Nelly es una elfa a quien el destino le ha jugado una mala pasada, siendo engañada por su hermana, ella se ve envuelta en una situación tensa. ah pasado la noche en la habitación de un hombre al que no conoce. Al perder su honor es exiliada de su familia. Cuatro años después regresa por trabajo acompañada de un pequeño niño, y siendo acosada por un hombre que solo quiere pagar una deuda, por petición de su abuela... Ellos no sabían que sus destinos ya habían sido marcados por el lazo de un Después.
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Una acción
La noche anterior había sido una montaña rusa de emociones, pero la idea de Nalia de "crear el secreto" me había dado un pequeño respiro. Quedamos en vernos con la actriz, Camila, a primera hora en un café discreto, antes de que se reuniera en otra cafe con Skailer e hiciera su aparición estelar. Necesitábamos pulir los detalles, asegurarnos de que todo fuera perfecto para la prueba irrefutable.
Llegué al café con Nalia pisándome los talones, la tensión ya era palpable en el aire. Camila, ya estaba sentada, sorbiendo un café con una sonrisa que no me gustó nada.
Sabía que esa mujer era ambiciosa, pero aún así habiamos quedado en un precio. Nalia ya me habia ayudado a conseguirle la mitad del dinero que acordamos. Tanto así que me tocó poner todo el dinero que tenía guardado de la venta del reloj, necesitaba que nuestro plan funcionará pronto.
Me senté, tratando de mantener la calma. —Buenos días, Camila. Necesitamos repasar los detalles del secreto que vas a 'recordar'...—
Pero ella levantó una mano, interrumpiéndome. Su sonrisa se amplió, y ahí fue cuando supe que algo andaba mal. —Oh, no, no, Elena. Los detalles ya los tengo yo. Lo que no tengo es el pago—
—Habíamos quedado en que te lo daríamos cuando todo estuviera arreglado, ya te dimos la mitad— me apresuré a aclararle.
—He estado investigando, Skailer no es cualquier millonario, es un magnate. Y mi talento, mi actuación, vale mucho más de lo que ustedes me están dando—
Mi corazón dio un vuelco. Nalia, a mi lado, se tensó.
¿Que le pasa? ¿Cómo se le ocurre salirme con estas cosas ahora?
—Camila, ya habíamos acordado un precio. No puedes cambiar las reglas del juego ahora— dijo Nalia.
Ella se echo a reír, fue una risa fría que me heló la sangre.
—Puedo, y lo estoy haciendo. Quiero el triple de la paga, y la quiero ahora. O, si no, le cuento la verdad a Skailer. Le digo que todo es un montaje, que ustedes me contrataron para engañarlo. ¿Qué crees que hará él, Elena? ¿Te creerá a ti, o a la 'Selene' que acaba de 'recuperar'?—
Sentí cómo la sangre se me subía a la cabeza.
¡La muy descarada! Nos estaba chantajeando.
—¡Estás loca! ¡No tenemos ese dinero! ¡Y si le dices algo a Skailer, te juro que te arrepentirás!—
Nalia intervino, con su voz más calmada pero con una amenaza velada. —Piénsalo bien, Camila. Si Skailer se entera de esto, no solo nosotras estaremos en problemas. Él no es un hombre con el que se juegue, y si tú ya lo investigaste, lo sabes—
Pero la actriz era de otro mundo. Su mirada era fría, y calculadora. —Ya lo pensé. Y tengo la sartén por el mango. O me pagan, o Skailer se entera de la verdad. Y créanme, no quiero que se entere de la verdad por ustedes—
Tratamos de convencerla, de apelar a su sentido común, a su miedo, a lo que fuera. Pero era inútil.
Estaba decidida.
—Nos vemos con Skailer en el restaurante donde quedamos en vernos 'El Dorado' en una hora. Si no tengo mi dinero para entonces, él sabrá toda la historia. Yo se la contaré. Y no me culpen, chicas. Es solo negocios, y yo necesito el dinero por adelantado y en efectivo—
Sin esperar nada más, se levantó y nos lanzó una última mirada triunfal y salió del café.
