**Saga Vannecelli**
Uzziel Vannecelli, futuro líder de la organización italiana, es un hombre carente de empatía, caracterizado por rasgos psicopáticos. Su único vínculo emocional verdadero radica en su familia. Desde su infancia, ha sentido una conexión especial con Ángela Müller, hija del sublíder alemán. La inocencia y pureza de Ángela lo obsesionan, llevándolo a desear despojarla de su esencia pura. Por otro lado, Ángela anhela consagrarse a Dios y, en dos meses, tiene planes de convertirse en monja. La pregunta que prevalece es si Ángela logrará cumplir su vocación religiosa o si Uzziel interpondrá su camino. ¿Quién prevalecerá en esta contienda: el bien o el mal?
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Capítulo 13 sin escapatoria 2/2
Ángela Müller
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-Al ingresar a la casa, él me instruye que suba a la habitación, lo cual hago mientras uno de esos hombres comienza a atenderlo. Al dirigirme a la habitación, entro al baño, donde no puedo evitar llorar. ¿Qué hago ahora? Estoy en esta isla, no he visto teléfonos en la casa, no tengo manera de comunicarme, y estoy segura de que esos hombres no me ayudarán, ya que no querrían poner en riesgo su propia seguridad. Decido quitarme la ropa y tomar una ducha. Sin embargo, estoy convencida de que Uzziel debe tener un teléfono. Al salir del baño, miro hacia el clóset y veo varias prendas. Observo la ropa, pero encuentro que es demasiado corta y no es de mi agrado. Finalmente, elijo un vestido que es el más largo de todos, aunque tiene un escote pronunciado en la parte superior, pero no tengo más opciones, así que me lo pongo.
Me peino el largo cabello dorado, mientras un sonido proveniente de mi abdomen me recuerda que no he comido nada en todo el día. Me dirijo hacia la cama y me recuesto hasta quedarme dormida. Al abrir los ojos, me sobresalto al ver a Uzziel mirándome detenidamente y acariciando mi cabello. Él me dice- Eres aún más hermosa sin esa vestimenta de monja; deberías tenerlo en cuenta. ¿Cómo sigue tu tobillo?
- Le respondo con desagrado-No tengo nada que considerar, seré monja.
- Él se levanta y dice-Solo si yo lo permito. Ahora, baja, la cena está servida.
-Salió de la habitación, me recogí el cabello y lo seguí hasta el comedor, donde la comida ya estaba servida. Hice una oración antes de comenzar a comer, y él hizo lo mismo. Durante toda la cena no intercambiamos ninguna palabra. Escucho un ruido y observo cómo saca su teléfono antes de retirarse para contestar. Sonrío, ya que la esperanza vuelve a mí; solo debo esperar a que se duerma para poder tomar su teléfono. Minutos después, regresa y termina de comer. Me dice-No quiero volver a verte con el cabello recogido, quiero que siempre lo lleves suelto.
-Le respondo-Es mi cabello y soy quien decide si lo llevo recogido o suelto. He cumplido con no usar el velo, así que te pido que no me molestes.
-Me levanto de la silla para dirigirme a mi habitación cuando, de repente, me toma del brazo y me empuja contra la pared. Al colocar su cuerpo contra el mío, me dice en un tono molesto- No me provoques, Ángela; harás todo lo que te diga.
-Él me toma del cabello, deshaciendo mi moño y dejando que mi cabello caiga. Nuestras miradas se cruzan, y cada vez siento más rencor hacia él, aunque sé que este sentimiento no es positivo; no puedo permitirme odiar a nadie. Él aprieta mi cabello, observa mis labios y me besa. Intento empujarlo, pero mi fuerza no se compara con la suya. Con más presión, continúa besándome; cierro los labios, pero me muerde. Las lágrimas caen por mi rostro hasta que finalmente se aleja de mis labios. Se relame los labios, suelta mi cabello y se aparta. Salgo rápidamente hacia mi habitación, donde cierro con seguro la puerta. Al comenzar a llorar, me recuesto en la cama y puedo observar la luna a través de la ventana. Susurro- Dios, ayúdame a salir de aquí, por favor, no permitas que ese demonio me haga daño.
