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MADHOUSE

MADHOUSE

Status: Terminada
Genre:Terror / Maltrato Emocional / Médico-paciente / Enfermizo / Romance oscuro / Completas
Popularitas:804
Nilai: 5
nombre de autor: ItZunarxy

𝙱𝚒𝚎𝚗𝚟𝚎𝚗𝚒𝚍𝚘 𝚊𝚕 𝙰𝚛𝚎𝚊 𝚁𝚘𝚓𝚊, 𝚍𝚘𝚗𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚕𝚘𝚌𝚞𝚛𝚊 𝚗𝚘 𝚎𝚜 𝚞𝚗 𝚍𝚒𝚊𝚐𝚗𝚘𝚜𝚝𝚒𝚌𝚘... 𝚂𝚒𝚗𝚘 𝚞𝚗𝚊 𝚜𝚒𝚗𝚏𝚘𝚗𝚒𝚊.
𝚂𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚙𝚊𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎𝚜.
𝚂𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚒𝚗𝚏𝚒𝚎𝚛𝚗𝚘𝚜.
𝚄𝚗𝚊 𝚎𝚗𝚏𝚎𝚛𝚖𝚎𝚛𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚖𝚊𝚗𝚘𝚜 𝚜𝚞𝚊𝚟𝚎𝚜.
𝚈 𝚞𝚗 𝚑𝚘𝚜𝚙𝚒𝚝𝚊𝚕 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚌𝚞𝚛𝚊, 𝚜𝚒𝚗𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚜𝚞𝚖𝚎.
¡𝙲𝚄𝙸𝙳𝙰𝙳𝙾!
𝙰𝚚𝚞𝚒 𝚕𝚘𝚜 𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚘𝚜 𝚐𝚛𝚒𝚝𝚊𝚗 𝚎𝚗 𝚜𝚒𝚕𝚎𝚗𝚌𝚒𝚘 𝚢 𝚕𝚘𝚜 𝚎𝚗𝚏𝚎𝚛𝚖𝚘𝚜 𝚋𝚎𝚜𝚊𝚗 𝚌𝚘𝚗 𝚌𝚞𝚌𝚑𝚒𝚕𝚕𝚘𝚜.
¿𝚀𝚞𝚒𝚎𝚛𝚎𝚜 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛𝚕𝚘𝚜, 𝙺𝚊𝚗𝚐? 𝙴𝚕𝚕𝚘𝚜 𝚝𝚊𝚖𝚋𝚒é𝚗 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚎𝚗 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛𝚝𝚎... 𝙰 𝚜𝚞 𝚖𝚊𝚗𝚎𝚛𝚊.
𝙳𝚒𝚜𝚏𝚛𝚞𝚝𝚊 𝚕𝚊 𝚕𝚎𝚌𝚝𝚞𝚛𝚊... 𝙳𝚎𝚜𝚙𝚞𝚎𝚜 𝚍𝚎 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚛𝚊𝚜 𝚒𝚐𝚞𝚊𝚕 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚕𝚕𝚘𝚜.

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Capítulo 13

Había algo en el teatro que siempre me pareció fascinante.

La manera en que un actor podía deslizarse en otra piel con la misma facilidad con la que se pone una máscara. La manera en que un guión, un párrafo, podía convertir lo falso en algo más real que la propia realidad.

Y si había alguien que entendía ese arte a la perfección, era Ethan.

Lo había notado desde el principio.

Él no necesitaba gritar para ser escuchado. No necesitaba imponer su presencia.

Su poder radicaba en lo contrario.

En sus silencios, en sus pausas, en la manera en que siempre parecía observar más de lo que dejaba ver.

Ethan jugaba con las palabras como si fueran piezas de ajedrez.

Y hoy, en esta sesión, jugaría con él.

Cuando entré en la sala de terapia, él ya estaba esperándome.

La habitación yacía en penumbras cuando ingresé, no porque faltara luz, sino porque él la llenaba de sombras.

Sentado al borde de la mesa con ambas piernas colgando con pereza, tamborileaba un ritmo suave sobre la superficie de madera. En sus labios descansaba una media sonrisa que no parecía del todo casual.

No se levantó, no me saludó de inmediato.

Solo se limitó a inclinar la cabeza, su sonrisa ensanchandose con pereza.

—Si querías tenerme a solas, solo tenías que pedírmelo —dijo con cierto encanto.

—Eres muy considerado —dije sin inmutarme, dejando dos máscaras de teatro sobre la mesa.

Una con una sonrisa.

Otra con una expresión de tristeza.

Los ojos de Ethan brillaron con interés.

—Oh, esto es nuevo...

—Hoy vamos a hacer teatro.

El pelirrojo tomó la máscara sonriente y la giró entre sus dedos con la misma delicadeza con la que alguien manipula un objeto valioso.

—¿Vamos a interpretar una tragedia o una comedia?

—Ni tragedias ni comedias, sólo una historia.

Dejó la máscara sobre la mesa con una lentitud calculada.

—¿Improvisación? —me miró de reojo.

—Algo así.

