Tal Vez Lo Nuestro Era Conocernos, Pero No Estar Juntos

¿Soy yo de nuevo con una nueva desgracia? No lo sé gente, Ya veremos.

Es un día nuevo, yendo nuevamente a la uni. Me sentía un poco mal, pero tenía que asistir.

Llegué temprano por primera vez en mucho tiempo.

Mi primera visión al entrar a la uni fue Carla, para arruinarle la mañana. Lo que no esperaba era verla con el suéter de Josh, suéter que tanto cuida porque es muy valioso para él, suéter que semanas antes había utilizado yo. No les voy a negar, me hirvió la sangre. La descarada me veía como con satisfacción, pero simplemente seguí caminando a mi salón de clases.

Minutos después llegó él y me saludó, a lo que solo respondí con la mano. No porque estuviera molesta, la verdad, sino porque me sentía mal, y lo de Carla me revolvió más las cosas. No me sentía muy bien que digamos.

Pasó el día y lo único que quería era irme a mi casa. Josh no me habló en todo el día y yo me sentía de la vrg.

Cuando acabó la clase, no esperé más y me fui a mi casa. Llegué, me di un baño y me acosté a dormir.

Desperté a eso de las 3:00 p.m. y almorcé, ya que no lo había hecho al llegar. Como no puedo vivir sin él, revisé mi cel para darme cuenta de que no tenía ningún mensaje de él.

— Josh —le escribí.

— ¿Vamos a hablar o a hacer como si nada?

— ¿Hablar de qué, si no hay problema alguno?

— Yo no te hablé en todo el día porque, como ayer, me supongo que te molestaste. —Anoche estaba con sus juegos pesados, pero no me molesté. Me quedé dormida, y sí me despedí antes de dormirme, pero no le llegó.

— ¿Sí viste que me despedí, vrd? ¿Y te dije que te amaba, no? Pues molesta no creo que estuviera.

— Aparte, esta mañana fui yo a saludarte de buena fe, y tú me viste y me volteaste los ojos.

— Yo no te volteé los ojos, te saludé con la mano porque me sentía mal.

— Bueno, primera cosa ya aclarada.

— Bueno, X.

— X, Y, Z.

— Ahora, ¿por lo que sí estoy molesta o no?

— ¿Estás molesta?

— Sí, un poquito. Un poquito bastante.

— ¿Por quéee?

— ¡¿SE PUEDE SABER QUE HACIA LA MLP** DE CARLA CON EL BENDITO SUETER?! —Así, en mayúsculas y con groserías, se lo mandé.

— Ajajajjajajaja.

— Lo digo en serio.

— Pues una de sus amigas se lo metió en el bolso, y como no pesa, no me di cuenta.

— ¿Y no se lo pudiste quitar en todo el día? ¿O estabas ocupado en su tranquila y hermosa charla? —Y sí, ellos aún se hablan, aunque todo el mundo sabe que ella se derrite por él, pero aún se hablan.

— Tranquila y hermosa… Dramática. Ya lo tengo, cñ.

— No me importaaaa, se lo dejaste todo el díaaa, y le fue suficiente para restregármelo en la cara.

— Bueno, ya, X con eso. Yayayaya.

No quiero pelear.

Ya aclaramos lo que teníamos que hablar y ya.

Sin peleas y todo en paz.

— Que sea la última vez que yo la vea con ese suéter. —Y aparecía la mujer celosa que soy.

— Está bien.

Sí estaba la tensión entre nosotros, pero no dije más nada. Al menos media hora después me escribió Chris.

Chris— Mi vida, voy saliendo de la práctica, ¿puedo ir a tu casa?

— Hola, bebé. Claro, esta es tu casa.

— Oki, ya voy para allá.

— Me avisas.

Un rato después vuelve a escribir.

— Estoy afuera, sal.

Salí y estaba en la puerta.

— Mi vidaaa, te traje un regalo.

Terminé de abrir y ahí estaba Josh. Lo miré con cara de “¿No estamos peleados?” Extrañada.

— ¿Tú qué haces aquí? —dije mientras saludaba a Chris.

— Lo traje para que hablen —dijo Chris.

Y sí, hablamos. Razones: “Tenemos muy poco tiempo para estar peleando a cada rato”, dicho por Chris, y pues sí, tenía toda la razón.

Josh dijo todo lo que pensaba, lo que le disgustaba, lo que no, sobre las peleas anteriores y absolutamente todo.

— ¿Y entonces? —me preguntó. Pero uno de mis principales problemas es que no sé expresarme en nada y no sabía qué decir.

— ¿Entonces qué?

— Que des tu punto de vista.

— Es que no sé qué decir. —Los nervios me hacían reír, y ahí estaba yo en un momento serio, muerta de risa.

— Pero di lo que sea que pienses.

— Es que no sé. —Seguía riendo.

— Pero di lo que te salga, mano. No importa que te rías —dijo Chris.

— Es que, a ver, tú quieres que lo hagamos público, y yo no creo que esté preparada.

— Que te valga lo que digan los demás, no importa. Nadie nos va a decir nada.

Pasaron alrededor de cinco minutos de silencio en los que yo pensaba, lo veía, me reía…

— Está bien, pero con calma.

— Así lo hemos estado haciendo.

— Deja que yo le cuente a Mary y a los muchachos.

— Un día.

— Pero eso no es nadaaa.

— Un día.

— Está bien, yo les digo mañana.

Y después de nuestra larga charla, se despidieron y ya estábamos bien de nuevo.

Así resolvemos algo siempre: hablamos, peleamos, pedimos disculpas y listo. Lo bueno era que siempre cada uno reconocía su error sin importar qué.

Sí, en el poco tiempo que tenemos discutimos. Pues sí, eso es de siempre y antes de ser novios. No podemos vivir sin mechonearnos, pero como son cosas leves y sin sentido, da igual, o al menos para mí. Pero ya que hablamos y resolvimos todo, quedamos en que hablaríamos siempre de frente, con las cosas claras.

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Att: la autora ❤️