Frontera Roja

En el juicio están la familia Vergara, la familia Burga, testigos que estuvieron en el hospital y aquellos que estuvieron en la calle viendo la persecución.

-Señorita Victoria, ¿Por qué razón secuestró al menor?

- Yo no secuestré a ningún menor. Esa mujer de allí – señala a Klea – me odia. Y me ha tendido una trampa.

- Su señoría, - el juez de menores pide la palabra – Quiero pedir la palabra.

- Permiso concedido.

- La señorita Victoria Burga es una persona que tiene una cualidad posesiva, siempre hace problemas y con la intendente Vergara tiene odio profundo por un malentendido, y esa tensión se ha mantenido hasta el día de hoy…

- Yo odio a la estúpida esa porque me estaba quitando mi novio. – interrumpe al juez señalando a Klea.

- Intendente Vergara ¿Estaba usted seduciendo a un hombre comprometido? – el juez quiere escuchar las declaraciones de Klea.

- Aquí presento mi informe mensual, si a usted le viene en gana de leer cada uno de mis informes, se dará cuenta de lo mucho que tengo que soportar a esta gente que parece hortelano y yo el perro. – Klea deja su informe ante el juez.

- El perro y el hortelano – el juez parece entender lo que Klea quiso decir – interesante manera de describir.

- Soy intendente, pero siempre se me ha tratado de agente o mejor dicho de aprendiz. Es recién que me decidí reírme de cada uno de ellos con mi uniforme de Interpol y con mis distintivos como intendente que soy. – habla si sentir absolutamente nada, estaba en modo indolente – Y créame que después de haber sufrido tanto jamás pensé que cachetear diplomáticamente fuera tan divertido. – está frase fue expresada con sarcasmo – Digo, porque hasta el más manso se cansó de los tontos.

- ¿Insinúa que la ha tratado mal todo el tiempo? – al juez no le cabe ni la menor idea de todo lo que ha pasado.

- Así como a mí me tratan, tratan a los migrantes o quizás peor. Desprecian tanto a los de color, inclusive a un niño enfermo como Kader, y a una recién nacida que lucha por su vida desde el momento que vino al mundo. – Klea se puso de pie – que termine el juicio presento mi dimisión.

La sala se altera, la decisión de Klea puso a todos a murmurar.

- ¿Qué haremos sin ti, Klea? – murmuró Alejandro, quien estaba en las últimas filas.

- Intendente Vergara ¿Está segura de su decisión? – preguntó el juez.

- Irrevocable, Su señoría – Klea se sentó.

- Tú no puedes hacer eso. – Javier quiere que Klea se retracte de sus palabras.

- La intendente soy yo. – miraba un punto muerto.

- Su señoría, puedo continuar – Javier pidió la palabra.

- Culmine, por favor. – le cede la palabra.

- Ya no contamos con espacios en los albergues y tres menores se quedaron sin hogar, la intendente me suplicó para que le diera la custodia temporal, hasta conseguir familia para los huérfanos, solo falta Kader y está enfermo, esta depresión por separación, como verá su señoría, Kader es un niño pequeño, y como soy su representante legal estoy aquí en calidad de defensa.

- ¿Qué tan delicado está el menor? Su respuesta intendente Vergara.

- Solo pronuncia la palabra mamá.

- ¿Desde el primer momento que el niño se comporta así?

- No, el niño decía varias palabras, pero lloraba mucho, se sentía desprotegido.

Alguien le murmura algo al oído del juez.

- Me acaban de informar que el niño ha venido acompañando de su doctor. Háganlo pasar.

Se abre la puerta lateral de la sala, el doctor tenía de la mano a Kader, el pequeño estaba llorando.

- ¡Oh, pequeño! ¿Por qué tantas lágrimas? – el juez se rebaja a la altura del niño.

Kader solo decía mamá en su idioma.

- ¿Qué está diciendo el niño? Alguien entiende el idioma del pequeño.

- Está buscando a su madre – dijo Klea poniéndose de pie. Luego habla en kurdo para orientar al niño de que no está solo.

Kader busca la voz, la conoce y dice mamá con desespero hasta que la encuentra y suelta su mano de la del doctor y corre hacia mamá. Klea lo toma en sus brazos y lo mima.

- Su señoría, está semana termina el plazo de los quince días, debemos separarlos, ella no puede encariñarse del niño. Quiero que usted autorice está petición que está conforme a ley.

- La intendente habla kurdo, el niño la llama mamá, y lo veo tranquilo en sus brazos, está enfermo de depresión. Su petición es denegada, la intendente puede tener la custodia de Kader hasta el día que cumpla su mayoría de edad.

El juez ya cerró ese punto, Klea ganó la custodia de Kader, ella está más que feliz, nadie le podrá quitar su niño sino hasta el día que cumpla su mayoría de edad.

Solo falta el caso de Victoria con cara de vencida, Alejandro está contento por Klea, ella podrá criar a Kader en paz, pero falta una imagen paterna, el niño necesita de un papá, Klea tiene que escoger a alguien. Alejandro espera ser aceptado por Kader, para que Klea lo acepte, sería una bonita oportunidad de estar junto a ella.

Hubo varias sesiones, Victoria se negaba a decir la verdad, hasta que se dio cuenta que solo empeoraba la situación, al sentirse derrotada habló la verdad, pero eso no ayuda a reducir la condena, ella se condenó a veinticinco años de pena privativa de libertad efectiva.

Todos saludaron la decisión final del juez, Kader empezó a decir más palabras en su idioma, está mejorando, ha vuelto al hospital para culminar su tratamiento, ahora es con el psicólogo, es su primera visita, y le organizan sus sesiones de terapia para que pueda superar la depresión. Gracias al duro trabajo de mamá y de los abuelos, Kader vuelve a mostrarse tranquilo; Alejandro quisiera tener oportunidades de ver al niño y hablarle, para ganarse su confianza y que probar suerte si le dice papá y poco a poco ver si Klea lo acepta en su vida.

El día después de que se dictó sentencia a Victoria Burga, el juez habló con la intendente, la convenció a que no renuncie como policía, después se firmaron los documentos donde se estipula que Klea es la tutora legal de Kader hasta su mayoría de edad.