Ecos Del Corazon

Al día siguiente, Sora se levanta como todas las mañanas, desayuna con su abuela, y esta vez también con su madre que se había levantado más temprano que de costumbre.

Luego de desayunar Sora sale a caminar por el pueblo todas las mañanas como de costumbre, las mañanas del pueblo nunca cambiaban, eran tranquilas y sin ruido alguno, como de autos, motos o esas cosas que comúnmente tiene las grandes ciudades.

Por las mañanas en el pueblo, no se ven muchos niños, solo gente de mediana edad acostumbrada a las mañanas, o adultos yendo a sus trabajos, y cuando el sol toca el lago, una enorme neblina brota del mismo, tapando así gran parte del pueblo.

Esa mañana Sora se dirigió a la colina de siempre, allí sube las escaleras despacio y sin prisa alguna, al llegar a la mitad se queda viendo al bosque, pero esta vez en vez de meterse en él, decidió subir la colina.

Mientras más subía, comenzó a notar que más se desgastaban las escaleras, los árboles eran más altos, y había algunos robles en los costados de las escaleras, que parecían ángeles blancos, viendo cómo subía poco a poco por los escalones de la colina.

Al llegar a la cima, un templo viejo y desgastado yacía frente a él, con un altar al cual la gente del lugar, consideraba patrimonio del pueblo, era uno de esos lugares donde las personas iban a rezar y dar ofrendas.

Alejado en lo más alto de la colina, rodeado de grandes robles, que dejaban caer sus hojas por todo el lugar, Sora estaba tan concentrado en la arquitectura del lugar, que nunca vio que en las escaleras del altar, había una chica sentada.

La chica era Emily, quien estaba allí descansando un momento antes de bajar, hasta que Sora llego de sorpresa. Cuando Sora la ve, logra notar que Emily no se encontraba muy bien, por lo que decide acercase a ella.

"Hola, ¿Te acuerdas de mí?", Dice Sora de manera dulce.

"Ja, ja, ja, por supuesto que si", le responde Emily mientras se restriega los ojos.

Sora no sabía como iniciar una conversación con ella, por lo que suelta lo primero que se le viene a la mente.

"¿vienes seguido aquí?", le pregunta, casi con un nerviosismo que se deja notar.

"Ja, ja, si de vez en cuando", contesta Emily, "No sabes como animarme ¿verdad?".

"No, perdón, es que te vi llorando y bueno..."

Por un momento, el silencio se apodera de ambos, el sonido del viento en las copas de los árboles se hacía notar, y el movimiento de las hojas al caer le daban al lugar un toque de gran belleza.

Emily mira a Sora, quien estaba parado y no sabía bien que hacer o decir, por lo que lanza una pequeña risa como burlándose de él, "ja, ja, ven aquí, no te are nada", le dice Emily jugando.

"Que crees, que soy un perro", le dice Sora, "jajajajaja, ahora veo porque te hiciste amigo de Kaito tan rápido", se ríe Emily mientras se le burlaba y limpiaba sus lágrimas.

"Ok, OK, eres divertido", le dice ella mientras que apenas podía parar de reír.

Sora se sienta, un poco alejado de ella," ¿por qué llorabas?", le pregunta, con tal confianza y suavidad, que Emily no veía malicia alguna en él.

Emily suspira con profundidad, luego mira a Sora y duda un poco antes de contarle algo, pero se deja llevar y decide soltarse un poco, ya que era el único que estaba allí con ella en ese momento.

"Lo que sucede es que, quisiera arreglar algo que arruine en el pasado, pero yo... yo no tengo el valor de hacerlo", le cuenta a Sora.

"¿y de qué se trata?", le pregunta él, con tal atención en su mirada que Emily no podía entender por qué era fácil hablar con él.

"Dime, ¿habías sentido alguna vez, como si todo el mundo estuviera en tu contra?, porque así es como me siento".

Sora la escucha con atención, y no necesitaba pensar mucho para responder a esa pregunta.

Por lo que deja salir un suspiro... "Sí, si lo he sentido y más de una vez, tener que cargar con el peso de algo que ni siquiera entendemos bien es difícil, y muchos no lo entienden", le responde Sora mientras miraba las copas de los árboles.

"Por qué siento como si fuera una mala persona", las lágrimas de Emily comienzan a brotar, y parecían no parar más, "yo le hice daño a una amiga, y ahora no sé cómo disculparme con ella y termine separando a todo el grupo y por mi culpa, ahora ellos me odian", el llanto de Emily parecía no tener final, y Sora no sabía bien como consolarla.

"Fui una ton-ta, ni- siquiera pude ver a los ojos a ni uno de ellos aquel día, y Kaito se había esforzado tan-to", la voz de Emily entre cortada, y sus lágrimas eran genuinas, no podía parar, y Sora entendió que ella se lo había guardado todo este tiempo.

"Hablas de Mai, ¿verdad?, de aquel día en la fiesta de la playa, y de lo que sucedió entre ustedes", le pregunta Sora con voz baja y suave.

