NovelToon NovelToon
Pequeña Rebelde

Pequeña Rebelde

Status: En proceso
Genre:Embarazo no planeado / Profesor particular / Amor-odio / Diferencia de edad / Donde hubo fuego cenizas quedan
Popularitas:4.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Miry - C

La mujer con la que se iba a casar murió en el altar, pero Adiel Mohamed no podía superar es emomento, hasta que regresó a su pueblo, y unos ojos verdes los flecharon.
Se enamoró perdidamente de Kiara Salma, la sobrina del capataz de su hacienda, una chiquilla que su madre odiaba con toda el alma. Pero eso no impidió que Adiel la amara, y la convirtieran en su todo.
Lo único que logró apartarlo del lado de su amada, fue que era menor de edad, sobre todo, era su alumna, y estaba prohibida para él, en todos los sentidos.
Decidió marcharse, y regresar cuando ella fuera mayor de edad, pero antes de partir, la hizo suya, marcando la como suya, pensando en su regreso convertirla en su esposa. Pero cuando regresó, Kiara ya no estaba, ella había desaparecido. Y su padre habría muerto, lo que le dejó destrozado y desdichado por cinco años, hasta que la volvió a ver, con una niña en brazos, la cual supo inmediatamente que era su hija.
Pero resultaba que Kiara lo odiaba.

NovelToon tiene autorización de Miry - C para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Se terminan las bromitas pesadas.

Me encierro en la habitación a llorar. Jamás nadie me había tratado así, ni mucho menos se habían atrevido a besarme. Aprieto mi almohada contra mi pecho al sentir un vacío inmenso por dentro. No tengo una mamá a la que podría contarle lo que me pasa.

Trago grueso cuando escucho la puerta abrirse. Limpio mis lágrimas y procedo a cerrar los ojos. Escucho al tío ingresar y se acomoda a mi lado.

—¿Duermes, cariño? —cuestiona, y lo que hago es sollozar. Quisiera gritar que no duermo y que estoy despierta con el corazón hecho pedazos, porque no sé en qué momento me enamoré de Adiel Mohamed y sus palabras me han lastimado en lo más profundo de mi corazón. Saber que ama a otra y verlo con ella ha clavado una espina en él.

Nunca imaginé que amar doliera tanto. Escuchaba a mis amigas decir que enamorarse era lo más bonito del mundo; sin embargo, yo no lo siento de esa forma.

Me rehúso a aceptar ese sentimiento por muchas razones. La más fuerte es que él ama a la "pelos de lote", y siempre la amó. La sensación que siento en mi garganta es desesperante, parece un nudo atado que no rueda por nada.

Ruego al Señor de los Ejércitos que mi tío salga de la habitación, porque no me aguanto las ganas de llorar, y es tan estúpido llorar por alguien que ni siquiera sabe de mis sentimientos. Cuando al fin se va, lloro silenciosamente. Puedo sentir las tibias lágrimas rodando por el puente de mi nariz. Paso saliva y el nudo sigue pegado como una garrapata. El sollozo lo aplaco sobre la almohada. No sé en qué momento me duermo, pero despierto con el canto del gallo.

Rápidamente preparo el desayuno y, después de servirle al tío, camino hasta la habitación y me visto. Hago todas mis necesidades y salgo rumbo al colegio. De camino al antes nombrado, veo el auto de Adiel pasar. Pasa de largo sin detenerse a molestarme. Agradezco por ello.

Como nunca, llego tarde al colegio. Ingreso cuando están a punto de cerrar la puerta. Subo rápidamente al piso dos. El examen de matemáticas ya debe haber empezado. Con sutileza abro la puerta y mis ojos se agrandan al ver al profesor sentado sobre el escritorio.

—¿No le enseñaron a tocar la puerta? —farfulla, y me quedo en trance.

—Cierre la puerta y toque antes de ingresar —pide, y bajo la mirada. Procedo a cerrar la puerta porque no quiero empezar el día discutiendo con ese hombre.

Toco la puerta como ordena el imbécil de mi nuevo profesor. Escucho su áspera voz y suspiro.

—Adelante —masculla, y entrecierro los ojos. Saludo y camino hacia mi asiento. Una vez ahí, se levanta y posa sobre mi pupitre la hoja del examen. Pasa de largo dejando su aroma en el aire. Es tan fragante el perfume que usa que no puedo dejar de aspirarlo y sostenerlo en mis pulmones.

La indiferencia de Adiel me mata. Pasa de un lado a otro sin voltear a verme. La única vez que sus ojos azules me miran es cuando abro la puerta sin tocar. Ancio su mirada. Quiero sentir esos ojos dirigidos a los míos. Soy inexperta en el amor, no sé cómo controlar mis sentimientos. Doy vuelta al esfero sobre mis dedos por lo nerviosa que estoy.

Por un instante pienso en el tío. El recuerdo de los años anteriores felicitándome por mis excelentes calificaciones llega a mi mente. No puedo fallarle al hombre más importante de mi vida. Debo continuar siendo la mejor alumna para que él se sienta orgulloso de mí.

Suelto un suspiro y expulso todos los recuerdos de Adiel. Me dedico de lleno al examen y, antes de que la sirena suene, termino. Camino hasta el escritorio y dejo el examen. Regreso a mi asiento a espera que me informe salir. Nunca lo hace. Incluso dos chicos más terminan el examen y les deja salir. En cuanto a mí, no pronuncia mi nombre y ni siquiera dice "puedes salir".

