Quédate Conmigo

Aaron despertó temprano porque tenía una reunión con Alan. Pasó la noche con Alejandra, una antigua amante suya, y sabía que tenía que dejar de pensar en Emma. Sin embargo, lamentablemente, tendría que pasar la tarde con ella como había prometido.

"Es por esto que mi padre dijo eso", pensó Aaron cuando llegó al café.

Aaron conocía la historia de su padre con su verdadero amor, una enfermera a la que tuvo que asesinar porque era un obstáculo.

"Creo que tendré que hacer lo mismo si se convierte en un obstáculo", pensó Aaron.

"Vamos, Aaron", dijo Alan cuando los dos hombres entraron en la oficina.

"Ya sé quién es el traidor, Aaron", dijo Alan mientras mostraba las fotos que había conseguido de los subordinados de Aaron.

Aaron apretó los puños, sabiendo que esta guerra comenzaría tarde o temprano.

"Destruiré a mi primo y a esa familia", sonrió Aaron al imaginar cómo acabaría con ellos.

"Así será, Aaron. Estarán vigilados en todos sus movimientos", dijo Alan.

Aaron nunca permitiría que el legado de sus padres y abuelos cayera en manos de extraños que no pertenecieran a la familia Richter.

"Tengo que hacer los preparativos donde ellos verán su muerte. El lugar será donde mate a sus padres", se rió Aaron al imaginar el terror de su primo.

Aarón salió de la oficina de Alan y se dirigió directamente al hospital abandonado que tenía una atmósfera muy similar a la de un lugar embrujado. Lo usó para enloquecer a sus tíos y planea utilizarlo de nuevo para llevar a su primo a la locura total.

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En la mansión Richter

"Estás muy sonriente, ¿qué pasó anoche?" preguntó Emma alzando una ceja.

"Alan terminó su relación con mi prima después de lo que hizo anoche", contó Clara detalladamente.

"Me alegro, Clara, pero no creas demasiadas ilusiones. Él encontrará a otra", comentó Emma, a regañadientes.

"Lo sé. Me gustaría que me viera como una mujer y no como su hermanita".

"Para eso, debe ver tu lado provocador y sexual. Se sabe que los hombres son débiles en ese aspecto", aconsejó Emma.

"Hablas como una experta".

"No lo soy, simplemente sé por lo que he visto".

Las dos salían de la cocina cuando divisaron a una mujer hermosa descendiendo las escaleras.

"Siempre tenemos mala suerte, si no es Tamara, es Alejandra", dijo Clara con mal humor.

Las amantes de Aarón resultaban irritantes por su arrogancia, simplemente por estar en la cama con él.

Emma no entendía mucho, pero no se esforzó demasiado en hacerlo.

"Tráigame mi almuerzo, me quedaré un tiempo aquí a vivir", dijo Alejandra con altivez mientras se sentaba en la silla del comedor.

Las dos amigas salieron del lugar con gesto descontento.

"Cuando el señor Aarón quiera estar con una mujer, nadie lo aceptaría por su historial", comentó Clara.

"¿Y el señor Aarón era así unos meses atrás?" preguntó Emma, interesada en conocer más sobre la relación entre Laura y Aarón.

"No, estaba saliendo con Laura. Ella era tan dulce que pensé que se casarían, pero luego surgió un rumor y Laura desapareció", dijo Clara, deteniéndose un momento en el jardín, donde las rosas de diferentes colores adornaban el paisaje.

"Hace casi un mes que el señor Aarón comenzó a comportarse como un mujeriego. Antes de conocer a Laura, no era así. Podía tener una compañía una vez a la semana, pero ahora es constante. Eso fue lo que escuché de mi madre, que limpia su habitación", añadió.

Las dos amigas continuaron paseando por el jardín, mientras a Emma le resultaba complicado entender a Aarón.

Esa tarde, Emma planeaba abordar a Aarón para aclarar algunas de sus dudas.