Luego de vivir una vida de forma sumisa, pensando que de esa forma todo era mejor, Luna muere en manos de un asesino, fuera de un supermercado a sus treinta años, arrepentida por no vivir de la forma en que quería, pide fervientemente una segunda oportunidad. ¡Que luna tan hermosa la de esta noche, lástima que no la podre ver más! piensa antes de morir desangrada. ¿Qué ocurrió?, desperté en un hospital, pero este no es mi cuerpo y ¿porque tengo orejas de conejo? Reencarnada en otro mundo, ocupando otro cuerpo, descubre que la chica tambien se llama Luna y la dificil vida que llevaba, ademas de que la intentaton asesinar y el principal sospechozo es un hombre que aparece en sus sueños, como un recuerdo de lo ocurrio, quien ademas es uno de sus compañeros de clase y un lobo blanco, uno de los principales peligros para los conejos. Asi comienza esta trama dondd Luna buscara al culpable para tomar venganza
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Capitulo 16: Es fácil crear confusiones.
EL lugar estaba tan lleno de objetos que, en media hora de búsqueda, solo pudieron abordar un pequeño espacio, mientras más tiempo transcurría, las esperanzas de conseguirlo eran más escasas, hasta que de pronto Matheus se detuvo y tomo su mochila.
- Creo que debemos dejarlo hasta aquí por ahora – le dice – ya deberíamos de estar en el aula – mira el reloj.
- Oh, cierto, había olvidado las clases – estaba tan preocupada por conseguir la bolsa que había olvidado por completo las clases.
- Hasta donde sé, tú no puedes faltar a ninguna de las ellas o podrías perder la beca – le dice mientras salían del sitio.
- Pero no tengo mis libros de texto o algo con que tomar algún apunte – le dice encogiéndose de hombros – por eso necesito conseguir la bolsa, para poder entrar en mi habitación.
- Mmm, pues creo que podrías llevarte esta libreta – saca una libreta de su mochila y se la entrega – me la devuelves luego de terminar las clases de hoy – le dice – después podemos seguir buscando, ¿te parece? - no tenía ms opción.
- Gracias – toma la libreta y un lápiz – prometo devolverla.
- Bien, ya son las siete y media – le dice viendo su reloj
- Oh, por Dios, llegare tarde de nuevo – dice apresurada
- Luna, antes de que te vayas – le dice deteniéndola – quería preguntar, ¿esa ropa?
- ¿esta? – dice viendo la ropa que llevaba puesta – es prestada, mientras consigo la mía.
- Es de hombre – le dice
- Sí, pero creo que puedo ir de este modo a clases – le dice mientras suben las escaleras hasta llegar a la salida – bueno ya me debo ir corriendo, te veré en el vivero – se marcha, sin siquiera dejarlo hablar.
- Ya sabía que la ropa era de hombre – dice mientras ve a la mujer marcharse – y es obvio a quien le pertenece, ¿sabrá ella que tiene el aroma de su dueño impregnado?
Corriendo, respirando de forma agitada y sudada, llego hasta el aula, corrió la puerta hacia la derecha para abrirla y entro, el profesor ya se encontraba dando la clase.
- Tarde nuevamente señorita Branir – le dice el profesor, mientras observa su vestimenta de arriba hacia abajo.
- Lo siento mucho profesor, tuve un gran contra tiempo – le dice apenada – le prometo que de hoy en adelante no volverá a suceder.
- Eso espero – le dice serio – de lo contrario, deberé impartirle una severa reprimenda – le dice molesto.
- Muchas gracias – termina de entrar, pasando por entre las filas de pupitres hasta llegar al más alejado de la pizarra, coloca la libreta sobre el pupitre, antes de sentarse siente como tiran de sus orejas junto con la capucha del suéter, provocando que se hiciera hacia atrás.
- Maldita, eres una arpía cualquiera – le dice Isabela con odio en su mirada.
- ¡Suéltame! – le dice Luna
- ¡Señoritas! – grita el profesor - ¿Qué demonios sucede allí?
- ¡Mal nacida!, ¿Cómo te atreviste a aparearte con Kaelth?, sucia inmunda – tira más fuerte.
- ¡Tu ¿Quién te crees, para venir a tirar de mis orejas?! - alza la mano y tira del cabello de Isabela, quedando ambas a la par.
- ¡Suéltame, desgraciada! – le grita
- ¡Suéltame, tu! – le responde.
- ¡Sepárense las dos! – dice el profesor tratando de separar a las dos alumnas, pero era inútil, no escuchaban razones.
- ¿Qué artimaña usaste para seducirlo?, era una simple puta desgraciada – le dice Isabela tratando de humillarla – bien dicen que las conejas son las peores – los otros alumnos estaban inmóviles, disfrutando de la pelea de las dos mujeres – incluso para llegar a meterse con el hombre de otra – sonríe – tu fachada de santa y niña buena, sabía que solo eran una gran mentira, ocultando la put…
- ¡Cállate! – Luna se va sobre la mujer haciéndola caer al suelo, quedando sobre ella, una vez allí luego, agarro sus manos – Estúpida niña rica, no me interesa quedarme con tu hombre, por mi puedes quedártelo con todo y moño, ¡idiota! – alza su mano para cachetearla, pero es detenida.
- ¡Ya basta, Luna! – le dice Kaelth sosteniendo su mano, acababa de llegar al aula – Profesor – le dice al hombre, quien agradecía que se hubieran detenido, al ser dos alumnas no podía tocarlas sin que pareciera que se quería aprovechar de la situación – Lo siento, pero, el director me pidió que me presentara en la dirección con esta chica – le dice, aun tenia agarrada la mano de Luna.
- Bi, bien – dice el hombre, reponiéndose – por favor dígale al director, que hablare de este tema con él más tarde – le dice viendo a Luna.
- Ok, se lo hare saber – hala a la mujer obligándola a ponerse en pie – entonces, ya debemos retirarnos – le dice, después se marcha tirando de Luna, quien comenzó a ir arrastras.
- Oye – le comienza a decir al salir del aula, mientras caminaban por el pasillo - ¡Oye! – le dice más fuerte, pero el hombre no volteaba a mirarla, solo caminaba tirando de ella - ¡Oye, me lastimas! – le dice fuerte, tratando de zafarse ¿, pero fue inútil, Kaelth apretó más su mano – ¡Auch! – dice quejándose del dolor, llegaron al final del pasillo, doblaron hacia la derecha y entraron en un cuarto de servicio, donde la obligo a entrar - ¡¿Qué hacemos aquí?! – dice alterada, “seguramente me atacara”, comenzó a ver a su alrededor buscando algo con lo que pudiera defenderse, pero se asustó con un golpe que le dio Kaelth a la pared, llegando a acorralarla entre la pared y su cuerpo.
- ¡Te dije claramente que me esperaras! – le dice mirándola con furia en sus ojos - ¡mira todo lo que has causado con tu imprudencia! – Sabia que ayudar a esa mujer era meterse en problemas.
- ¡No me dijiste que esperara por ti! – le refuta.
- ¡Te dije que ya volvía! – le dice molesto – estaba implícito.
- ¡Pues no quedo tan implícito! – le responde con el mismo tono que él
Obviamente estaba molesto, le había sido infiel a su pareja y no quería que nadie se percatara de ello y ahora, la mujer lo sabía, habiéndose enfrentado a Luna, haciéndolo quedar como un hombre infiel y la reputación de Luna decayó más.