-Cierro los ojos y, poco a poco, me dejo llevar por el sueño. Al abrirlos nuevamente, me doy cuenta de que es de noche. Me levanto de la cama y, con cautela, salgo de la habitación. Empiezo a abrir las puertas de las diferentes habitaciones hasta que, al llegar a la tercera, lo veo a él dormido. Entro con precaución. Comienzo a revisar los cajones, pero no encuentro el teléfono. Dirijo la mirada hacia el otro lado de la cama y lo veo sobre la mesita de noche. Mis ojos se iluminan. Camino con cuidado hasta la mesa y, al observar a Uzziel dormido, me acerco para tomar el teléfono. De repente, siento que me agarra del brazo y me jala hacia la cama; mi corazón se paraliza de miedo. Quedo encima de él, con su brazo rodeando mi cadera. Nuestros ojos se conectan y empiezo a empujarlo para liberarme. En un instante, un solo movimiento me coloca debajo de él y me dice- Eres tan evidente. ¿De verdad pensaste que sería tan estúpido como dejar el teléfono a la vista? Ángela, resignate; no saldrá de esta isla. Solo quiero que te entregues a mí, ruega para que te haga mía en este momento. Mañana te dejaré libre.
- le respondo - Prefiero la muerte que rogarte y dejar que me toques.
- él dice - Ten mucho cuidado con lo que dices, sé que lo harás.
- Él se abalanza sobre mis labios, mientras que su mano alza una de mis piernas. Siento su paquete. Me besa con desesperación; yo, con todas mis fuerzas, intento sacarlo de encima, pero en vano. Muerdo su labio, pero él solo sonríe y me vuelve a besar, sintiendo el sabor metálico. Con su mano, desprende la parte de arriba de mi vestido. Comienzo a llorar y le digo-Suéltame, eres un cobarde, solo me tendrás así, violándome. Te odio, monstruo.
-Él se detiene y me observa con una amplia sonrisa, diciendo- ¿Me odias? Es un gran comienzo, Ángela. Tu corazón ya no está puro; las monjas no pueden sentir odio. Pero no pienso obligarte, no sería tan divertido. Eres tú la que debe suplicarme.- Intenta acariciar mi rostro, pero golpeo su mano. Luego, me sujeta de la mejilla y añade- No llores, las lágrimas no sirven de nada.
-Él vuelve a besarme y luego muerde mi labio con una fuerza tal que siento un sabor metálico. Se posiciona encima de mí, yo me limpio la boca y me levanto de la cama. A pesar de la incomodidad en mi tobillo, camino lo más rápido que puedo hasta llegar a mi habitación, donde cierro la puerta con seguro. Luego, me dirijo al baño, donde me quito la ropa y comienzo a ducharme, frotando mi cuerpo y mis labios, ya que no puedo permitir que quede el menor rastro de él. Él no puede ganar; no debo permitir que dañe mi corazón. Después de ducharme, me dirijo a mi cama hasta quedarme dormida.
Al día siguiente, me despierto, me alisto y ya estoy cambiada.
Miro hacia la ventana; la vista es hermosa, parece un paraíso, pero estoy acompañada del mismísimo diablo. Salgo de la habitación y me dirijo a la cocina. Abro la nevera y veo que hay mucha comida. Tomo algunos ingredientes para preparar el desayuno. Tras terminar, lavo los platos y camino hacia afuera, donde contemplo la vista. Observo a Uzziel realizando ejercicio. Suspiro, ya que posee un rostro angelical, pero su comportamiento es el de un verdadero diablo. Frente a su familia, se muestra como una persona excepcional, amigable y generosa; sin embargo, en realidad es malvado y egoísta. ¿Por qué Dios permite que esto suceda? ¿Será acaso una prueba? -