—Eso suena peligroso —sonrió con picardía.

—Sólo suena interesante.

Una pausa.

Y entonces, Ethan sonrió de verdad.

—Me gusta más cuando juegas, Aerin...

Me senté frente a él y coloqué una hoja en blanco en el centro de la mesa.

Escribiría.

—Vamos a contar una historia —dije — tú y yo.

—Entonces lo haremos bien —dice en voz baja, casi expectante — ¿ya tienes un personaje?

No dudé.

—Será una escritora que ha vivido tanto en sus historias que ya no recuerda cómo es el mundo real.

Ethan parpadeó, la sonrisa en sus labios se transformó en algo más afilado.

—Interesante... Entonces, el mío será un artista famoso que lo tiene todo, pero no siente nada —dijo — y un día conoce a alguien que lo hace sentir vivo.

Me incliné apenas hacia adelante.

—Entonces es perfecta para él, porque el artista quiere aprender a sentir... Y ella quiere aprender a vivir.

La sonrisa de Lee no desapareció, pero su expresión cambió.

Sutilmente.

Como si esas palabras hubieran tocado algo que no esperaba.

—Pero hay un problema —digo en un murmullo — ella sabe que si alguna vez sale de sus historias, tendrá que enfrentarse a la verdad.

Ethan apoyó un codo en la mesa, sin apartar la mirada de mi.

—¿Y cuál es la verdad?

Sentí la tensión en el aire.

—Que tal vez nunca fue real para él —solté bajo.

Hubo un breve silencio.

Uno donde él no parpadeó.

No apartó sus ojos verdes de los míos .

—¿Y si él tampoco es real para ella? —cuando habló de nuevo, su voz fue más suave.

—¿Cómo podría no serlo? —dije con curiosidad.

—Porque ella ha vivido tanto en su imaginación que todo lo que siente podría ser parte de la historia.

Él estaba dándole la vuelta. Girando el tablero con la misma facilidad con la que siempre lo hacía, pero esta vez, no retrocedí.

—Entonces dime, ¿qué haría él para asegurarse de que ella es real?

Ethan tomó la máscara sonriente y la levantó a la altura de su rostro.

—Quizá le preguntaría algo que solo ella podría responder.

—¿Cómo qué?

—Algo sobre sí misma... Algo que no le haya contado a nadie.

Mi pulso se aceleró apenas, pero no lo dejé notar

—¿Cómo sabe que ella no mentiría?

—Porque él es un artista —Ethan bajó la máscara con lentitud — y un artista siempre sabe cuándo alguien está actuando.

La historia se estaba volviendo peligrosa.

No porque fueran personajes.

Sino porque estaba dejando de ser solo un juego.

—Entonces dime, ¿qué haría ella si descubre que él solo la ve como otra inspiración pasajera?

El pelirrojo inclinó la cabeza, observándome con detenimiento.

—Depende.

—¿De qué?

—De si prefiere vivir en la historia... O en la realidad.

Respiré hondo.

—Tal vez ambas cosas sean lo mismo.

Él sonrió apenas.

—Tal vez... O tal vez, si juegas lo suficiente con la fantasía, el mundo real empieza a perder importancia.

El aire en la sala se volvió más denso.

Como si las paredes hubieran retrocedido y solo quedáramos nosotros dos en un escenario invisible.

Una historia en la que ambos estábamos atrapados.

Una historia que ninguno de los dos sabía si quería terminar.

Y entonces, con una lentitud estudiada, Ethan se echó hacia atrás en su silla, con una expresión satisfecha.

—Me gustó este juego...

..."¿Y si él tampoco es real para ella?"...

Guardé la sensación para mi misma.

Su mirada decía algo más, decía que para él, aquello nunca había sido un juego.

Me crucé de brazos, sin romper la tensión.

—De hecho este ejercicio me gustó más de lo que esperaba —dijo con un tono más ligero.

—Lo imaginé —sonreí.

Tomó la hoja en la que había escrito el proceso de la sesión y la dobló con precisión antes de guardarla en el bolsillo de su uniforme.

—Voy a quedármela —dijo sin darme opción.

—No me sorprende —asentí — adelante, te servirá.

Se levantó de su asiento, estirando los brazos por encima de su cabeza con una expresión de satisfacción

—¿Qué aprendimos hoy, Ethan Lee? —mi frase favorita dentro de pediatría.

Él inclinó la cabeza, con la sombra de una sonrisa aún en sus labios.

—Que a veces, la mejor manera de mentir es decir la verdad de una forma bonita.

—¿Y cuál es la verdad aquí? —le pregunté.

—Esa... —susurró —, es la única pregunta que no pienso responder.

Y sin decir más, salió de la sala.

Me quedé allí, con las máscaras sobre la mesa y la sensación de que la historia que acabábamos de contar no había terminado aún.

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Afiq Danial Mohamad Azmir
¡Da más, no te canses!
y0urdr3amb0y
Excelente, es muy bueno.
彡 Misaki ZawaZhu-!
No puedo esperar por el próximo, darnos más, gracias
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