En esta novela #Creativa y Fresca , Mar conoció a su Rumi por unos días y creyó realmente que era Gay. Carlo, un empresario exitoso, quedó tan prendado de ella, que decidió no sacarla del error para mantenerla a su lado. Pero este inicio falso tornará caótica su relación.
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Capítulo 15. Un paciente inesperado.
Caos y Pasión 15
Capítulo 15
Un paciente inesperado.
Mar Velotti estaba feliz. Había localizado un pequeño apartamento cerca del hospital gracias a su amigo Dany y lo más sorprendente era que además estaba amueblado. Preparado para jóvenes residentes de la clínica y estudiantes tenía cama, refrigerador y mesa e incluso un pequeño anafe con dos hornallas en la diminuta cocina. El baño era amplio y quizá el lugar más agradable del diminuto espacio.
Pudo dar el depósito y el primer mes de alquiler y con tan solo sus dos valijas en un taxi trasladó sus pertenencias.
Decidió invertir en un gran bidón de lavandina y detergente y realizar como primera medida una buena limpieza a su nuevo hogar.
Luego se sentó en lo que era su comedor, sala, estudio y descanso y sacó cuentas afanosamente de su patrimonio.
El viaje a Bruske había consumido bastante sus menguados ingresos.
Pero apartó el dinero para los estudios de su hermana y lo depositó en su cuenta. Pagó el seguro médico de su madre como único aporte a sus progenitores. Y luego salió a comprar algunas mercaderías para su subsistencia.
– ¿Es nueva en el barrio? -le preguntó la señora del pequeño mercado.
– Así es. Me he cambiado hoy. Al departamento de la esquina.
– Oh. ¿Es estudiante verdad? - dijo la mujer. Parece mayor para ser universitaria. -
– Residente. Del hospital de este barrio. - dijo tratando de ocultar su condición de médica pobre.
–¿ Una doctora? Que bien. Sabe usted que yo he sentido unos dolores en …..
Mar contestaba a su nueva paciente mientras seleccionaba algunos tomates y frutas. Algo de pan y café y algunas galletas torradas.
Con dos bolsas de vituallas salió a la calle y caminó presurosa a su nuevo hogar.
Había pedido permiso esa mañana en su trabajo y quería terminar su cambio de vida lo antes posible.
Preparó un frugal almuerzo y luego de un baño reconfortante salió nuevamente al hospital.
Era una verdadera solución caminar las pocas cuadras sin destinar dinero para taxis o micros.
Apenas llegó la enfermera la recibió con apuro.
– Gracias a Dios que está aquí doctora. El área de ginecología está sin cubrir. La doctora Mariusa está ausente. –
– Okey. Me hago cargo. - dijo marchando al consultorio.
– ¡Sus flores doctora! Su novio las ha mandado. - repitió la chica pasándole un ramo.
¿Así que el mentiroso seguía empecinado en continuar el juego del falso noviazgo?
– Okey. Damelas. - respondió y marchó hacia su consultorio.
– ¡Es tan lindo! ¡Y qué elegante! Además el auto que tiene. ¿Se casará con él?..decía la enfermera siguiéndola.
– ¡Suficiente ! - dijo molesta mientras abría la puerta. Mándame los primeros pacientes y no te olvides de cargar su historia clínica en el computador. - dijo despachandola.
La tarde comenzó ajetreada como cada minuto de trabajo en ese lugar.
Auscultó, tomó presiones, revisó temperatura, hizo tacto en embarazadas y escuchó latidos de los bebés aún no nacidos. Era médica cirujana, pero en ese humilde lugar de atención de la salud, su función parecía la de una profesional orquesta. Todos tocaban el instrumento necesario en cada ocasión.
Mar Velotti no pensaba mucho en Carlo. Por lo menos durante el día. Tenía suficiente desastre en su vida para sufrir por amor. A la noche, cuando cerraba los ojos, daba paso a los recuerdos de sus besos y caricias. Y por momentos, ese falso noviazgo le parecía lo más sincero y real que había vivido en los últimos años. Sabía que estaba enamorada de ese hombre. Pero ya se le pasaría.
Don Virgilio Brasco llegó al Sanatorio en su coche particular al promediar la tarde. Había decidido que conocería en persona a la roba corazones.
Bajó de su carro y entró al centro de salud. Era humilde, no como las grandes clínicas donde él y su familia se atendían.
– Necesito que me atienda la doctora Mar Velotti - dijo a una joven enfermera que lo miraba con curiosidad.
– No podrá ser. Está hoy haciendo ginecología. - respondió con una sonrisa al elegante caballero, cuyo hermoso coche veía frente al hospital.
– Justo la especialidad que busco. - dijo él- soy un hombre especial ¿entiende ?- respondió con un murmullo.
–¿Especial ?-
– Bi….respondió murmurando .Mi nombre es Virgilio Bra….
– Señor Virgilio Bravo?..
– Aja. Así es. –
– Bien. Siéntese en esa sala. Ya lo llamaré. Consultorio 24. ¿Entiende.? -respondió.
El señor Virgilio se sentó justo al lado de una embarazada y una señora con un perfume penetrante.
Con cara de circunstancias esperó su turno ante la mirada asombrada de las demás pacientes.
– Dra Mar. Ahora tiene un señor raro que quiere atenderse con usted. Se llama Virgilio Bravo y no tiene ficha médica. -:
– ¿Un hombre? ¿Le has dicho que estoy haciendo ginecología?
– Pero el anciano insistió. Dijo ser bi. Es un tipo raro. ¿Quiere que llame a seguridad?
– Hazlo pasar. - respondió Mar. No sería el único hombre que quería tener hijos a pesar del impedimento natural de su anatomía. Recordó que Robert le había mandado un mensaje suplicante y le había dicho que vendría a Almira. Tendría que perdonarlo, pensó. No podía estar enojada con él.
Unos golpecitos en la puerta del consultorio la trajeron a la realidad.
– Pase - dijo.
Un hombre elegante, de unos sesenta años, con una mirada que se le hizo familiar pasó y le extendió la mano.
– Dra Velotti -
– Señor Virgilio. Encantada. Siéntese. En qué puedo servirle.
Después del saludo, Mar lo miró con atención. No parecía un homo pero su visión del mundo masculino no era de fiar.
– Bien. No sé cómo empezar - dijo él un poco cohibido.
– No se preocupe. Estos oídos han escuchado de todo¿. Acaso se ha casado recientemente con un muchacho joven y quiere familia? No abarcamos el tema de fertilidad o alquiler de vientres en esta clínica. Como sabe, es un hospital de barrio..
– Ya tengo familia. Una familia que está muy preocupada por su hijo. Se ha enamorado de una mujer que no puede amarlo..
— Señor Virgilio. Debe concurrir a una terapia familiar yo no sé nada sobre ese tema. ¿Entiende?-
– La mujer es lesbiana. Ama a otra mujer. - dijo sin escuchar sus explicaciones.
– Oh. Lo siento por su hijo. La opción de género es aún un tema casi desconocido por la medicina. Ni siquiera puedo informarle a título personal. A mí me gustan los hombres pero tengo amigas….
– ¿Qué dice?. Usted no es lesbiana?-
– No Señor - dijo asombrada Mar. Pero le daré la tarjeta de una psicóloga que….
– Dra Velotti. Me presento otra vez. Soy el padre de Carlo Brasco. - dijo pasándole la mano con una amplia sonrisa en el rostro.
¡Felicitaciones por esta entrega!
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