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Welcome To The Imgard

Welcome To The Imgard

Status: En proceso
Genre:Romance / Venganza / Intrigante / Época / Traiciones y engaños / Sherlock
Popularitas:564
Nilai: 5
nombre de autor: Nijuri02

En el elegante y exclusivo Imperial Garden (Imgard), un enclave de lujo en el Londres de 1920, la vida de las doce familias más ricas de la ciudad transcurre entre jardines impecables y mansiones deslumbrantes. Pero la perfección es solo una fachada.

Cuando un asesinato repentino sacude la tranquilidad de este paraíso privado, Hemmet, un joven detective de 25 años, regresa al lugar que dejó atrás, escondido tras una identidad falsa.
Con su agudeza para leer el lenguaje corporal y una intuición inquebrantable, Hemmet se sumerge en el hermético círculo social de Imgard. Mientras investiga, la elegancia y los secretos del barrio lo obligan a enfrentarse a su propio pasado.

En Imgard, nada es lo que parece. Y cada elegante sonrisa esconde un misterio.

NovelToon tiene autorización de Nijuri02 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo Trece: Gatos

"Estar alerta no es estar tenso y preocupado. Es activar tus cinco sentidos mostrándote indiferente y confiado...

El enemigo siempre cae en eso".

Atte: Papá.

Risas, historias, anécdotas y lo que pasaron en los últimos días. La conversación entre los dos podría durar noches enteras. Sentían confianza entre ellos. Hemmet contó su situación; Boch solo escuchaba, fascinado con las cosas que el detective lograba o podía hacer. Por su lado, el viejo le hablaba de su familia, de su trabajo, de su vida.

—¡¿Cuarenta años?! —exclamó Hemmet con sorpresa. —¿Qué diablos te pasó?

—No seas grosero. Quiero verte en las calles y en los campos trabajando sin descanso.

—Ahora estoy más agradecido con mi vida —dijo Hemmet con una sonrisa.

—Bueno, tengo a mis hijos y a mi esposa. Sin importar lo que pase, yo también estoy muy agradecido con mi vida. Algún día encontrarás a alguien con quien compartir la tuya.

Hemmet hizo una pausa, pensativo.

—Bueno, hasta que eso suceda, debo disfrutar mi juventud.

—Y qué lo digas. Con el trabajo que tienes, la muerte acecha a cada momento del día.

El silencio entre copas duró unos minutos. Boch fue el primero en continuar.

—Desde que te conocí en Estados Unidos, tengo una duda que no me saco de la cabeza.

Hemmet, en silencio, aceptó la petición.

—El nombre que pediste… ¿por qué tenía que ser de ese tipo? Johan Fareyn fue una basura desconocida, el peor detective que existió. Según los pocos informes que encontré de él, solo resolvió cinco casos en diez años de trabajo. Ni hablar de que fueron los casos más sencillos del mundo. Pero... ¿por qué él?

Hemmet apuró la copa con una sonrisa. Ya llevaba tres, nada en comparación a las cinco botellas de ron de su acompañante.

—Hay miles de detectives mucho mejores que ese fracasado. Pero, respóndeme tú: ¿los clientes realmente quieren que el detective haga su trabajo correctamente?

Boch abrió los ojos, comprendiendo lo que pasaba. Se había dado cuenta tarde, la respuesta había estado siempre frente a él.

—Eres un genio, hijo de puta —chilló Boch, seguido de una gran carcajada.

—Un detective capaz de resolver el caso es un detective que descubra sus más grandes secretos —continuó Hemmet.

—Pero, ¿cómo sabías que te iban a elegir a ti? Podían elegir a alguien más.

—Simple corazonada, amigo Bochinham.

—Tú no crees en esas mierdas, eres detective.

—Y tú eres demasiado observador —dijo Hemmet, levantándose del asiento.

—Entonces, ¿vas a ir tras esa camarera? No ha dejado de mirarte desde que llegaste.

—Por eso me retiro. No se detendrá hasta que obtenga lo que quiere.

—Lástima, un desperdicio brutal con lo bella que es —bromeó Boch, levantándose también para retirarse.