Nalia y yo nos quedamos en shock, el pánico subió por nuestras gargantas como una ola.
¡Esto era un desastre! ¡Un desastre monumental!
—¡Elena, tenemos que hacer algo! ¡No podemos dejar que le cuente la verdad a Skailer!— La voz de Nalia era un susurro histérico.
Me levanté de golpe, mi mente estaba en blanco, y mi cuerpo reaccionó por instinto.
—¡Vamos!, pensaremos en algo en el carruaje—
Salimos casi que corriendo del café, con el pánico impulsándonos. Fuimos al estacionamiento y subimos al carruaje de Nalia. Un Mercedes negro que ahora parecía un arma.
—Yo conduzco— Nalia dudo por un momento, pero me pasó las llaves.
Me dirigí al asiento del conductor y subí de inmediato al el.
Mis manos temblaban mientras encendía el motor y arrancaba despacio, salimos del restaurante y fuimos a la siguiente calle.
Estacione el carruaje y nos quedamos pensando.
La verdad ya no teníamos mas dinero, yo gasté todo lo que tenía, y Nalia también.
Sus padres no le darían mas dinero, y lo se porque ya lo intento y fue en vamos.
Los minutos pasaron y así se acabo el tiempo.
Conduje hasta el restaurante, teníamos que encontrarla, teníamos que detenerla, tratar de convencerla antes de que hiciera una locura.
Me apresuré a llegar al lugar. Era como un contrarreloj, una carrera contra el tiempo y contra nuestra propia ruina.
Mientras salíamos del aparcamiento, vi a Camila subiendo a un taxi.
¡Maldita sea! ¡Era más rápida de lo que pensaba! Aceleré, siguiendo al taxi con la mirada fija en él. Nalia, a mi lado, estaba pálida.
—¡Elena, cuidado! ¡Vas muy rápido!—
El taxi se detuvo frente a un restaurante elegante, "El Dorado".
Camila se bajó, arreglándose la ropa, con esa sonrisa victoriosa. Estaba a punto de cruzar la calle, de llegar a la entrada del restaurante, de destruir todo lo que habíamos construido.
No lo iba a permitir.
Mi pie se hundió en el acelerador. No sé qué pasó por mi cabeza en ese momento, solo la desesperación, el pánico, la necesidad de detenerla.
Nalia gritó a mi lado, dio un grito ahogado que apenas escuché.
—¡ELENA, NO!—
Pero ya era tarde.
El carruaje se abalanzó hacia adelante con una velocidad brutal.
Un golpe seco.
Un grito ahogado.
Y cuerpo de Camila voló por el aire antes de caer inerte sobre el asfalto.
El carruaje se detuvo bruscamente, el olor a goma quemada llenó el aire.
Nalia, con los ojos desorbitados, me miró, y su voz era un susurro cargado de horror. —¡Elena! ¡¿Qué hiciste?!—
Mi corazón latía como un tambor en mis oídos. El pánico se había transformado en una frialdad gélida.
La miré.
—¡Cállate!—
Mis manos temblaban, pero volví a pisar el acelerador. Tenía que salir de allí. Tenía que desaparecer.
El carruaje se movió de nuevo, dejando atrás el cuerpo inconsciente de Camila en el suelo.
El restaurante "El Dorado" brillaba a lo lejos, ajeno al horror que acabábamos de dejar atrás....
porque si no es como yo lo pienso o me lo imagino y de verdad Skailer cayo en la trampa y le dio la casa y la tarjeta confiando en que Elena hará lo que el dice sería idiota y un ingenuo
y esa será la prueba que ellas necesitan para su mentira
pd: espero que no la encuentren
ya que cuando estuvo con Nancy el sintió muchas cosas y que se de cuenta que eso es una trampa