LOS RUTTHERFORD - MIKHAIL RUTTHERFORD

después de salir de la comisaria, muerta de la vergüenza Freya comenzó a caminar sin poder alzar la mirada para verle la cara a Lukas, solo siguió caminando con el hombre siguiendo muy de cerca sus pasos, fue de esa forma hasta llegar al frente de la pequeña cabaña donde el hombre se estaba hospedando.

-          Freya, Freya – comienza a llamarla al ver que la mujer caminaba apresurada para llegar a su cabaña - ¿quieres esperar? – le dice caminando tras ella, pero la mujer no se detenía seguía caminando con la cabeza gacha, como si quisiera escapar de él - ¡Freya!, ¿quieres detenerte y solo escucharme un segundo? – le dice tomando a la mujer de la mano para que se detuviera

-          ¡Lo siento! – le dice casi gritando y dejando salir unas lagrimas

-          ¿Qué? – le dice MIkhail confundido

-          Lo siento, lamento que todo eso sucediera – le dice con la mirada hacia el suelo

-          ¿Por qué te disculpas?, no tienes que hacer tal cosa – le dice MIkhail molesto

-          Claro que sí, lo que sucedió es toda mi culpa – le dice subiendo la mirada para verlo – todo fu mi culpa, casi te metes en problemas por mí, ¿Qué hubiera hecho si te dejaban en ese lugar? – le dice alterada

-          Freya, cálmate nada de eso fue tu culpa, esos tipos fueron quienes – no sabía que decir para no causarle dolor, ¿Cómo podría ser aquella situación su culpa?, claramente ella era la única víctima en todo eso.

-          Aunque pienses que no fui la culpable es claro que yo permití aquella situación, yo la propicie – le dice alterada

-          Tu no sabías que ese tipo era así, ¿de qué forma puede ser tu culpa el que ese tipo fuera un maldito idiota? – le dice molesto

-          Porque yo era quien lo seguía, lo miraba durante demasiado tiempo, me enganche de él haciéndolo todo demasiado obvio – le dice sintiendo que en su garganta pasaban una chuchilla dolorosa que cortaba todo a su paso, mientras trataba de aguantar las ganas de llorar, no quería ser más patética de lo que ya había sido ese día frente a Lukas – yo era quien lo miraba, hasta el punto en que todos se dieron cuenta de mis sentimientos, pensando en lo patética que me veía y creando su estúpida apuesta, así que no hay mayor culpable que yo, porque escogí ser obvia – le dice mostrándole la mirada adolorida

-          Eso no es cierto, Freya – le dice MIkhail con furia – ese tipo es un maldito cobarde que no sabe ver más allá de su estupidez – le dice sintiendo que podría estallar de la ira que corría por sus venas

-          ¿Qué tendría que ver Lukas?, ¿a una mujer solterona que nunca ha tenido experiencia alguna con algún hombre?, o tal vez ¿a una ilusa estúpida que termina enamorándose y creando un ridículo mundo de maravillas en su tonta mente?, ¿Qué parte de mi debía mirar cuando no hay nada para ver, cuando nada de mi es atractivo para algún hombre? – le dice alterada

-          Eso no es cierto – le grita Mikhail molesto por la forma en que ella hablaba de sí misma

-          Ah, ¿no? – le dice alterada - ¿Cómo no podría ser cierto cuando la historia no hace más que repetirse una y otra vez? – le dice agitada

-          ¡Es porque estas mirando hacia el lado equivocado! – le grita MIkhail alterándose

-          ¿Qué? – le dice Freya sorprendida, atónita por lo que el hombre le acababa de decir

-          Solo, no estás viendo hacia la dirección correcta – le dice en un tono de voz más dulce, levanta su mano y acaricia la mejilla de la mujer – si lo hicieras por tan solo un instante te percatarías de…

Freya sintió una sensación de pánico subir desde su estómago, su respiración era agitada y su pecho se sentía presionado, no podía respirar bien, así que, por ese miedo simplemente prefirió salir corriendo hacia la cabaña como una cobarde, sin siquiera terminar de escuchar lo que Lukas tenía para decirle.

-          ¡Freya!, ¡Freya! – le grita Mikhail, pero la mujer simplemente siguió corriendo hasta entrar en la cabaña – Maldición – dice lleno de furia, tal vez no era el momento para decirle aquello y se había precipitado.

Hecho una furia por todo lo que había sucedido se disponía a echarse agua fría para calmar su molestia interna, pero en ese momento vio el hacha que estaban utilizando él y Gunnar el día anterior mientras reparaban la fachada, a su lado se encontraba un tronco viejo, así que, como terapia para liberar toda su rabia, simplemente comenzó a darle al tronco con el hacha, creando cortes irregulares que arrancaban pedazos de la madera.

Después de unos veinte minutos de constante golpeteo desatando toda su furia contra un objeto que no tenía culpa alguna, Gunther apareció tras él, toco su hombro y MIkhail se detuvo al instante.

-          Wow – le dice colocando las manos hacia el frente para frenar el impulso del hacha de Mikhail – creo que ese tronco viejo ya entendió toda tu molestia – le dice en tono tranquilo

-          Pues, creo que todavía le falta sufrir un poco más de mi molestia – le dice MIkhail agitado

-          Pensé que Charls y su amigo se habían llevado aquella parte – le dice Gunther riendo

-          Así que te enteraste – le dice Mikhail tratando de continuar con lo que estaba

-          No hay algo que suceda en este pueblo y no se enteren todos – dice Gunther quitándole el hacha de las manos a MIkhail – es por ello que debo darte las gracias por haberles partido la cara en mi lugar – le dice Gunther extendiéndole la mano para que el hombre la estrechara

-          Pues, no creo que eso hubiera sido lo mejor – le dice Mikhail quitándole el hacha a Gunther de las manos – creo que lo mejor era que me partieran la boca a mí – le dice dándole un hachazo al tronco.

-          ¿Qué?, ¿hombre por qué dices esas cosas? – le dice Gunther tratando de animarlo dándole una palmada en la espalda -  todos hablan de cómo les ganaste sin recibir un solo rasguño – le dice riendo – eso es magnífico – le dice contento

-          Ah, ¿sí? – dice levantando el hacha – pues que bien por mí – le dice en tono frio

-          Entiendo – le dice Gunther comprendiendo que el hombre no se sentía con ánimos – iré a ver como se encuentra Freya – le dice antes de alejarse del hombre que seguramente no estaba pasando por un buen momento.