—No tengo a nadie, pero creo que ya encontré mi concepto de "belleza" —murmuró Hemmet.

La medianoche había llegado y los borrachos salían del bar tambaleándose. En la puerta del bar, los amigos se despidieron.

—Gracias por esta noche, amigo —se sinceró Hemmet, contento. —Es bueno compartir con alguien estos momentos.

—Cuando gustes —dijo Boch sonriendo. —La próxima te presentaré a mi familia.

Boch se marchó primero, desapareciendo en la neblina nocturna típica de Londres. Hemmet se quedó observando cómo se marchaba su amigo. Luego de unos minutos, comenzó a caminar lento y tranquilo.

—Estas noches son las mejores para ganar algo de información —dijo Hemmet en voz alta. —Aunque, debería ser más cuidadoso con los gatos de los techos. Quién sabe si alguno se lance a atacarme.

Hemmet sonrió para sí. La noche era silenciosa. Cualquiera en su lugar sentiría miedo. Hemmet no. Las gotas que caían de las canaletas de las casas y los gatos escarbando en los basureros de los callejones sonaban como una música relajante para el detective.

«Es nuevo en esto», pensó, mirando a los techos a sus costados. «¿Será por aquí... o por...?»

Hemmet giró rápidamente hacia un lado. A su izquierda, el sonido de un cuchillo clavándose en el poste de luz hizo eco en la angosta calle.

—Un movimiento precipitado —exclamó, sintiendo una punzada de emoción. —¡Déjame darte unos consejos!

Tres cuchillos más llegaron, esta vez desde su lado derecho. Hemmet esquivó dos y desvió el último con su bastón.

—¡Los gatos no hacen ruido en los techos! Fuiste imprudente al seguirme por ahí, debiste ir por la calle como alguien normal.

Dos cuchillos más volaron por detrás del detective. Hemmet se hizo a un lado, metiéndose en un callejón demasiado angosto, donde solo él cabía.

—¡No te precipites a atacar desde la distancia! Si te acercabas un poco más, quizás me alcanzabas. —continuó, con un tono burlón.

«Principiante», pensó mientras suspiraba.

Entrecerró los ojos hacia el callejón oscuro al que había entrado, y una patada que logró cubrir con los brazos lo sacó a la calle de nuevo.

La figura era irreconocible: delgada y cubierta por un traje negro, una capucha y una máscara de tela.

«¿Un ninja en Londres?», pensó Hemmet, levantando su bastón en señal de duelo.

El ninja desenvainó dos dagas finas y alargadas y se lanzó hacia el detective, quien se defendía con su bastón. La velocidad y agilidad del atacante eran impresionantes, pero el detective se defendía sin problema, manteniendo su mano izquierda en la espalda.

—Muchos movimientos y poco ataque, amigo mío —decía Hemmet mientras bloqueaba.

El ninja dio una voltereta hacia atrás, lanzando en el aire dos estrellas de metal. Hemmet golpeó una con el bastón, que se rompió por el impacto. La siguiente la atrapó con la mano.

«Un shuriken», pensó. «Vino bien preparado».

Mientras miraba el shuriken, se dio cuenta de que su oponente había desaparecido. Hemmet sonrió para luego soltar una carcajada.

—¡Ahora comprendo! —exclamó con emoción, abriendo los brazos.

Volvió a su postura normal y caminó un poco.

¡CHAS!

Hemmet chasqueó sus dedos. El ninja volvió a lanzarse con una daga apuntando a su cabeza. Hemmet esquivó hacia abajo, pero la segunda daga en la mano izquierda atacaba por debajo. Con un movimiento rápido y tranquilo, el detective tomó al ninja por los brazos, lo hizo girar en el aire y lo golpeó suavemente contra el suelo, logrando que soltara las dagas. Hemmet se agachó por detrás, sosteniéndolo con un brazo para que no se escapara. Con la otra mano tomó una daga, la colocó en el cuello de su atacante y le hizo un pequeño corte. Devolvió las dagas a la funda y acercó su boca al oído derecho del ninja.

—Suerte para la próxima… —susurró con una sonrisa ladeada. —Camarera.

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Thaurusi
buen ritmo. siento que ba a pasar algo grande. quiero masss
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