Un Cuento De Maravillas [OMEGAVERSE]

Los errores muchas veces no eran cosa que se resolvieran con palabras de disculpa, mucho menos con sonrisas apenadas o gestos obligados carentes de intención, por resolver algo, muchas veces algo nacido de sincero afecto era la respuesta.

Byung Jian, era alguien que siempre prefirió afrontar sus faltas con acciones, entendiendo perfectamente que las emociones puestas en las mismas podían determinar la forma en que el gesto era recibido, el aún se sentía arrepentido de si quiera dejar que una idea de rechazo hacia Suni cruzase su mente.

Pero el peso del descubrimiento, no solo del segundo género del Omega, sino el hecho de iba a ser padre fue mucho en el momento, claro el miedo saco sus inseguridades, pero el realmente amaba a Suni, más allá de lo que una declaración puesta en palabras podía decir, al igual que a su hijo.

Y él siempre deseo tener familia.

Sin embargo su trabajo se convirtió en su misión, opacando los aspectos personales de su vida.

Su relación había cambiado, si, un proceso largo y gradual, ninguno de los dos esperaba que las cosas se dieran o se resolvieran inmediatamente, las heridas fueron hechas, y casi en su totalidad soportadas por el Omega, quien perdió en cierta manera lo que fue su propósito en la vida, y Jian sentía en su lazo cierta tristeza por ello.

Por lo cual, cerca del sexto mes del embarazo de Suni, e inspirado por el padre del Omega, Hye, habían comenzado un proyecto, totalmente en secreto del Omega, y aprovechando la amplitud de la casa que la madre del castaño les dejo.

Ambos sabían que el Omega menor aún conservaba su licencia para ejercer como terapeuta, decidiendo construirle un consultorio para el joven, una forma que le permitiría seguir haciendo lo que le apasionaba, y sin estar monitoreado o controlado por nadie.

El día que se lo presentaron al Omega, este solo les sonrió, no recibieron un agradecimiento emotivo, al menos no visible, pero gracias al vínculo que compartían, y que se fortaleció con su creciente cercanía, Jian podía sentir una emoción imposible de describir en palabras.

Y la sonrisa que Jian vio ese día no solo era de agradecimiento, sino una emoción más profunda hacia él.

Las declaraciones románticas no eran algo que surgiese natural en ninguno de los dos, por un lado Suni nunca fue afectivo con nadie fuera de su padre, mientras que, inusual como fuera, la torpeza y, podría decirse, timidez natural de Jian, en ocasiones le quitaban la elocuencia aprendida por su profesión.

Aun así las palabras no fueron necesarias, para Suni aquel día que el Alfa apareció en su puerta, negando seguir una guía impuesta, que había formado parte de su vida desde su niñez, era más que suficiente.

Para el, la disposición a ser algo más que lo que está a tu alcance, era una declaración de amor más significativa que cualquier tipo de palabra que pudiese ser dicha.

Ambos lo sabían, las palabras de afecto incondicional, no eran para ellos, tan peculiares como eran, y tan extraño su encuentro, no habría frases lo suficientemente adecuadas para expresarse.

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A pesar de Suni y Jian, podría decirse recibieron en dicha discreta los sentimientos del otro, al menos de parte del inexpresivo Omega, contrario al siempre honesto Alfa. Sin embargo, habría que mencionar que surgió un conflicto,

Ambos Vivian separados, y Suni no estaba dispuesto a irse de lo que para él era su hogar.

—Es obvio Jian—bufo impaciente el Omega—No hay manera de que abandone a mi padre, la vida que conoce, siempre ha sido en esta casa—sonrió divertido cuando el pelinegro frunció el ceño—Esta casa es absurdamente grande, hay demasiadas habitaciones...además para mi papá y para mí siempre ha sido nuestro hogar...no es asunto de comprar una o no—sentencio Suni bajando un poco la mirada—O, ¿ el orgullo de un Alfa es un problema en esta situación?—el castaño enarco una ceja curioso.

El Alfa suspiro en señal de derrota, al ver que realmente no tenía una opción simplemente acepto—Supongo que si nos comprometemos no hay otra opción—insinuó Jian, quien rio suavemente ante el rostro de Suni de total confusión—Nada grande claro, simplemente formalizar legalmente...ya sabes—se encogió de hombros despreocupadamente.

