Silvia Sephiran, es la protagonista de una historia de amor, donde una trampa llena de mentiras, la separa de su amado Javier, pero, como toda historia, la verdad sale a la luz y los protagonistas luchan por estar juntos, alcanzando su final feliz.
Pero ahora que ella ha reencarnado en Silvia, no esta dispuesta a seguir la trama y mucho menos a amar a un hombre que se deja manipular, así que, cuando tiene la oportunidad se marcha lejos de aquel hombre para iniciar una nueva vida cambiando su destino.
Lo que Silvia no esperaba es que al poner su negocio de perfumería en el reino Khalix, caería en las garras del gran general del reino, conocido como, "el hijo de la bestia", un atractivo hombre de ojos grises que se siente tentado por el dulce aroma de Silvia.
¿Silvia escapara de las garras de este hombre o caerá ante sus seductores ojos grises?
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Capitulo 15.
Después de que esa mujer se fue, Silvia volvió atrás para continuar con su poción. Tras mezclar todo, había quedado un líquido color rosa, y ahora, solo faltaba el último ingrediente. Aunque era extraño que no llegará, parece que tendrá que esperar para obtener la sangre del licantropo.
Por ahora, los clientes empezaron a llegar, así que Silvia salió para atenderlos. Más tarde, ese mismo día, justo cuando Silvia estaba por cerrar, Slavik entro a la tienda.
—ya decía yo que mi día no sería tan perfecto.— murmura Silvia.
—es perfecto porque he llegado, mi bello clavel.— sonríe ladino.
—que ego te cargas. Pero, si no piensa comprar nada, mejor váyase, que ya es hora de cerrar.— le reclama.
—de acuerdo, comprare algo...¿cuanto debo pagar por un beso suyo, mi bello clavel?—
—si busca compañía, ya le he dicho que hay un burdel cerca.— señala la salida.
—en realidad nunca he pagado por compañía. Pero si para quedarme aquí, debo pagar, lo haré.— guiño.
Silvia deja salir un leve suspiró, es imposible competir con ese descaro del chico.
—de acuerdo, un beso, pero, no te costará dinero, quiero otra cosa a cambio.— es la oportunidad perfecta, total, un beso no es nada.
—si me quieres en tu cama, no me niego.– se encoge de hombros.
—si quiero compañía en mi cama, puedo pagar por ella en el burdel, escuche que hay hombres muy atractivos.— responde.
Slavik deja salir un leve gruñido ante las palabras de la pelirroja.
—eso jamas, no dejaré que nadie se le acerque.— reclama.
—ya, ya...entonces, ¿quieres el beso o no?— pregunta la chica.
—¿y que debo dar a cambio?, si no quiere dinero, ¿que mas puede pedir?, ¿algún objeto extraño?— tal vez un ingrediente difícil de conseguir para sus perfumes.
—no. —saca un vaso de cristal.— quiero un poco de su sangre.— le ofrece la daga.
—¿mi sangre?, ¿que hará con ella?, le advierto que si intenta algo extraño, como alejarme de usted, no podrá ni usando brujería.— hará que la emperatriz o la princesa le quiten el hechizo.
—no es para eso. Veras, yo soy, o fui, hace unos quince años, una hechicera muy poderosa, pero sellaron mi poder, y la sangre de licantropo, es el último ingrediente para romper ese sello.— espera que se crea esa explicación.
Slavik se le queda mirando, era sospechoso todo eso, y como que algo difícil de creer.
—¿quince años?, eso es difícil de creer, ¿cuantos años tenía en ese entonces?, ¿cinco?, como máximo, diez...— pues la pelirroja no parece pasar de los veintes.
—hace quince años tenía quince, si, se que era muy joven, pero, nací con el don de una magia poderosa.— asegura.
—eso no puede ser, de ser así, tendría treinta años, y usted no pasa de los...¿veintitrés?...veinticuatro, a lo mucho.— la observa fijamente.
Silvia deja salir un leve risa, una que, capta la atención del azabache, porque tenía una sonrisa muy linda.
—agradezco que me vea de menor edad, pero si, tengo treinta años.— responde Silvia.
–¿que?, e-eso es imposible...no puedes mayor que yo...— Slavik estaba realmente sorprendido, ha estado seduciendo a una mujer que le lleva seis años.
—lo soy.— por la reacción del contrario, asume que este ha quedado shockeado.— en fin, si no quieres un beso a cambio de tu sangre, te daré dinero.
—¿q-que?, no...no es eso...¿acaso mi sangre es para una poción de juventud?— pregunta con curiosidad.
—ya te dije que es para recuperar mi magia.— insiste.
Slavik se queda en silencio un momento, pues, la pelirroja no parece estar mintiendo. Deja escapar un leve suspiro y toma la daga.
—confiaré en usted, mi bello clavel.—
Acerca su mano al vaso y hace un corte en la palma dejando que la sangre caiga dentro del recipiente, llenado un cuarto del vaso.
—¿es suficiente?— pregunta.
—lo es. Déjame ayudarte con la herida, tengo unas hiervas que te ayudarán a evitar infección.— responde la pelirroja.
—no hace falta.— Slavik le muestra su palma, la cual empieza a sanar.— olvidas que soy un licantropo, nuestro cuerpo sana de inmediato.
—no tengo mucha información sobre tu especie.— ni en su mundo conoció a un licantropo, estos estaban casi extintos y los pocos que quedaban se mantenían ocultos.
—ahora ya sabe ese dato extra.— guiño.— y ahora, quiero mi recompensa.
Antes de que Silvia pueda negarse, Slavik le quita el vaso de sangre y lo dejar sobre el mostrador, mientras que la mano libre sujeta la cintura de Silvia.
—espera, no tan rápido, necesito hacer mi hechizo.— apoya las mano en el pecho del azabache tratando de evitar el acercamiento.
Slavik no dijo nada, solo la sujeto de la nunca y la atrajo presionando sus labios con los de la pelirroja. Silvia se sorprende por esto, sintiendo como el azabache mueve los labios contra los suyos. Ella afloja las manos y cierra los ojos correspondiendo el beso, al separar los labios, permitiendo que los ajenos encajen perfectamente. El movimiento era con cierta desesperación de parte de Slavik y su lengua ya pedía paso. Silvia se sobresalta un poco, pero permite el roce de la lengua ajena contra la suya.
Pero, ante este apasionado beso, Silvia sentía que su cuerpo aumentaba de temperatura, y es que, la sola presencia del azabache era tentadora. Slavik la tomo de la cintura para levantarla del suelo y dirigirse hacía la habitación de atrás, así evitaría que fueran vistos si entraba un cliente.
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