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Amor Entre Enemigos

Amor Entre Enemigos

Status: En proceso
Genre:Arrogante / Mafia / Amor-odio / Atracción entre enemigos
Popularitas:180.3k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Ron Novel

Flor roja

NovelToon tiene autorización de Ron Novel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 15

Contenido +18

Flor Rojas

Me tomé un momento para asimilar al hombre que tenía enfrente. Su figura desnuda, poderosa, desafiaba mi concepto de la realidad. Se acercó a mí, y su mirada, que ardía con una lujuria sin disimulo, incrementó mi nerviosismo. El tamaño imponente de su masculinidad me hizo dudar. ¿Me dolerá? No lo dudé; con ese volumen, sentí que la única salida de la cama sería una visita al hospital.

Su cercanía me altera; siento el aire cambiar, el ambiente volverse más denso. Sus ojos se clavan en los míos, y por un instante pienso en retroceder, en poner distancia… pero no lo hago. Algo en mí, más fuerte que la razón, me mantiene allí.

Él se inclina, y el roce de su voz contra mi oído me eriza la piel. Su tono es bajo, seguro, casi arrogante. Y aun así, hay algo en su forma de decir mi nombre que me desarma. El beso que sigue es inevitable; no tiene prisa, pero está cargado de una intensidad que me cuesta procesar.

Me perdí en el placer torrencial que me provocaba su boca. Sentí sus manos ascender y presionar mis pechos mientras seguía deleitándose en mi centro. La sensación se intensificó, escalando en una ola que me llevó al límite.

—Eres deliciosa —susurró contra mi boca.

Se colocó en posición para la penetración, pero lo detuve con un movimiento.

—No vas a usar protección, ¿verdad? —pregunté, la duda teñida de un temor apenas audible.

—No, olvidé comprarlos —dijo, restándole importancia con una naturalidad pasmosa—. Mañana tomas una pastilla de emergencia.

Asentí, resignada, o quizás ya demasiado absorta en el momento para discutir. Sentí un punzante dolor inicial, pero sus besos y la caricia de sus manos lograban difuminarlo. Sus gruñidos guturales, profundamente masculinos, me empujaban a una excitación que crecía sin freno.

—Nena, estás tan ceñida —jadeó.

Sentía cómo avanzaba, cada vez más profundo, y el dolor se intensificaba sin haber llegado a la plenitud.

El dolor se disipó con la ola de placer que me inundó. Fue entonces cuando lanzó la primera embestida, un golpe de ariete que me hizo gemir con fuerza renovada.

El dolor se desvaneció por completo, sustituido por el placer puro que fluía con cada envite. Recibí sus embestidas con entusiasmo. Era mi primera vez, y esperaba gestos tiernos y delicados, pero él era todo lo contrario: una fuerza de la naturaleza. Lo peor era que esa rudeza me fascinaba. La habitación se llenó de jadeos y gemidos liberados con cada uno de sus movimientos. Entendí que con este hombre no existían las medias tintas; solo la pasión desmedida. No sabía qué disfrutar más: sus caricias, sus besos o el ritmo salvaje de sus embestidas. Todo ocurría simultáneamente, un torbellino de sensaciones.

La noche se resumió en esa entrega intensa, una y otra vez. Terminábamos, y volvíamos a empezar, hasta que el agotamiento me venció, cerca de las cinco de la mañana, y perdí la noción del tiempo.

El insistente vibrar de mi teléfono me sacó del sueño.

Abrí los ojos, adormilada, y busqué el móvil en la mesita de noche. Más de diez llamadas perdidas de Fabiana. Miré a mi alrededor: la cama estaba vacía. El espacio a mi lado, frío. O no durmió aquí, o se levantó muy temprano. Me aferré a la segunda opción. Me senté en el borde de la cama, sintiendo cada músculo adolorido. Era un dolor dulce, pero real. Tomé el teléfono y devolví la llamada a Fabiana.

—Flor, ¿dónde estás? —su voz era un torrente de preocupación apenas contestó—. ¿Qué estás haciendo? ¿Estás bien? No te pasó nada malo, ¿verdad?

—Oye, cálmate —la interrumpí—. Estoy bien, ¿qué te sucede?

—Nada, solo me preocupé —admitió—. Son las dos de la tarde y no dabas señales de vida.

—¡Las dos! —exclamé, mirando la pantalla del teléfono con incredulidad—. Estaba durmiendo, por eso no te contesté.

—¿Recién te estás levantando? —preguntó, con un tono de sorpresa cargado de picardía—. Wow, entonces la noche fue fenomenal. Bueno, adiós, te espero en casa para que me cuentes todo.

