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La Protegida Del Abuelo

La Protegida Del Abuelo

Status: Terminada
Genre:Malentendidos / Traiciones y engaños / Familias enemistadas / Amor eterno / Matrimonio arreglado / Completas
Popularitas:143.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Meche

Leoncio Almonte tenía apenas trece años cuando una fiebre alta lo condenó a vivir en la oscuridad. Desde entonces, el joven heredero aprendió a caminar entre las sombras, acompañado únicamente por la fortaleza de su abuelo, quien jamás dejó que la ceguera apagara su destino. Sin embargo, sería en esa oscuridad donde Leoncio descubriría la luz más pura: la ternura de Gara, la joven enfermera que visitaba la casa una vez a la semana.

El abuelo Almonte, sabio y protector, vio en ella más que una cuidadora; vio el corazón noble que podía entregarle a su nieto lo que la fortuna jamás lograría: amor sincero. Con su bendición, Leoncio y Gara se unieron en matrimonio, iniciando un romance tierno y esperanzador, donde cada gesto y palabra pintaban de colores el mundo apagado de Leoncio.

Pero la felicidad tuvo un precio. Tras la muerte del abuelo, la familia Almonte vio en Gara una amenaza para sus intereses. Acusada de un crimen que no cometió —la muerte del anciano y el robo de sus joyas—

NovelToon tiene autorización de Meche para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Entre la dulzura y el fuego.

Gara una joven muy directa.

Leoncio tragó grueso mientras Gara lo ayudaba a bajar del coche. Sus pasos eran torpes, no por falta de costumbre, sino por la tensión que lo atravesaba de pies a cabeza. Cada vez que sentía la calidez de la mano de ella sosteniendo la suya, el corazón se le aceleraba como si quisiera escapar de su pecho.

El camino hasta la pequeña casa de Gara parecía interminable, aunque en realidad solo eran unos pocos metros. Ella caminaba con firmeza, arrastrándolo suavemente como si temiera que él pudiera echarse atrás en cualquier momento.

—Gara… —murmuró con voz baja, casi infantil—. ¿Tu mamá no se molestará?—

La pregunta, cargada de inocencia, le salió natural, como quien teme estar cruzando un límite que no debe.

Gara apretó su mano con fuerza y siguió avanzando sin detenerse. No contestó de inmediato; lo llevó hasta la puerta, abrió, lo introdujo en el interior y solo entonces, con la puerta cerrada detrás de ellos, se giró para mirarlo de frente.

—Mi mamá no puede decirme nada —respondió con un aire desafiante, aunque sus labios dibujaban una sonrisa traviesa—. ¿O se te olvida que estoy con mi futuro esposo?—

Leoncio sintió que el aire se le atascaba en la garganta. Tragó saliva con fuerza y volvió a preguntar, inseguro, con el ceño levemente fruncido:

—Gara… ¿estás segura?—

Ella se acercó un poco más, rozando sus hombros con los de él, y lo condujo hasta el pequeño sofá que decoraba la sala. Era un mueble sencillo, apenas lo suficientemente amplio para que dos personas se sentaran juntas.

—Claro que estoy segura —dijo mientras lo empujaba suavemente a tomar asiento—. Ven, acomódate. Tenemos que estar frente a frente—

Leoncio obedeció, nervioso, sintiendo cómo cada músculo de su cuerpo se tensaba. Gara, por su parte, se sentó muy cerca, tanto que podía sentir el calor que irradiaba él incluso a través de su ropa.

—De aquí no saldrás hasta que no aprendas a besar —anunció con firmeza, como si dictara una ley inquebrantable—. De ti depende si dormirás acá o en tu casa—

Leoncio abrio sus ojos con fuerza, incrédulo.

—¿Aquí…? ¿Hoy…? —balbuceó, completamente superado.

Gara inclinó la cabeza hacia un lado, divertida.

—¿O es que prefieres que te enseñe en medio de la calle? —ironizó.

Él no respondió. Apenas pudo juntar las palabras suficientes para balbucear:

—Nunca me he quedado fuera de casa…

Sonaba tan inocente que a Gara le enterneció y le hizo sonreír.