—Oh, debo admitir que ese movimiento fue astuto de su parte señor abogado—admitió con desinterés Suni, al menos en el exterior—Supongo que no hay de otra—Negó suavemente con la cabeza.

Jian fue aprendiendo con el tiempo a saber cómo convencer al siempre observador Omega.

Entenderlo, en cambio, aún era algo complicado.

Pero era feliz con cada cosa cotidiana y pequeña que pudiese aprender del otro.

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En uno de los sillones de color negro estaba sentado Jian, junto a él, estaba sentado un Alfa de cabellos rubios de tono cenizo bajo el nombre de Geun Yo, amigo suyo y quien lo había incitado a ir a aquel club nocturno esa noche.

Para Jian, le parecía interesante la coincidencia de que los Omegas y su amigo decidieran visitarlo, razón por la que el padre del castaño insistió en que se quedara, mientras ellos iban a una revisión de rutina al doctor para Suni

Ambos Alfas eran observados sin amabilidad alguna, por un enfurruñado Omega pelirrojo, mientras Hwan parecía ver con creciente curiosidad una estatuilla de un conejo en una mesita de café a un lado de donde estaban sentados.

—¿Así que tú eres el Alfa que marco a Suni?—cuestiono entrecerrando los ojos, midiendo la reacción del Alfa.

Jian solo asintió, evitando en lo posible irritar al agresivo Omega.

—Ya veo, no el mejor Alfa que he visto—contesto el pelirrojo aun mirándolo—Idiota...—mascullo entre dientes.

Hwan suspiro despegando sus ojos de la estatuilla—Soo...disculpen, ya sabes cómo es Jian—rio apenado el otro Omega—Te está animando...creo—dio un vistazo a su pareja queriendo asegurarse.

El pelinegro simplemente sonrió—Suni y yo hemos discutido sobre su situación...queremos seguir ayudando—Jian asintió al terminar de hablar.

Hwan pareció preocuparse ante las palabras del Alfa—Pero...tú y el van a tener un bebe, esto va a ser aún más difícil, no solo son nuestras familias...sino el gobierno, es como si ustedes también se expusieran—Soo sujeto su mano al ver su angustia, sonriendo a su compañero dándole más seguridad—No queremos...no, no podemos arriesgarlos, hay demasiadas consecuencias...podrían hasta ser juzgados—Hwan deja que sus cabellos rubios tapen sus ojos húmedos.

—Nosotros continuaremos solos—Agrego Soo, con inusual serenidad—Suni es alguien importante—Sonríe imperceptiblemente cuando Hwan toma con ambas manos la suya y le mira confiando en su decisión.

—Esperen—Interrumpe Yo, el amigo de Jian—No hay necesidad de que lo hagan solos, yo me encargare desde aquí—Voltea hacia el pelinegro que lo mira sorprendido, y coloca una mano en el hombro de su amigo cuando este quiso decir algo—Jian, amigo mío, te he causado muchos problemas, aunque eso te ayudara a conocer de alguna manera al amor de tu vida—Ríe con energía cuando Jian lo miro molesto—Es lo menos que puedo hacer, además puedo ver porque quieres ayudarlos—sonrió mostrando sus dientes cuando giro su rostro observando a los omegas—Significan mucho el uno para el otro...¿verdad?—Pregunto con una expresión comprensiva.

—Ahora preguntan estupideces...—Espeto receloso Soo.

—¡Soo!—se quejó el Omega rubio, suspiro cuando el otro no dijo nada—Más de lo que se pueden imaginar...sobre sus honorarios—Hwan fue interrumpido por un gesto de la mano de Yo.

El Alfa rubio negó con la cabeza, Soo fijo sus ojos de un tono grisáceo en los del hombre, claramente sintiéndose sorprendido—Gracias—Contesto el pelirrojo desviando la mirada.

—Va por la casa—Afirmo Yo cruzándose de brazos y recargándose relajado sobre el asiento—Es por un amigo después de todo, y tengo otros clientes, así que no hay problema—añadió guiñando su ojo cuando vio a Jian asentir agradecido.

Todos sabían que la situación no sería fácil, aunque eso no los separaría, para Soo las dificultades no importaban.

Hwan era lo que importaba.