominic está detrás de Grace? ¿Sabes eso qué significa? —Wendy asiente; ella y Lydia están siempre en sintonía.

—Que quiere enamorar a Grace para sacarle información. —Lydia da su típica carcajada de bruja y hasta a Wendy se le paran los pelitos.

—Exacto. Pero el muy idiota piensa que Grace va a caer. Dile que venga, vamos a ver si estamos en la misma sintonía. —Wendy obedeció e hizo pasar a Grace.

—Jefa, dime para qué soy buena. —Grace entra, haciendo su graciosa reverencia.

—Grace, ¿qué novedades me tienes de Dominic? —Lydia le pregunta, pues Grace siempre le da un reporte semanal de las personas que trabajan en la empresa y han pasado por su oficina.

—Jefa, espere, me siento que esto va para largo. Como le parece que el señor primo suyo ese, me mantiene diciendo piropos ahí, todos ordinarios. Yo solo le doy una sonrisa y me hago la tonta, pero ya me está sacando la rabia. Perdón, yo sé que es su primo, pero ese hombre lo que quiere es que yo caiga redondita a sus pies y sacarme información de usted. Yo conozco a esos hombres que se hacen los galanes ante una mujer humilde como yo y es para aprovecharse de ellas. Pero usted sabe, jefa, que mi lealtad es con usted, siempre, siempre. —Grace, de verdad que es leal a Lydia, y eso ella lo tiene muy claro. —Así que lo que usted me diga que haga con ese hombre, eso haré.

—Grace, gracias por tu sinceridad y sé que así es. Me sorprende tu intuición, pues eso es exactamente lo que Dominic quiere, sacarte información. Y está buscando donde menos va a encontrar porque yo sé que eres una mujer leal. —Grace la mira y una sonrisa maliciosa se forma en sus labios.

—Jefa, ¿y si le sigo el juego para que crea que estoy cayendo en sus redes, le doy información que usted quiera que él crea y de esta manera yo sea la que le saque información a él? —Grace fue formada por Lydia, y de paso aprendió sus mañas.

—Lydia, has creado un monstruo. Grace es más bruja que tú. Mis respetos. —Wendy les decía divertida.

Luego, entre las tres, planearon qué hacer con Dominic y qué información Grace le iría pasando al idiota, creyendo que la estaba sonsacando.

Antonio ese día quería darle una sorpresa a Lydia. Sabía que le encantaban los dulces y quería agradecerle porque Anthony está presentando una notoria mejoría. Así que en nombre del niño y suyo propio consiguió una caja de turrones de: “La Lucerna”, un dulce típico de su ciudad. Estaba feliz de haber encontrado un lugar donde vendían los productos de su país y con esa alegría llegó a Kidman Nexus; ya la recepcionista lo conocía y subió al piso de presidencia sin contratiempos, pero nada lo preparó para lo que vio al entrar a la oficina de Lydia.

Un hombre la estaba abrazando por detrás y al parecer ella estaba muy contenta con ese abrazo. Eso extraño a Antonio, pues Lydia es muy esquiva con las demostraciones de afecto.

Así que decidió no interrumpir a la bruja y salió de este lugar sin ser visto. Dejó en el escritorio de Grace los turrones, ya que ella estaba en el baño con Wendy.

Antonio se fue frustrado al no poder entregar su regalo. Se dio cuenta de que era una tontería, ya que Lydia probablemente estaba acostumbrada a recibir dulces costosos. Además él no era nadie para reclamarle por estar con otro hombre. Después de todo, ella era libre de hacer su vida con quien quisiera y él solo era un contrato para ella, alguien que necesitaba para lograr un objetivo. En ese momento, lo único que debía importar era su hijo y el tratamiento que Lydia le estaba costeando.

Salió de la empresa cabizbajo y volvió a Diamond Technology para seguir trabajando.

Cuando Grace y Wendy volvieron del baño; Dominic salía de la oficina y Grace entró para que Lydia le firmara unos documentos. Así que este aprovechó para acercarse a Wendy.

—Hola, hermosa Wendy. Tan linda como siempre. Sabes, un día de estos deberíamos salir a tomar algo, como en los viejos tiempos. ¿Te parece? —Dominic, con sus dotes de galán de pueblo, creía que Wendy iba a caer rendida a sus pies como cuando era una jovencita.

Wendy vio por el rabillo del ojo a Orlando, que salía del ascensor y rápidamente respondió:

—Domi, pensé que jamás me lo pedirías. Claro que quiero recordar viejos tiempos. ¿Te parece bien este viernes? —Wendy habló en un tono lo suficientemente fuerte para que Orlando escuchara.

—Perfecto. Este viernes iremos al sitio al que te gustaba ir. —Dominic se despidió de un beso en la mejilla, que demoró más de lo debido hasta que un carraspeo lo hizo separar.

—Esperaré con ansias el viernes. —Respondió Wendy de manera coqueta.

Dominic se despidió de Wendy y Orlando llegó rápidamente al lado de ella con cara de pocos amigos.

—¿Te invito a salir? —Orlando aunque oyó muy bien, quería estar seguro.

—Ajá. —Solo eso contestó Wendy y se fue a su oficina.

Orlando estaba furioso; ¿cómo es posible que Wendy salga con Dominic después de lo que le hizo en el pasado? Además, es el enemigo de su casi hermana Lydia. Estaba muy enojado, pero no solo por eso... estaba celoso. Pero él era un cobarde que no admitia que amaba a Wendy, simplemente porque a sus ojos, ellos se criaron como hermanos, ya que ambos llevan el apellido Truman, que les fue dado por las monjas del orfanato.

Cuando iba a pedir ingreso a la oficina de Lydia, esta salió con Grace. Ya estaba cansada y, como no tenía pendientes, se iría al penthouse; su mirada se dirigió al escritorio de Grace y vio la cajita de los turrones.

—¿Grace y esos turrones? ¿Te los dio Dominic? —preguntó Lydia. Se le hacía agua la boca, de verdad que los dulces es su debilidad.

—No, jefa. Esos turrones no estaban ahí hace un rato. —Los tomó y vio una nota en la cajita. —Son del señor Duarte. Mire

Grace le pasó la cajita a Lydia, y leyó la nota que decía:

«Lydia, gracias por todo lo que ha hecho por Anthony. Eres la mejor madre que mi niño puede tener. Dios te bendiga»

Lydia comprendió que Antonio había llevado los turrones personalmente, pero, ¿por que no entró a la oficina para entregárselos? Ahí entendió, que lo más seguro es que iba a entrar justo cuando trataba de quitarse al empalagoso del Dominic de encima. «¿Estará celoso?» pensó.