¿Morir así de miserable? Esta novela es una mierda. Todos son unos lunáticos.
‹El villano maldito›, era una popular novela histórica sangrienta y con un romance un poco torcido. Leí el libro hasta que mi cuerpo enfermizo no pudo ni siquiera sostener el libro, y quedé ciega. No debí tener siquiera una pizca de lástima por el final miserable de la protagonista de la historia, ¡Entonces no habría reencarnado en su cuerpo! La princesa heredera y, el personaje más lamentable del libro. Murió tratando de dar a luz al heredero del frío y despreciable príncipe maldito, a quien amó sinceramente. El feto ni siquiera esperó 9 meses, como un monstruo, desgarró el vientre de su madre. No sé que pensaba esa princesa, pero no tendré una muerte tan lamentable otra vez. “En primer lugar, debo cancelar ese maldito compromiso”—Pero, ese desgraciado príncipe me tomó de la mandíbula y frunció el ceño atractivamente —“¿No me amas?—¿Estás tratando de escapar de mí?”.
原创故事。
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Capítulo 16 : Nueva dama de compañía.
...⚘...
—Su maquillaje está hecho.
Borá se hizo a un lado para que pudiera verme al espejo del tocador. No hizo un maquillaje ostentoso y llamativo.
Decoró mis párpados con pedrería simple y me pintó los labios perfectamente con pintura roja de rosas.
A esta piel pálida, no le favorece el polvo.
Pegó delicadamente una piedra preciosa en forma y color de una gota en el centro de mi frente.
Esbozó una sonrisa satisfecha en los labios antes de salir.
—También he terminado.
Ting se bajó del taburete hecho de madera que estaba detrás de mí; una vez acabó de peinarme. Tejió una larga trenza llena de ostentosos accesorios y horquillas doradas; justo igual a la que Aklen tenía aquel día. Resulta que, me gustó mucho.
Ting es la niña inusualmente pequeña que llegó al palacio Gwshan en Hwanhuan antes de que mi padre colapsara.
Es extraña.
Todo lo que sé es que proviene de Gwshan y, también puede ver la cantidad de maná que alberga una persona. Y, también sabe que he reencarnado en este cuerpo.
Si fuera un adulto la fuera matado sin titubear, pero, yo...
...no puedo matar niños.
Odette también ha estado obstinadamente insistente en echarla, así que la dejé conmigo; es una niña que no tiene a donde ir después de todo.
—Añade esto.
Le extendí la mano; entregándole el clip dorado para el cabello que me dio el curandero Lin en el funeral de Runhui. Quizás, pueda encontrarme con su dueño.
Me lo quitó de las manos y esbozó una gran sonrisa; achicando sus ojitos brillantes.
Arrastró el taburete y se subió sobre el para alcanzar mi cabeza. Se alzó de puntillas y lo acomodó decorando la trenza; la preciosa gema en medio de color carmesí resaltaba.
Dio saltitos para bajarse del taburete y aterrizó de pie.
—S-Su maná —tartamudeó tiernamente —su energía no es débil hoy.
—¿Huh? ¿Realmente?
Ting asintió.
Hice una mueca con extraño.
¿Por qué?
—¿Ha tenido contacto físico con alguien últimamente?
Se puso la mano sobre el mentón; pensando.
—¿A qué tipo de contacto físico te refieres?
He tenido contacto físico como cachetear y hostigar a Odette, dejar eunuco al malnacido de su hermano...
—Solo existen dos formas de que el maná pueda recargarse a través de otra persona mediante al contacto físico. Un beso y hacer eso.
—¿Eso?
—Cuando una mujer y un hombre-
—Lo entendí.
Mi cara se enrojeció.
—Cuando la vi llegar de la ceremonia de conmemoración del príncipe, tenía los labios manchados de pintura de flores para labios, ¿Fue un beso?
Inclinó el cuerpo para mirarme divertida.
Asentí desvergonzadamente.
—¿Con quién?
—Zorám.
La vi reponerse, se recostó en mi regazo.
—¿El príncipe Zorám?
—¿Lo conoces?
Asintió esbozando una sonrisa.
Los niños Huai Sheng deben conocer toda información acerca del imperio Hwanhuan supongo.
Me miró después de pensar por un rato.
—¿Nadie más?
—Hwan.
Aunque yo no lo besé.
—¿Huh?
Abrió los ojos aun más haciendo una mueca de sorpresa, pero después se le escapó una sonrisita con un toque de picardía.
—E-Entonces, ¿Ha besado a dos hombres el mismo día?
—Ja~ si lo dices así, entonces... Sí.
Comenzó a reírse con ternura.
—No es un secreto que el príncipe Hwan está maldito, por lo que su cuerpo debe almacenar un alto poder mágico. Nunca lo he tenido cerca, así que no puedo saber cuan alto es.
⟨“El villano, Hwan, solo puede ser controlado por Mei, quien tiene dotes mágicos que igualan su maldición. Pero Mei, quien tiene un maná débil, necesita del contacto de Hwan para recargar su maná y, poder controlarlo”⟩.
Es como un círculo sin sentido. Y, es la razón por la que el autor hizo que el maná de Mei fuera débil. Aunque la Mei de ahora, ni siquiera llegó a leer esa parte de la novela original.
—Básicamente, el príncipe Hwan ha recargado su energía mágica temporalmente.
Mierda.
¿Qué estaba pensando el autor de la novela cuando hizo tal cosa? Ni siquiera sirvió de nada, ya que, Mei murió sin saber nada de esto.
¿Y por qué tenía que ser Hwan precisamente? ¿No podía ser Zorám? Es decir, ambos son hermanos gemelos, ¿Por qué tuvo que ser ese loco el que se llevara todo lo bueno?
—Sigues diciendo que el príncipe no te interesa, pero aprovechas cualquier oportunidad para tenerlo cerca.
La habitación se llenó de la voz irritante de Odette.
La silla de ruedas en la que entró, no le permitió llegar corriendo frenéticamente como la última vez.
Una risita se me escapó al verla de ese modo.
¿Qué tan destrozadas le dejaron las piernas esos hombres?
—¿Te divierte verme así?
Me miró con desprecio y fastidio cuando se percató de la sonrisa que tenía plamada en la cara.
—Por supuesto.
¿Para qué mentirle? Es un pegoste.
Rechinó los dientes rotos y amarillos que tenía.
Asqueroso.
—¿Qué quieres? Tu presencia me molesta.
Gruñó, pero aun así me respondió a regañadientes. No tenía más opción que bajar la cabeza como un perro, otra vez.
—He asignado una dama de compañía para ti. Era el pensado del difunto.
Desvergonzada.
¿Se refiere a Runhui? Tan solo hace días, estabas lloriqueando por él como estúpida.
Levanté una ceja y me crucé de brazos.
—La he escogido personalmente. Ha servido al mismísimo emperador de Hwanhuan desde pequeña, así que, te servirá bien, justo como te gusta.
Me quedé quieta y miré al espejo del tocador; esperando ver a la mujer que pasaría por la puerta.
Levanté las cejas cuando se paró a mi costado y se reverenció.
Un cabello rojizo, ondulado y largo y, unos ojos pintados de color carmesí que ya conocía indagaron con detenimiento en los míos; tratando de descifrar al menos uno de mis gestos.
Agachó la cabeza y, cuando la levantó curvó sus labios en una leve sonrisa volviendo a mirarme.
—Me regocija volver a encontrarme con usted, princesa heredera Gwshan. Permítame servirle fielmente como su dama de compañía.
Al inclinarse otra vez, sus largos rizos rojos reposaron sobre el tocador.
—¿Ma'am Aklen?