Del Caos A Las Estrellas.

Caos y Pasión 14

Capítulo 14. Roberto viene en auxilio.

– ¿Y la doctora Mar?-- dijo Carlo a la enfermera joven y coqueta que caminaba frente a él a cada minuto.

– Se marchó hace ya una hora con el doctor Ruiz. - respondió con una sonrisa – ¿quiere que le ayude en algo?. -

– ¿Se marchó? No la ví salir. - respondió Carlo desalentado.

– Por el fondo del hospital. Tiene otra salida el parqueadero de autos y ambulancias. ¡Su coche es precioso! ¿Se llama Carlo verdad?-

– Hasta luego - dijo molesto sin mirar a la linda enfermera que lo rodeaba.

Mar Velotti lo había engañado y le dejó esperándola.

Nunca había pasado que alguien le tratara con tanta descortesía ¿Cuántas cosas más debía soportar para tenerla?. Para explicarse y ser perdonado. Para volver a acariciarla y besarla y sentir su fragancia inundando la mente.

Esa técnica no estaba resultando, pensó mientras viajaba en su coche. Debía ser creativo.

No pretendía abandonar el caso simplemente así. Dejar a su novia solo por un malentendido no era propio de un caballero. Y además, ella era su primera novia.¡ Le había presentado a su madre!.

Es cierto que fue una treta insignificante para tenerla cerca , pero presentarla como novia a su mamá era un paso importante en su vida. Nunca había tenido novia formal.

Llegó a su casa y sus padres parecían preocupados.

– ¿De dónde vienes hijo? Está tarde no fuiste a la empresa. - le dijo Virgilio apenas lo vió.

– Fui a ver a mi novia al hospital papá. -

–¿ Y bien?--

– ¿Y bien qué?-- respondió molesto.

– ¿La viste?

– Claro que le ví. Estaba preciosa con su chaquetilla de médica. Le lleve flores. - dijo marchándose a su recamara. -

– Hijo. Tomemos una copa juntos. Y hablemos del tema. - le gritó su padre pero él cerró la puerta. No sabía que diablo le pasaba a sus padres. Le trataban con la preocupación de su época de adolescente.

Decidió hablar por teléfono.

– Robert. Primo. Tienes que ayudarme con Mar –

– ¿Ya la localizaste en Almira?-

– Así es. No pude encontrar su casa. Pero la encontré en el hospital. Dime. ¿Qué debo hacer para que me perdone?-

– ¿Aún no pudiste hablar con ella?

– Solo pocas palabras y me dejó esperándola mientras se escapaba con el doctor Ruiz. – explicó – no hay problemas con ese médico. Es casado y con hijos. Investigué a toda la planta médica del hospital.

– Escucha primo. Mar Velotti es una gran chica. Pero su experiencia pasada y familiar la ha hecho desconfiada de los hombres.¡ Te dije que le digas la verdad desde el primer día! No me has escuchado. Ahora solo…olvídala ,¿ entiendes?-

– No Puedo Robert. La he presentado a mi madre como mi novia. No puedo dejarla ir. –

– Tu madre entenderá. Es una mujer maravillosa. Solo llama a una de tus amigas , la tal Julia, Adriana, Matilde y reemplazala.

–Ninguna de ellas es Mar. Cociné con ella. Preparamos ensaladas y jugos. Nos sentábamos a hablar en el balcón. Nos abrazamos y besamos muchas veces.¡ Ella era tan libre y natural! ¡Se sacaba la ropa en cualquier lado! -

– No era Libre y natural contigo.Era con su amigo gay. ¡Entiéndelo!-- dijo Robert – está bien primo. Viajaré a Almira y trataré de verla. Quizás, solo quizá, me escuche. Pero no te prometo nada. Y menos puedo asegurar que ella te ame. -

– Me ama, lo sé. Se puso celosa con la loca vecina que apareció pidiendo azúcar. Entiendes. Ella me ama. Y yo la amo.Amo a esa mujer Robert. Sé que es casi imposible que alguien me crea. Pero así es. ¡Y la reconquistaré!

La charla entre los dos siguió un momento más. Luego Carlo Brasco se durmió soñando con su primera novia. La recordó cocinando juntos o tomando algo tranquilos en la terraza del departamento de Roberto en Bruske. Recordó su forma de dormir y la cara del estúpido doctor que vino por ella. Tenía que averiguar si ese estúpido genio estaba aún en Bruske o había venido a Almira detrás de su novia. Eso haría. Nadie, por más genio que fuera, le sacaría su novia.

Al otro día, después del baño diario, se presentó en el salón del desayuno.

– Buenos días. Cómo están todos – dijo saludando con un beso a Eugenia y Manuela. Era otra vez, el joven heredero amable y cordial, casi despreocupado como todos los días.

– Buen día Carlo. Te vemos mucho mejor hijo. - respondió Eugenia – y eso me tranquiliza. Vuelves a ser la misma persona gracias a Dios.

– Mi hijo sabe que no debe preocuparse por problemas de faldas Eugenia. Es un Brasco. - dijo Virgilio sonriente.

– Eso me tranquiliza- intervino Manuela – estuvimos pensando con tu mamá en la hija de los Alvarez Trujillo. Nos han dicho que Marianela Alvarez Trujillo viene a Almira después de su año sabático recorriendo el mundo. Es una mujer preciosa y muy educada. -

– Qué bien – respondió sin interés Carlo.

– Podrías quizá encargarte de pasear con ella por Almira. Nuestra ciudad ha cambiado mucho y para bien. Hay nuevos restaurantes y confiterías. – completo su madre.

– No creo mamá. A mí novia no le gustaría. Además tengo trabajo. Ah. Roberto Brasco vendrá a la ciudad. Nos visitará en unos días. – dijo sonriendo Carlo. La familia quedó callada ante estás palabras y el desayuno continuó en silencio.

– Hasta luego familia. Me voy a trabajar. - dijo Carlo levantándose y caminando a la puerta –¿ irás papá a la empresa?

– No hijo. Hoy no me esperes. Descansaré - dijo.

Apenas salió Carlo por la puerta de ingreso hacia su coche, pareciera que una cuerda había activado a la familia, que los hizo hablar todos juntos y a los gritos.

–’¡Su novia! ¡Escucharon esa aberración!-

– Pobre mi hijo querido. Esa doctora le ha robado el cerebro. ¡Roberto me va a escuchar!-

– Tranquilos. Les dará un infarto - dijo Manuela. - Debemos pensar como ayudar a nuestro chico. Hay que conocer a esa muchacha y desalentarla.¡ Que busque otro no binario y dejé en paz a nuestro muchacho !-

– ¿No binario?¿ Y qué diablos es eso?- gritaba Virgilio ante el horror de las mucamas.