Boy Alexander, el Heredero Rechazado

El sonido de unos golpes en la puerta hizo que Boy entrara en pánico. Tenía mucho miedo de que pensaran que había hecho algo indebido con Alexa. Anoche, de hecho, durmieron en la misma cama, pero no hicieron nada. Estaba confirmado que Boy seguía siendo virgen y Alexa también.

A diferencia de Alexa, la chica parecía muy relajada. Además, sentía que nadie había salido perjudicado. Boy no le había quitado la virginidad.

—Señorita, ¡será mejor que se esconda rápido! —pidió Boy.

—¿Por qué tengo que esconderme? Simplemente respondemos que no hicimos nada —respondió Alexa con calma.

—Precisamente porque no hicimos nada, por eso debe esconderse, Señorita, para que no haya malentendidos. —Después de decir eso, Boy tiró rápidamente de la mano de Alexa.

Alexa sintió que la cabeza le daba vueltas porque Boy la llevaba corriendo de un lado para otro en busca de un escondite. La chica se sorprendió mucho al ver a Boy abriendo la puerta del armario.

—¡Tienes que esconderte aquí!

Alexa se opuso firmemente a tener que esconderse dentro del armario. —¿No quiero! ¿Crees que soy una cucaracha para que me mandes a esconderme en un armario?

Boy no quiso escuchar las protestas de Alexa; el hombre metió rápidamente a Alexa en el armario cuando oyó que alguien abría la puerta, ya que la puerta de la habitación de Boy no estaba cerrada con llave. Afortunadamente, Boy consiguió cerrar la puerta del armario.

¡Clic!

Aparecieron Maxime y Rachel entrando en la habitación de Boy.

—Boy...

Maxime no continuó hablando al ver el estado de Boy, con la camisa desarreglada; incluso se veían unos cuatro botones desabrochados. Porque Boy aún no había tenido tiempo de arreglarse los botones de la camisa.

Maxime tapó rápidamente los ojos de Rachel, quien parecía no parpadear al ver el torso musculoso de Boy.

—¡Boy, arréglate la camisa rápido! Pobres los ojos de mi esposa —ordenó Maxime.

Boy, que siempre tenía una actitud fría, solo asintió con la cabeza. Luego, se arregló rápidamente la camisa. Boy no fue en absoluto perceptivo ni se sintió culpable hacia Maxime, a pesar de que el joven amo temía enormemente que a su esposa se le cayera la baba al ver el cuerpo tan atractivo de Boy.

Después de terminar de arreglarse la camisa, Boy preguntó de inmediato a Maxime: —¿Por qué ha entrado en mi habitación, Señor? ¿Hay algo en lo que pueda ayudarle, Señor?

—Hace un momento oí gritar a Alexa. Pero resulta que no está en su habitación —respondió Maxime, mirando a Boy con suspicacia.

—Emm... no lo sé, Señor. Quizás la señorita Alexa esté en otra habitación. —Era la primera vez que Boy tenía que mentirle a Maxime. Solo quería evitar que Maxime lo malinterpretara si llegaba a saber que Alexa había dormido en su habitación la noche anterior.

—Sí, parece que Alexa no está aquí, cariño —dijo Rachel, defendiendo a Boy.

Pero Maxime sentía mucha curiosidad y quería asegurarse. Así que Maxime buscó a Alexa por todos los rincones de la habitación, incluso debajo de la cama y detrás de las cortinas. Pero resultó que Alexa no estaba allí.

—Hmm, sí, parece que efectivamente no está aquí.

Boy respiró muy aliviado; finalmente, Maxime y Rachel creyeron que Alexa no estaba en su habitación. Estuvo a punto de meterse en problemas por la imprudencia de esa chica.

Como Maxime ya se había asegurado de que Alexa no estaba en la habitación de Boy, decidió salir de la habitación de su asistente.

—Entonces...

Maxime no continuó hablando cuando él y los demás oyeron de repente un estornudo.

—¡Achís!

Resultó ser Alexa, que estaba escondida en el armario; no pudo contener el estornudo cuando sintió un fuerte picor en la nariz.