El Corazón Del Rey

Axel llevo a Evelyn y Mila al parque de diversiones, contaba las horas para que la noche llegara, pues podría disfrutar de la niñera, le prometió que no la follaría y lo cumpliera, pero probaría cada parte de su cuerpo y le haría gemir su nombre, ahora que lo pensaba ella en ningún momento lo había llamado por su nombre de pila.

- ¡Papi! ¡Quiero subir a ese juego! – Señalo la pequeña el enorme juego mecánico.

- Dudo que te dejen subir- Dijo Mila al ver que había un límite de estatura y edad, Evelyn no cumplía ninguno de los dos, lo que Mila no sabía es que Axel cumple todo capricho de su hija así que le pago al encargado del juego para que su hija pudiera subir y así lo hizo en todos los juegos a los que por la edad y estatura su hija no podía subir.

El día en el parque de diversiones seguía, Evelyn estaba tan feliz de estar en ese lugar y más con su padre ahí, también con Mila se sentía como si estuviera en familia, con papá y mamá, siempre anhelaba tener una madre, pero todas las mujeres que conocía solo se acercaban por interés y quería a su padre solo para ellas, Mila parecía ser diferente, pues no parecía importarle su padre y se preocupaba mucho por ella.

- No comas muy rápido o te dará dolor – Dijo Mila limpiando con suavidad la mejilla de Evelyn.

- Papi, ¿No vas a comer? – Preguntó al ver que su padre no había comprado comida para él.

- No mi princesa, cenare en casa- Dijo con cierta diversión desviando su mirada hacía Mila, quien no lo miraba, pero ya tenía su rostro rojo ante su comentario.

- Bien, quiero ir al baño- Comentó Evelyn mirando a Mila, ella asintió.

Las dos se alejaron en búsqueda del baño, Axel solo las observaba, su hija realmente estaba feliz de tener a Mila a su lado, nunca antes se había encariñado con ninguna niñera y temía que ese cariño pudiera ser problemático en el futuro, tomó su teléfono entraba una llamada de Erick, contesto.

- Debes tener cuidado principito, buscaran que el León pierda el control con la idea de que así aparecerá el ser celestial – Hablo Erick de inmediato, Axel frunció el ceño.

- ¿Saben que soy yo? – Pregunto, había tratado de mantener su magia oculta por mucho tiempo, sobre todo por el hecho de que era el León Arcano.

- Eso parece – Respondió Erick.

Axel miró como el lugar comenzaba hacer un caos, la gente corría desesperada, se levantó de su lugar, empezó a escuchar disparos y su mirada se centró hacía donde fueron Mila y Evelyn.

- Están aquí- Dijo y colgó la llamada.

Axel corrió hacia donde fueron Mila y Evelyn, su pequeña una vez más estaba en peligro, tenía que salvarla y también a Mila, su furia crecía cada vez más, al punto que el león despertaba y quería tomar el control.

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Avery estaba viendo su teléfono no podía dejar de pensar en la noche tan loca que tuvo, quería encontrar a ese hombre que la hizo sentir como una verdadera mujer, pero sería imposible si no tenía ni una sola pista, aunque ahora tenía que pensar en Sol negro, esa organización había cambiado mucho en los últimos meses, tocaron la puerta y ella dio orden para que pasaran.

- Señorita, el detective Erick Leroy la busca- Dijo su mayordomo, Avery puso los ojos en blanco.

- Dile que no estoy- Respondió, ahora ni siquiera tenía ganas de verlo a él.

Antes de que el mayordomo dijera algo, Erick entro a la recamara, Avery frunció el ceño, le hizo señas al mayordomo para que se marchara.

- ¿Qué carajos quieres? – Preguntó dejando su teléfono a un lado.

- Tu hermano y tu sobrina están en peligro – Dijo, Avery se levantó de inmediato de la cama, dio unos paso y cayo de rodillas por el fuerte dolor de caderas.

- ¡Mierda! - Se quejó, Erick sonrío con una leve inclinación de cabeza, orgulloso de su travesía en el cuerpo de aquella mujer.

Avery se levantó del suelo y soportando dolor se dirigió a su armario para cambiarse de ropa, tenía que ir y ayudar a Axel, sabía que podía hacerse cargo él solo, pero estand Evelyn las cosas serían complicadas, se puso unos jeans y una blusa, todo de color negro, sujeto su cabello a una coleta alta.

- Moviliza a los hombres, ayuden a Axel con la protección de Evelyn y también de Mila Haro- dijo mientras se colocaba un comunicador en su oreja. - ¿Sigues aquí? – Pregunto al salir del closet, ahí seguía Erick.