Me cruzo de brazos y me recuesto en el espaldar de mi silla. Todos los que van terminando van saliendo. No me atrevo a salir porque el primer día me lo impidió. Ahora espero su orden para retirarme y no lo hace. Cuando me armo de valor, la sirena suena.

—Necesito las hojas sobre el escritorio —replica mientras camina hasta el antes nombrado.

Sin esperar un segundo más, saco el dinero de mi bolso y camino hasta la puerta con el temor de que me va a detener. No obstante, pasa por mi costado golpeando mi hombro con el suyo y, peor aún, sin pedir disculpas.

Entrecierro los ojos y suspiro. Inhalo y suelto aire tratando de ignorar a ese idiota que se hace llamar profesor.

Camino por el pasillo lentamente cuando la mano de Gonza cae sobre mis hombros.

—¿Qué tal tu examen, Kia? —cuestiona y me mira.

—Bien —afirmo sonriente y le abrazo por la espalda—. ¿Y el tuyo? —inquiero mientras caminamos abrazados.

—Excelente —musita afirmando su cabeza a la mía. Quienes nos ven piensan que somos novios, pero lo que nadie se imagina es que quiero a Gonza como el hermano que nunca tuve. Junto a mi amigo hacemos la fila para comprar en el bar. Hoy más que nunca está lleno. Me empiezo a desesperar por la enorme cola, y cuando miro hacia adelante me encuentro con la mirada de Adiel. Viene saliendo con su charola y no deja de observarme. Trago grueso y suspiro profundo. Sin poder controlarme, muevo mi pie en disimulo y choca con el de él, lo que provoca que se tropiece y todo lo que lleva en la bandeja caiga al suelo.

—Profesor —mascullan los demás, y yo siento una satisfacción infinita en mi pecho, tanta que no puedo parar de reír. Adiel se repone manteniendo el equilibrio y no cae al suelo. La que sí cayó fue la charola de bebidas que llevaba en sus manos. Tiemblo cuando esa mirada endiablada se aposenta en mí. Paro de reír y me sostengo de Gonza. Este último musita temeroso:

—Kia, no tuviste nada que ver, ¿cierto?

Muevo la cabeza en negación. Al mismo tiempo trago grueso porque Adiel está parado frente a mí.

POV DE ADIEL.

—Kiara Salman... ¡A mi oficina! —pronuncio rechinando los dientes y pasando por su lado. Camino a pasos rápidos mientras escucho las risas de todos los estudiantes. Estoy por salir del comedor y me detengo. Hago un giro y los miro con ojos iracundos. Basta mi mirada asesina para que todos se callen. Luego la clavo en Kiara y bramo:

—Un minuto le doy para que llegue a mi oficina.

Dicho eso, camino hasta el lugar que se me ha otorgado como mi espacio privado en el instituto. Al llegar dejo la puerta abierta, camino hasta el escritorio y me siento tras él dando la espalda a la entrada. Segundos después escucho los pasos de alguien.

—Cierre la puerta —ordeno de espaldas. Acto seguido, la puerta se cierra de golpe, como si la hubiera cerrado con los zapatos. Quiero girarme para regañarla, pero me detengo cerrando los ojos y soltando un suspiro relajante.

Aunque no tengo ojos en la espalda, puedo sentir que me está observando fijamente. Inflo mis pulmones y opto por levantarme. De reojo la veo cruzada de brazos y moviendo una de sus piernas. Suelto el aire retenido y poso mis ojos azules en ella. La miro como me propuse hacerlo, con indiferencia y sin importancia alguna.

—Señorita Kiara Salman, de ahora en adelante va a respetarme porque no solo soy su patrón, también soy su profesor, y eso implica respeto de parte suya hacia mi persona. Si vuelve a hacer lo que acaba de hacer, no solo llamaré a su representante, también haré que la expulsen del instituto. ¿Entendió? —rujo mirándola fijamente.

—Significa que me dejará en paz, que ya no me molestará más y tampoco me... —comienza ella, pero la interrumpo.

—No más —acentúo—. Hoy se terminan las bromitas pesadas. Cuando se vaya a dirigir a mí, lo hace con el mismo respeto que lo hace con los demás licenciados. ¿Entendido?

La veo tragar grueso.

—Me parece bien, porque ya no aguantaba su acoso —balbucea llevando la mano a la puerta.

—No he dicho que puede irse —vocalizo acercándome a ella. Quedo tan cerca que al soltar el aire de mis pulmones cae en su cabello—. Nunca hubo tal acoso, ni mucho menos interés. Eso quiero dejarle claro. Yo soy un hombre que jamás pondría sus ojos en una adolescente, mucho más si es mi alumna. Lo que pasó en los días anteriores no se repetirá y tampoco quiero que divulgue lo sucedido. No quiero que aquello llegue a oídos de mi novia. Desde hoy, tanto usted como yo mantendremos nuestra distancia: usted como mi alumna y yo como su profesor. Ahora retírese —culmino y doy media vuelta.

Inhalando un profundo suspiro, camino hasta el escritorio y, una vez que la puerta se cierra, suelto el aire retenido.

—Bien, estuvo muy bien —me doy ánimos a mí mismo y dirijo la mirada hacia el estadio—. Tú puedes, Adiel, tú puedes.

1
Liz Baez
Me encanta tu novela, espero que lo puedas actualizar pronto, besos bendiciones 😘
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play