—Adiós —dije, y colgué.

¡Las dos de la tarde! ¿Tanto había dormido? ¿Tanto me había agotado? Los recuerdos de la noche anterior me inundaron, y no pude evitar sonrojarme. Intenté ponerme de pie, mis piernas flaquearon por un momento, pero me obligué a mantenerme firme para llegar al baño. ¡Imbécil! Por poco me deja lisiada, lo maldecía en voz baja.

Me detuve frente al espejo de cuerpo completo y... Maldito idiota. Me insulté una y otra vez al ver mi reflejo. Las marcas estaban por doquier: el contorno de sus manos impreso en mis nalgas, mis caderas rojas por la fuerza de sus dedos. Mis pechos estaban cárdenos, marcados con chupones que parecían obras de un vampiro. Estaba completamente marcada. Si mi hermano llegaba a ver esto, me mataría.

Me metí en la ducha. Después de refrescarme, me dirigí al lavabo para cepillarme los dientes. Busqué cepillos nuevos y, al abrir un cajón, encontré una bolsa llena de condones. ¡Maldito, una y otra vez! Me había dicho que olvidó comprarlos. Cerré el cajón con un golpe sordo y abrí otro, encontrando un cepillo. Cepillé mis dientes y salí del baño en busca de mi ropa. ¡Dios mío! Este hombre es un verdadero dolor de cabeza.

Mi vestido estaba roto, y mi ropa interior había desaparecido. Paciencia, me dije. Me dirigí al clóset, me puse una de sus camisas, dejándome sin nada debajo, y salí de la habitación hacia la sala. Estaba vacía. Perfecto. Me usó y se largó. Cobarde.

Justo en ese momento, la puerta se abrió y entró su guardaespaldas.

—Buenas tardes, señorita —me dijo, tendiéndome una bolsa—. El señor me encargó que le trajera esto.

Revisé la bolsa: una muda de ropa con lencería.

—Gracias —respondí, dirigiéndome de nuevo a la habitación para cambiarme.

Me vestí y salí. El hombre me esperaba para llevarme a casa. Tomé mi teléfono, respiré hondo y salí del apartamento, dispuesta a que me guiara de vuelta a mi falsa realidad.

1
Marcela Lopez
excelente, gracias por actualizar
🍀Móni🍀
Gracias Autora por esta actualización!!! Ojalá puedas seguir haciéndolo...
Otro capítulo maravilloso
🍀Móni🍀
Plissssss Autora regalanos unos capítulos mas
Belkis Sioli
la familia Rojas, un desastre como mafia, si no fuera por el ruso, Flor ya hubiese desaparecido
Belkis Sioli
una duda, porqué las caderas más anchas y engordó, mmmm me parece que esos kilos tienen patitas !!!
Belkis Sioli
si le puso seguro por dentro a la puerta cuando entró, como hizo heily para entrar???
Belkis Sioli
se me hace muyyyyy blanda la mafia Rojas , no están organizados, no investigan, no nada!!!
Belkis Sioli
otra vez la chancha al trigo!!!!
Belkis Sioli
si no lo queres ver no lo.mires y listo
Belkis Sioli
que clase de mafiosa es que no investiga al supuesto enemigo, más aún que se dice genial en tecnología
Belkis Sioli
jajaja 😂 😂 😂 😂 TODO ???? jajaja 😂 😂
Belkis Sioli
me saca de quicio que no se respete, pero a la vez me muro de risa con las cosa que dice o pinsa
Belkis Sioli
hay otros métodos para sacar información, no llevarla al baño, si total la mato igual , excusa de machirulo
Belkis Sioli
este capítulo empezó bien, ignorandolo, pero ya lo arruinó!!!
Belkis Sioli
jodete por tonta, la sabelotodo
Belkis Sioli
que poco te queres y no se si no va a traer consecuencias dentro de 9 meses
Belkis Sioli
como le vas a entregar lo más preciado que tenes a alguien que te dijo lo que te dijo, sos boba piba
Belkis Sioli
si seguro , solo queres saber hasta donde llega!!!! jaja , otro cosa, A todo pulmón es de Alejando Lerner, Argentino y no de esa otra persona.
Belkis Sioli
no mi vidaaaa, tan rápido noooo, hacelo sufrir!!!! tiene mejor sabor.
Belkis Sioli
ay escritor, escritor, siempre lo mismo, él tiene que desahogarse y ella la puritana, la verdad que cansa siempre lo mismo, se le acabaron las ideas ????
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