Salvador Toledo hereda la empresa de su padre y en ella conoce a la joven secretaria de presidencia, quién ya trabajaba con el difunto. Al tomar las riendas del negocio, una sola cláusula marcaba la obligación del nuevo jefe: no despedir a Isamar Macip.
La pelinegra de ojos oscuros estaba nerviosa por conocer al nuevo dueño, pero más que nada por lo que depararía su futuro con respecto a su puesto de trabajo.
Al conocerse personalmente, comprendieron el porqué de todo. Isamar es una excelente secretaria y anticipa los deseos del CEO, así que Salvador comprende el pedido de su padre; y ella deja de temer cuando él le asegura, con un contrato laboral, tres años más en la empresa.
Pero, ¿qué pasará cuando el secreto del cuarentón sea descubierto por culpa de su asistente?, ¿O qué pensará Isamar cuando el mencionado anteriormente le pida algo inaudito?
¿Ella aceptará por miedo a ser despedida o el CEO aprovechará, la que tal vez es, su única oportunidad?
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Felicidades
Isamar Macip
Estando en la mesa, ellos ríen, pero yo no logro hacerlo, ni siquiera fingiendo.
Este descubrimiento me ha caído como un baldazo de agua helada en la cabeza y las personas que están conmigo ni siquiera podrían imaginar lo que eso significa para mí.
Siempre me he considerado una persona poco afectiva, fría y distante al "romance", o mejor dicho, a los hombres, siendo ellos de mi total interés, puesto que ser heterosexual. Pero, ciertamente, nunca hubo uno que me interesara tanto como para iniciar algún tipo de relación, o siquiera conversación.
Conozco hombres hermosos, ya que como mencioné anteriormente, tengo compañeros de trabajo muy atractivos, e incluso he conocido a los posibles socios que estuvieron interesados en el trabajo de la joyería, y sí, caray, alguno eran unos bombonasos que podían derretirse bajo el sol.
Sin embargo, ninguno podría igualar a mi actual jefe, Salvador. Él es todo... lo que está bien. Lo que cualquier mujer quisiera, o por lo menos lo que a mí realmente me interesa.
Y no hablo de lo económico, sino en su actitud asquerosamente hermosa porque marca los límites y es profesional.
Le interesa más el trabajo que una falda, y no lo digo por mí, que estoy bastante cerca de él, sino porque jamás lo he visto en la empresa "ojeando" a alguna de las mujeres que allí trabajan. Tampoco lo noté en el restaurante en el cual coincidentemente nos encontramos.
—¡Te notas distraída!— María me habla sacándome de mis pensamientos y siento su mano en mi hombro.
Es que ni siquiera he notado anteriormente eso por estar pensando en Salvador.
—Estoy bien— miento, viéndola a los ojos y le sonrío.
Bueno, en parte. Sí estoy bien, perfectamente bien, pero me he dado cuenta de algo importante y eso mismo me ha mantenido flotando en la estratosfera.
—Dor ha dicho que vuelve a Canadá— menciona María.
Mis ojos van a él. A mi jefe, quien aparentemente vuelve a su antigua vida, dejando aquí la empresa botada.
—Dije que tengo que revisar papeles personalmente — repite tomando un poco de café. — No seas dramática, mamá.
—Isa podría ir contigo— responde ella.
Yo solo puedo abrir los ojos sorprendida, pero no digo nada porque si él lo ordena, no me queda otra que ir.
—Iré solo. Juan se queda con Violet e Isamar se encargará de la empresa.
—¿La modelo necesita guardaespaldas?— cuestiona con el ceño arrugado.
—Son pareja— respondo por él porque me parece injusto que Violet deba aguantar el "odio" de María, sin razón. Más que nada ahora que sé la verdad.
Una verdad que la señora todavía no sabe, ya que nunca le conté.
—¿Engañan a mi hijo?
Le sonrío sin poder evitarlo, puesto que ambas ya sospechábamos la verdad en esa relación y la misma se confirmó con las palabras del hombre que trabaja con Salvador de espía para María.
—No debemos fingir más— aviso.
—Gracias al cielo, la modelo no tenía que ser receptora de sarcasmo pesado.— suspira María como si le hubiese sacado un peso de encima.
—Nunca la insultaste, ¿o sí?— indaga Salvador.
—A ella directamente no, pero en mi mente o hablando con Isa, sí— responde ella.
Mi jefe me observa fijamente y niega con su cabeza, como si no pudiese creer en lo dicho por su madre, pero sabe bien que ambas somos capaces de cualquier cosa.
—Ustedes deberían dejar de estar juntas—dice bromista.
—Sí, ya nos alejaremos un poco—menciona María y yo alzo una ceja sin entender— Isa conocerá al hijo de una antigua amiga y tendrán muchas citas—me ahogo con mi propia saliva al escucharla, pero no puedo hablar por la tos que me ha dado de repente.
—Sigues de casamentera con los demás. Ya has conseguido otra víctima — dice serio— Debes detenerte, mamá. No es gracioso.
—Isa jamás se negó.
De inmediato empiezo a mover mi cabeza de lado a lado, negativamente, porque lo que dice es mentira. Yo me negué y ella ha insistido, pero no puedo hablar, la garganta me arde por la reverenda tos que me ha atacado por culpa de lo que dijo María.
—¿Viste? Ella quiere conocerlo, casarse y tener hijos — menciona.
Sigo negando frenéticamente porque, a pesar de que él es mi jefe y no le importa lo que yo haga; no quiero que piense mal de mí. De mi persona, o de cómo soy profesionalmente. No quiero que esas supuestas citas con el desconocido, lo hagan tener una idea errónea de mí... como mujer.
Estoy soltera, sí, pero no estoy dispuesta a que alguien me condicione con quién salir.
—Felicidades, señorita Macip. —dice.
Salvador sale del comedor sin mirar atrás y eso no me gusta. Me siento irresponsable e irrespetuosa porque esta es su casa, es la mansión Toledo y la conversación de madre e hijo se enfocó en mí. En esa supuesta relación que tendré con un hombre del que no conozco ni siquiera su nombre... Y sí me lo dijeron, no me acuerdo.
Yo salgo detrás de él y puedo escuchar la risa de María en el comedor, lo que hace que detenga mis pasos al darme cuenta del error que ahora estoy cometiendo.
Ella pensará que su hijo me importa más de lo que quiero admitir en voz alta y no puedo darle la razón.Aunque la tenga. Vuelvo con ella y le miento, diciéndole que corrí al baño porque me estaba orinando, ya que prefiero morir de vergüenza unos minutos que varios meses. Esos en los que ella bromearía conmigo por perseguir a Salvador.
—Delicioso todo, pero debo irme— digo dándole un beso en la mejilla.
—Quédate, cariño. – pide ella.—Se hará de noche y será peligroso. Tu habitación sigue intacta. Limpia y esperando por ti.
Lo pienso unos minutos y suspiro. Es cierto que está oscureciendo y que necesitaré un taxi, el cual demorará por la zona en la que estamos, entonces llegaré tarde a casa para cenar, ducharme y descansar, algo que puedo hacer aquí cómodamente.
Y sí, supongo que será completamente verdadero que mi habitación siga esperando por mí porque, a pesar de ya ser independiente; a veces vengo a dormir aquí para hacerle compañía a María.
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Les dejo cap sin editar. Algo rápido porque no puedo dormir y son las 3:30am 😭 Pero, en fin, algo es algo... Las amo.
para crear una bendición 🤭
Gracias 😊 querida escritora Tamara por actualizar 😌 sigamos apoyando con me gusta publicidad comentarios y regalos ☺️