—Pues hoy podrías hacerlo —contestó con picardía—. Si no aprendes, claro—

Leoncio se removió en el asiento, inquieto.

Gara tomó entonces sus manos con suavidad y, con voz firme pero dulce, le dio la primera instrucción:

—Debes sujetar mi cintura cuando me beses. Esa es la base. Pero si en algún momento quieres mover tus manos… —lo miró directo a los ojos, con una chispa traviesa, como si el pudiese verla—, te daré permiso—

Él se puso rojo hasta las orejas.

—Gara… yo…

—Shhh —lo interrumpió ella—. Confía en mí—

Para Leoncio, todo era un mar de contradicciones. Por un lado, su corazón lo impulsaba hacia ella, lo llenaba de ganas de complacerla, de dejarse guiar. Por otro, su timidez le gritaba que no estaba preparado para tanta cercanía.

—Está bien… —susurró finalmente, rindiéndose—. Haré lo que digas—

Gara sonrió complacida. Se inclinó hacia él y, con cuidado, rozó sus labios por primera vez esa tarde. El beso comenzó suave, lento, apenas un roce tímido de labios que ella prolongó lo suficiente para que él se acostumbrara a la sensación.

Cuando se separaron un segundo, Gara murmuró:

—No vayas a asustarte… subiré de nivel—

Leoncio apenas alcanzó a tragar saliva cuando ella volvió a unir sus labios con los de él, esta vez introduciendo su lengua con delicadeza. El contacto fue eléctrico, un fuego inesperado que recorrió todo su cuerpo en un segundo.

El corazón de Leoncio golpeaba como un tambor dentro de su pecho. Por instinto, respondió al juego de Gara, dejándose llevar, torpe pero genuino, intentando seguir el ritmo que ella marcaba.

Pronto, el beso se volvió más intenso. Ella lo guiaba, lo moldeaba, le enseñaba a descubrir sabores y sensaciones nuevas. Y aunque él intentaba resistir, su cuerpo comenzó a reaccionar por sí solo.

De repente, la vergüenza lo golpeó como un balde de agua fría. Sintió el calor ardiendo en su rostro y, desesperado, tomó el cojín que estaba a un costado del sofá y lo puso sobre sus piernas.

Gara lo notó al instante. Se separó lentamente, arqueando una ceja con picardía.

—¿Qué pasa? —preguntó con voz suave.

Leoncio, rojo como un tomate, desvió su rostro.

—Basta… es suficiente… —murmuró, con el rostro desencajado.

Ella lo había llevado al límite sin proponérselo.

—Perdona… —se disculpó en un tono inesperadamente triste—. No quise incomodarte. Solo quiero que te sientas seguro al besarme—

Leoncio suspiró, apretando con fuerza el cojín sobre su regazo. Debajo, era evidente la reacción natural de su cuerpo, algo que jamás había experimentado con tanta intensidad.

—Gara… aún no estamos casados. No podemos llegar a esto… —dijo con voz ahogada, sintiendo que perdía el control.

Ella lo observó fijamente, entre la ternura y la curiosidad.

—¿No has estado nunca con una mujer? —preguntó de manera directa, sin rodeos.

Leoncio sintió que el mundo se le venía encima.

—¡Gara, por favor! ¿Qué preguntas son esas? —la reprendió, avergonzado.

Ella, en lugar de molestarse, comenzó a reír.

—¿De qué te ríes? —exclamó él, cada vez más rojo y enfadado por su incomodidad.

Gara tomó una de sus manos y la apretó suavemente.

—Es que hasta enojado eres hermoso, Leoncio —respondió, mirándolo con ternura—. Y seremos esposos. Esto pasará en cualquier momento, no debes sentir vergüenza. Todos hemos pasado por esto—

Leoncio se llevó una mano al rostro, cubriéndose los ojos.

—No… no estoy acostumbrado a estas conversaciones tan íntimas…

Gara bajó el tono, comprensiva.

