Jonas. Emperador Renacido

Nirella marcho con su familia al día siguiente tal y como estaba  planeado, el viaje duro una semana, al llegar al territorio de los abuelos de Nirella, los Vancouver, las tres niñas miraban muy emocionadas atreves de la ventana  como caían los pequeños copos de nieve y cubrían el paisaje de blanco. 

Al llegar a la mansión Vancouver el carruaje se detuvo  frente a un enorme  portón de hierro negro, que contrastaba  con la blanca nieve. Después de anunciar quienes eran el portón fue abierto de par en par dejándolos entrar. Al llegar al patio Robert bajo del carruaje, se acerco a los padres de Gissel, Dante y Maya. Ellos se veían exactamente igual que la ultima vez que los había visto, Maya llevaba su larga cabellera castaña suelta, atrapando los pequeños copos de nieve que caían,  Dante por su lado llevaba su cabello negro peinado hacia atrás.

__ ¿Qué haces aquí?, Pregunto Dante.

__ He traído a las niñas, hace mucho tiempo que no las ven.

__ ¿Las dejaras con nosotros?, Pregunto Maya.

__ No, ellas son mis hijas y estarán donde yo este.

__ Ellas estarían mejor con nosotros.

__ Los hijos deben estar con sus padres, no con sus abuelos y si siguen insistiendo que ellas se queden con vosotros daré media vuelta y nos iremos.

__ Tan arrogante como siempre.

Dijo Dante.

__ No hagas eso, mientras estén aquí no insistiremos en que nos las des.

Robert dio media vuelta, se acerco al carruaje, abrió la puerta y dijo.

__ Niñas, bajen, ya hemos llegado.

Nirella y Fiona bajaron primero, Greta le lanzo los brazos a su padre para que la ayudara a bajar. El suelo estaba resbaladizo debido al hielo, Fiona estuvo apunto de caer, Rober la sujeto con la mano que tenia libre ya que llevaba a Greta en brazos y dijo.

__ Ten cuidado Fiona. 

Fiona se aferro a la mano de su padre, al acercarse a Maya y a Dante, Robert dijo.

__ Greta, ellos son tus abuelos, Maya y Dante.

__ Hola.

 Saludo Greta con la mano.

Maya se sorprendió al ver lo mucho que se parecían las hijas de Gissel a ella, eran su vivo retrato. Maya le dio un fuerte abrazo a Fiona y a Nirella, luego extendió sus brazos a Greta pero ella no quiso ir con ella, en su lugar se aferro al cuello de su padre. Maya se sintió algo triste, Dante puso su mano en el hombro de su esposa y dijo.

__ Esta haciendo mucho frío, entremos.

__ El interior de la casa estaba calentito, Greta se sintió sofocada por el grueso abrigo que llevaba y dijo.

__ Papá, tengo calor.

Fiona y Nirella se quitaron sus abrigos mientras Robert le quitaba el abrigo a Greta, Maya dijo.

__ Deben estar cansados por el viaje, pediré que preparen sus habitaciones, por mientras comamos algo.

Fiona y Nirella asintieron enérgicamente, ambas tenían mucha hambre. Dante los guío hasta el recibidor mientras Maya organizaba todo, ella volvió poco después con una   bandeja con chocolate caliente para Fiona y Greta, una taza de té para Nirella, y café para Dante y para Robert. Una de las sirvientas llevo una bandeja llena de bocadillos y pasteles. Greta al ver los pasteles se bajo de los brazos de su padre y tomo todas las que pudo con sus pequeñas manos. Robert dijo.

__ Greta no hagas eso, solo toma una.

__ No importa.

Dijo Maya. __ Deja que tome las que quiera.

__ No, Fiona y Greta tienen un problema con los dulces, no dejo que coman demasiadas.

__ Son solo niñas, no puedo creer que les prohibas comer dulces.

__ Si comen demasiados dulces  luego les duelen los dientes y no pueden dormir.

Maya se sorprendió al ver que Robert se preocupara tanto por sus hijas, a ella él siempre le había parecido un hombre frío que no se preocupaba por nadie que no fuera él, pero al parecer estaba haciendo un buen trabajo cuidando de sus pequeñas hijas.

Greta dejo las demás galletas en la bandeja y tomo solo una, Robert le enfrió el chocolate a Greta hasta que este estuvo a una temperatura adecuada para que ella no se quemara, Dante pregunto.

__ ¿Cuánto tiempo os vais a quedar?

__ Aun no lo se, quizás un mes, todo dependerá de como vaya el invierno.

Mientras Nirella bebía su té en silencio, Maya dijo.

__ Cuanto has crecido Nirella, eres toda una señorita.

__ Gracias abuela.

__ Eres tan bonita como tu madre, seguro tienes muchos pretendientes.

 Nirella no recordaba tener pretendientes y dijo.

__ No tengo pretendientes, pero si tengo un prometido.

Maya se giro a ver a Robert y le dijo.

__ ¿Has comprometido a Nirella?, ella aun es demasiado joven.

__ Esta comprometida con el príncipe Jonas Blaktrom,  me pareció que era un buen candidato para esposo.

__ Aunque sea un príncipe deberías romper ese compromiso, es triste que sea obligada a casarse con quien ella no ama.

Robert se río y dijo.

__ Ustedes también forzaron a casarse a Gissel, no se a que vienen sus reproches.

__ ¿Crees que hubiéramos casado a nuestra hija contigo si ella no te amara?, Gissel fue la que pidió vuestro compromiso, ella ya se caso enamorada, si no hubiera sido así no la hubiéramos dejado contigo.

Robert se quedo muy sorprendido, él jamás se había imaginado que Gissel había sido quien había pedido el compromiso entre ellos dos.

__ Gissel nunca me lo dijo.

__ Ella te conoció durante un evento de caza, dijo que tu la ayudaste cuando había estado apunto de caer, ella se enamoro de ti a primera vista, pero supongo que tu no lo recuerdas.

Robert recordó ese día, el tenia fiebre así que su vista estaba borrosa pero no había querido quedarse en su casa ya que no quería perderse la competición de caza, su fiebre había sido muy alta ese día y él casi no guardaba recuerdos lo que había pasado.

__ ¿Gissel ya me amaba cuando nos presentaron?

__ Así es, así que no deberías haber sometido a tu hija a un matrimonio político, Gissel jamás lo hubiera permitido si siguiera con vida

Las palabras de Maya fueron como dagas clavándose en su pecho y se pregunto si haber aceptado un compromiso entre su hija y el príncipe heredero había sido un error. 

Nirella estaba feliz de que Jonas fuera su prometido y dijo.

__ Abuela, a mi me gusta mi prometido y me gustaría que te abstuvieras de hablarle de esa manera a papá, estoy segura que él solo lo hizo pensando en mi bien.