Con Miedo Amar

Nos dirigimos a nuestras casas; el ensayo de hoy estuvo durísimo. La profesora es súper exigente, pero está bien… tenemos que darlo todo si queremos ganar esa competencia.

Camino los últimos metros hacia mi casa, agotada y con la cabeza hecha un lío. Caro se quedó una cuadra más abajo comprándole unas cosas a su mama,

Cuando doblo la esquina… me quedo petrificada

Era Tiago

Ahí estaba, sentado en la acera frente a mi casa, con la capucha puesta y la mirada fija en el suelo. Parecía… derrotado

Cuando escuchó mis pasos, levantó la cabeza

Thiago: Ann… —murmuró, levantándose de golpe— ¿podemos hablar?

Apreté la mandíbula.

Ann: Creo que ya hablamos de lo que teníamos que hablar.

El dio un paso hacia mi, con esa mezcla de miedo y esperanza que me confundía aún más.

Thiago: Solo 5 minutos—Suspiro— Lo prometo.

Quería decirle que se fuera, que no quería verlo, que todo estaba mal. Pero mi corazón… mi corazón no cooperaba

Ann: Está bien—cedí despacio—pero que sea rápido.

Thiago: Estuve aquí esperándote desde que te fuiste a la academia, llegué unos minutos después que te fueras.

Me estuve esperando por dos horas es impresionante, así de importante es lo que me tiene que decir.

Ann: ¿Y por qué esperaste tanto tiempo?, pudistes irte y volver después.

Thiago: Lo sé—Rie bajito— Pero no quería irme sin verte.

Sentí un nudo en el estómago.

Ann: ¿Entonces ahora te importo?

Thiago: Siempre me has importado—Contesto bajando la mirada— solo que.... no se cómo demostrártelo.

Solté una risa seca.

Ann: Pues ayer me demostraste que te importaba mucho más Isabella.

Él levantó la cabeza de inmediato.

Thiago: No es lo que piensas.

Ann: ¿Ah no?—Me cruzo de brazos—Me reclamas por bailar con alguien más mientras tú corres detrás de ella apenas te llama… ¿no te parece incoherente?

Él frunció el ceño, tragando duro.

Thiago: Me molestó que bailaras con ese tipo —admitió—. Me dio celos y… me salió mal, no sé manejar lo que siento contigo, Ann.

Me quedó helada y el dio un paso más,

Luego otro y ya están demasiado cerca.

Ann: ¿Celos por qué?— Susurre— Tú y yo no somos nada, tu estás con Isabella y...

No terminé la frase.

El mundo se detuvo cuando sus manos tocaron mi cara.

No sé cómo explicarlo… fue como si mi corazón se hubiera olvidado de latir por un segundo, sus dedos estaban tibios, temblaban un poco y sentí un corrientazo que me subió por la nuca hasta los hombros y antes de que pudiera pensar, antes de que pudiera decirle que no… me besó.

Su boca chocó con la mía despacio, como si tuviera miedo de romperme. Un beso suave, pero desesperado como si lo hubiera estado guardando durante días.

Mi primer impulso fue congelarme, sin moverme y sin respirar, Pero fue inútil.

El calor de sus labios…la forma en la que me sostuvo la cara…ese pequeño suspiro que se le escapó cuando nuestras bocas encajaron…

Todo eso me derritió.

Mi cuerpo reaccionó antes que yo y mis labios se movieron solos, respondiendo con una necesidad que me dio rabia admitir. Sentí mis rodillas aflojarse, el estómago apretarse y el pecho encenderse, como si algo hubiera estado dormido y él lo hubiera despertado de golpe.

Su mano bajó a mi cuello, como si necesitara asegurarse de que no me iba a ir y juro que, cuando inclinó apenas la cabeza para profundizar el beso, sentí que el piso desaparecía.

La rabia.

Los celos.

La confusión.

Todo se mezcló en un beso que no debería haber pasado, pero que se sintió tan jodidamente inevitable.

Y mientras lo besaba una parte de mí gritaba que me alejara, pero la otra…la otra solo quería quedarse ahí, pegada a él sintiendo exactamente eso.