Erick no respondió, pensaba en marcharse en el momento que le dijo a Avery que Axel está en problemas, pero extrañamente solo saber que ella intervendría en el ataque prefería quedarse a su lado y protegerla.

- Vamos- Dijo de manera autoritaria.

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Axel llego hasta el centro donde se daba el ataque, logro ver a Evelyn y Mila ocultas en una esquina, Mila cubría con su cuerpo a Evelyn en modo de protegerla, un grupo de hombres se acercaron a ellas y le apuntaron con armas de fuego.

- Entrega a Evelyn Carter y saldrás con vida- Dijo uno de los encapuchados, Mila aferro a Evelyn a ella y negó – Estúpida- Soltó el hombre, hizo señas a sus hombres.

Los hombres tomaron a Mila y Evelyn, la pequeña gritaba desesperada al ver como la separaban de Mila, ella forcejeaba para ir con la pequeña, otra vez estaba en peligro, no quería que se la llevaran tan solo era una niña.

- ¡Evelyn, déjenla! - Grito, mordió al hombre que la sostenía y la soltó, Mila corrió hacía Evelyn, pero el hombre al que mordió la jalo del cabello e hizo que se arrodillara.

- ¡Perra! - Le dio una fuerte bofetada.

- ¡No la lastimen! - Grito Evelyn mientras pataleaba en brazos de uno de esos hombres, el hombre volvió a golpear a Mila frente a los ojos de Evelyn, la pequeña comenzó a llorar y seguía lanzando sus patadas y puños. - ¡Papi! ¡Ayuda! - Grito la pequeña.

Los hombres escucharon un fuerte rugido, miraron hacia el cielo y ahí estaba ese hombre con unas enormes alas de color negro, sus ojos eran negros con sus iris en forma de gatos, sus manos se convirtieron en filosas garras.

Mila apenas consciente dirigió su mirada a aquel alado, su corazón comenzó a latir con fuerza, extrañas imágenes pasaban por su mente, una bella alada, un hermoso león con alas negras, sus lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.

Axel miraba todo lo que pasaba, su pequeña hija en peligro y Mila Haro herida, los causantes eran esos hombres que no vivirían mucho tiempo, se lanzó contra ellos, primero libero a Evelyn.

- Cierra los ojos, princesa- Ordeno Axel ya tenía en brazos a su hija, había arrancado los brazos del hombre que la tenía, ella obedeció, Axel no dejaría que su pequeña viera la masacre que estaba por iniciar.

- Salva a Mila, papi- Susurro abrazándolo con fuerza.

Axel fue rodeado por un grupo de hombres, sonrió, no eran nada contra él, estaba furioso, ver a Mila así de herida era lo que más lo enfurecía, ella había hecho lo posible para salvar a Evelyn, quien solo era una niña a la que cuidaba, nadie se arriesgaría así para salvar a alguien que apenas y conocía.

Los hombres dispararon Axel uso sus alas para proteger a Evelyn, se lanzó contra ellos, les quito las armas y arranco diferentes extremidades de su cuerpo, luego fue hacía Mila, tomo al hombre que la golpeo y lo lanzo contra un edificio.

- ¿Estás bien? – Preguntó arrodillándose frente a ella, Mila no dijo nada, solo podía mirarlo con esos aceitunados llenos de dolor, su mejilla estaba roja e hinchada.

Un grupo de autos llegó, de uno bajo Avery lista para la pelea, Axel cargo a Mila en brazos y camino hacia su hermana, ella se sintió aliviada al ver que su pequeña sobrina esta ilesa, pero se enojó al ver que Mila estaba herida.

- No intervengan – Ordeno Axel al entregar a Evelyn a su hermana, personalmente se haría cargo de los hombres que se atrevieron a arruinar su tarde con su preciada hija y sobre todo con el que se atrevió a dañar así a Mila.

Erick también llegó su mirada se desvió a Mila a pesar del golpe en su rostro notó esa inocencia en ella, luego dirigió su mirada a Avery, ella siempre ha sido una mujer empoderada, recordó las imágenes del asesino de Jade, tanto Avery como la niñera tenían rasgos similares a esas mujeres, pero no era posible, el dragón no sentía más que odio hacía Avery Carter, se hubiera dado cuenta si ella era su amada Reina ¿No?  Y eso pasaba con Axel, si esa chica era su amada celestial, el León ya lo sabría, tal vez solo eran coincidencias.