"No entiendo mucho de lo que paso, y tampoco sé que ocurrió entre ustedes, pero cree cuando te digo que ellos no te odian", le dice Sora mientras apoya su mano en el hombro de ella.

"¡Enserió!... Enserió!!! Crees que si voy ahora y me disculpo con ellos me perdonarán, ¿lo harán?", pregunta Emily entre lágrimas.

"No lo sé, pero si se una cosa, si la amistad es verdadera, si ustedes de verdad fueron buenos amigos, siempre encontrarán la manera de perdonarse", responde Sora.

Los minutos pasaban y Emily parecía calmarse, como si soltara todo el peso del mundo y fuese abrazada por una deidad. La media hora que Sora paso con ella le hizo darse cuenta, que ellos buscaban una manera de poder volver a encontrarse de nuevo.

Mientras se encontraban allí sentados, Emily le preguntaba a Sora, cosas triviales, como a que escuela asistía, cuál era su edad, que deporte hacía, y porque se mudó al pueblo, Sora le respondía lo que podía y se saltaba las preguntas más personales.

Cuando fue la hora de volver, Emily bajo de la colina con él, ella estaba más alegre, Sora noto enseguida que ella era el tipo de chica que tenía una energía infinita.

Cuando llegaron a la ruta, Sora decidió ir a su casa y se despide de Emily, pero antes de poder seguir su camino ella lo detiene, "Me acompañas a casa", le dice a Sora.

Él no lo dudo y rápidamente le dijo que, "si", al seguir su camino, Sora ve que evitan el camino del supermercado, en donde trabajan Mai y Kaito, pero se abstiene de preguntar.

Mientras caminan, unos niños detienen a Emily, "Hola hermanita, buenos días, ¿hoy vendrás a jugar con nosotros?", le preguntan, con una gran sonrisa en sus rostros y uno de ellos tenían una pelota en sus manos.

Sora la ve y se ríe, "jajajajaj", "¿de qué te estás riendo?", le pregunta Emily, "No de nada, de nada", le responde Sora, "Es que ustedes son todos iguales, jajaja", Sora se sigue riendo al ver que tanto Emily como Mai y Kaito, eran por completo iguales.

"Te ríes de mí, siii te ríes de mí", se quejaba Emily. Luego siguieron caminando y se despidieron de los niños, Sora disfrutaba de caminar acompañado por la mañana, admirando cada parte que el pueblo le ofrecía a su vista.

"Pareces un niño, que apenas comienza ver el mundo", le dice Emily.

Sora queda viendo hacia delante mientras su mirada se perdía ante tal paisaje del pueblo, "Solo me dispongo a disfrutar de algo que no pienso olvidar", le dice Sora.

Emily mientras lo ve, se sonríe a si misma, " Eras gracioso, y raro, me gusta lo raro, no cambies, me caes bien", Le dice Emily al ver que ya estaban llegando al final de su caminata, al llegar a la esquina de su casa ella se despide, "Nos vemos, Sora", saluda Emily, mientras Sora la ve entrar a su casa.

Luego él sigue su camino, y desde lejos ve a su madre, barriendo la entrada de la casa otra vez, Sora se queda viendo y sonríe, luego camina otro poco, "Ya llegué mamá", le dice Sora.

"Ah Sora, ayúdame a sacar algunos tomates de la huerta, ¿te parece?", le pregunta Eri mientras se apoya en la escoba, " pensaba preparar una ensalada, tu abuela hará carne de res para el almuerzo".

"Sí claro, mamá, enseguida me apronto", le responde Sora mientras que sube a su habitación y luego prepara el agua para bañarse, mientras espera paciente, baja para ayudarla a sacar algunos tomates de la huerta.

Su abuela preparaba la carne y la condimentaba en la cocina, mientras que Eri se dispuso a exprimir algunas naranjas, Sora elegía cuidadosamente algunos tomates y los depositaba en una canasta.

Una vez terminada ayuda a su abuela, con los preparativos, el aroma de la carne y las verduras ya impregnaban en Aire del lugar, "Me alegra mucho que hallas comenzado salir hijo", le dice Eri.

Sora asienta con la cabeza, con una sonrisa en su rostro, "Supongo que es gracias a ti mamá", le responde Sora, "hay estos chicos", responde su abuela. Y Sora mira a su madre y luego ambos comienzan a reírse.

Mientras que todo se está cocinando, Yuka y Eri empiezan hablar mientras toman un poco de té, Sora sube al segundo piso y entra al baño para poder bañarse, mientras lo hace, recuerda Lo mucho que su madre había sufrido mientras él caía en depresión en el pasado por su noticia.

Pensó que quizás, la charla que tuvo con Emily en aquel lugar, lo había hecho reflexionar un poco sobre el pasado, y sobre el mismo, Por lo que se prometió a sí mismo vivir con todas sus fuerzas lo que le quedaba de vida.

"Prometo vivir hasta que mi alma se apague por completo", Piensa Sora mientras que se lo decía a si mismo.