—Está bien. No quiero molestarte. Solo quiero que confíes en mí—

Él bajó la mano lentamente, descubriendo su rostro con intensidad, y con una sinceridad que lo sorprendió incluso a él mismo, dijo:

—Gara… ¿cómo confío? Me estás volviendo loco en todos los sentidos—

El silencio que siguió fue pesado, cargado de un torbellino de emociones. Leoncio apretaba el cojín como si fuera un escudo. Gara bufó suavemente, resignada, aunque sin perder su sonrisa traviesa.

—Está bien —dijo con calma—. Esperaremos hasta que tengamos fecha para la boda—

Leoncio sintió que la tierra debía tragárselo en ese mismo instante. Ella era demasiado directa, demasiado abierta. Él, en cambio, se sentía un niño atrapado en un cuerpo de hombre, incapaz de enfrentar sin rubor la naturalidad con que Gara hablaba y actuaba.

La diferencia entre ambos era abismal: ella, decidida y sin pudor; él, tímido e inseguro. Y sin embargo, allí estaban, enlazados por algo más fuerte que cualquier miedo o vergüenza.

Leoncio sabía que su vida nunca volvería a ser la misma, ella lo besaba con demasiada intensidad, realmente lo deseaba.

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Magby Klaret Garcia
Coño a estos dos para no hacer ese tipo de trabajo están muy involucrados 🤨
Magby Klaret Garcia
Ahí Dios mío jajaja 😂😂
Anonymous Carmen diaz
Leoncio y Gara su amor a pesar de la maldad por el dinero podrán luchar por que sean felices
Anonymous Carmen diaz
Gracias escritora muy bonita historia
Anonymous Carmen diaz
Hubiera sido bueno que hubieras visto a tu abuela antes de morir Gara pero regresar a tu pasado con tu esposo e hijos es bueno para ti madre
Yolanda Edith Cruz Arredondo
Excelente novela, muchas felicidades.

Saludos desde mexico.
Magby Klaret Garcia
Ajá Leoncio y que querías que la matarán a ella junto a su bebé 😓 que canijo estás siendo 🤨
Anonymous Carmen diaz
Gara y Leoncio un amor que deberá salir adelante por la avaricia de su madre y tío por culpa de la fortuna de su familia a pesar de la adversidad aunque tarde su amor triunfará
Anonymous Carmen diaz
Felicidades escritora bella historia la disfrute gracias por compartirá
Anonymous Carmen diaz
Gara volviste a donde empezó tu amor por Leoncio y ahora con tu familia aunque ya no el abuelo Ulises y tu abuela la vida sigue y podrán con todo como familia
Anonymous Carmen diaz
Hay Gara tu abuela ya murió no conoció a sus bisnietos pero tu madre debe recuperar tu vida y de tus hijos
Anonymous Carmen diaz
Papá sin precaución ni modo Leoncio tu hija te demostró su amor
Anonymous Carmen diaz
Sientes emoción Leoncio tu familia y gara y tus hijos tu mundo por quien ser fuerte y luchar por todo
Anonymous Carmen diaz
Pobre Leoncio su miedo será quien dicte si lega al final del parto o entra en pánico o se desmaya
Anonymous Carmen diaz
Te conoces Leoncio estas temblando pero si no vaz con ella te perderás el momento de ver nacer a tu segundo hijo y Gara se podría sentir triste o desilusionada
Anonymous Carmen diaz
Leoncio recuerda ya hara tuvo un niño es su segundo parto y era enfermera así o más información
Anonymous Carmen diaz
Bravo la parejita pero igual hubiera sido si fuera niño el amor de los padres a sus hijos es lo mejor
Anonymous Carmen diaz
Leonardo lo importante será que tendrás un hermanito y además serás el mayor tienes a tus padres junto a ti
Anonymous Carmen diaz
Su amor si hojeo y el que viene es lo que más quieren y el que Renato los fue a buscar para matar a Leoncio fue algo bueno ya que se quedara en Francia y podrán estar ya tranquilos de lo que pueda hacerles Gara es momento de buscar a ru madre y abuela y mostrarle a tu hijo o hijos si esperan que nazca antes de irlas a ver
Anonymous Carmen diaz
Está creciendo y no disfrutando su niñez Gara debes cuidar esa etapa para Leonardo
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