Julieta se ve enfrentado la pobreza luego de vivir toda su vida siendo una consentida niña de papá. Con su esposo muerto y una demanda por embargo de la noche a la mañana queda en la calle sola y confundida. Que cosas misteriosas le tendrá el destino preparado a una mujer dispuesta a salir adelante cueste lo que cueste.
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Un sueño o la realidad.
Bueno mi querido Romeo ya es hora de conseguir lo que quiero.
- Te llevaré a la empresa y me quedaré abajo. Llamame y no dudare en subir.
- Eres demaciado tierno. De seguro la mujer que este a tú lado será muy afortunada.
Lo veo desviar la mirada antes de ayudarme a levantar. Es verdad yo nunca le pregunté si el ya tenía novia simplemente asumi que era soltero, pero puedo estar equivocada.
Aún así no me animo a preguntarle, prefiero que esto al igual que las otras preguntas queden sin respuestas por ahora al menos.
Subimos al auto y me lleva a conocer la empresa. - Mira Julieta este es el lugar aquí tetraere para la entrevista.
- Es incluso más grande que no empresa.
- Tienen mucho dinero y buscan invertir en buenos negocios y tu bella dama tienes un buen negocio entre manos.
- Ya basta o de verdad comenzará a creer tus palabras.
- Sólo digo la verdad.
Esa noche incluso me ayuda a preparar bien bonitos todos los paquetes para que luzcan increíbles.
- Como agradecimiento te invito una picada y vino blanco ¿Te gusta la idea?
- Me encanta esa idea.
No se porque, pero me siento muy nerviosa estando nosotros dos solos. Lupe se fue a realizar un pedido y no volverá hasta mañana por la mañana. Estoy tan nerviosa que cortó mi dedo al picar el queso.
- Auch.
- Estas bien Julieta.
- Fue solo un razguño.
Sin esperarlo lo veo llevar mi dedo a su boca y mi corazón se paraliza, literal juro que se le olvidó como latir y mi cerebro se apagó. Todo mi cuerpo sufrió un cortocircuito y se apagó por completo mientras mi dedo podía sentir su lengua cálida enbolviendolo.
- Listo ya dejo de sangrar.. ¿Julieta?
- Ah yo..
- Perdón si te incómodo mi comportamiento.
- Es.. Esta bien... Gracias. Puedes llevar esto a la mesita por favor.
- Claro.
Maldición... Maldición.. Que acaba de pasar, bien Julieta actúa normal no significó nada para él aunque para mi fue un reinicio de existencia.
Lavo mi cara y vuelvo a su lado. - Las cajas ya quedaron listas asi que relajemonos.
- Ven siéntate al lado mío.
¿Desde cuando huele tan bien? Ah ya tranquilizate por favor. - ¿Cómo va el trabajo?
- Bastante bien, no tengo porque quejarme la verdad.
- Eso es bueno.
- El vino está delicioso.
- Si, es mi favorito.
- Te noto demaciado callada. ¿Nerviosa?
- Porque o que. ¿Porque estaría nerviosa Yo?
- Ja Ja Ja por la entrevista Julieta.
- Ah si la entrevista, si estoy un poco nerviosa, pero segura de mi misma. La tengo que conseguir a como de lugar.
- Esa es la actitud de una triunfadora.
Una copa se convirtió en dos y luego en tres, entre risas perdí la cuenta de cuantas copas se convirtieron en botellas y él causante de todo fue su hermosa sonrisa.
- Julieta estás durmiendo en el piso, ve a tu cama.
- Llevame por favor.
Siento como me levanta entre sus fuertes brazos mientras yo entierro mi rostro en su pecho.
- Me encanta tu perfume.
- Me estás haciendo cosquilla.
- Tú le provocas cosquillas a mi corazón y eso me asusta.
- Porque te asusta. ¿Es porque soy un hombre normal sin nada para ofrecer? ¿Ó es por mi color de piel?
- Tu color de pies es hermoso y nunca me avergonzaria de estar a tu lado por algo tan superficial como eso y en este momento lo dos estamos al mismo nivel incluso tú estas mejor que yo porque nisiquiera tengo un trabajo.
- Ja Ja ja entonces que te da tanto miedo Julieta.
- Enamorarme, le tengo miedo al amor.
- Entonces convierte ese miedo en motivación y que sea un impulso y no un impedimento.
- Tienes razón. - Ya no dudo y lo beso tiernamente en sus deliciosos labios, Romeo no tarda mucho en aceptar mi beso y juntos nos fundimos en algo maravilloso.
Puedo sentir sus manos calientes recorrer mi cuerpo y como reacciona a él, algo así solo se puede describir como perfecto, sus besos ardientes más sus caricias impecables me dejan pidiendo más de mi dulce Romeo.
Su lengua baja hasta mi punto sin retorno y nuevamente la alarma suena, mi mirada furiosa seguida de un grito que ahogó con la almohada hacen que este día sea incluso peor que anterior.
Otro vez intento calmar mis deseos en el baño mientras mentalizo que hoy es un gran día y que tengo que estar al 100%, pero esta vez el sueño fue más vivido. Ese beso se sintió tan real que siento que me vuelvo loca de tan solo recordarlo.
