Huyendo

Al llegar a la habitación era la pequeña Alexia la que lloraba y al cargarla note que estaba ardiendo de fiebre, así que le puse en termómetro y estaba bastante alta, por lo que le di el medicamento y unos pañitos de agua fría.

La niña estaba un poco inquieta y cuando vio a Esteban sus ojitos se iluminaron, al parecer le había tomado cariño y él comenzó a jugar con ella mientras yo le ponía los pañitos fríos, cuando se le bajó la fiebre ella poco a poco comenzó a quedarse dormida, lo vi salir de la habitación y pensé que se había ido a dormir, ya que era bastante tarde

Luego de que se durmiera Alexia, comencé a recoger todo lo que había usado para bajarle la fiebre y en ese momento él llegó con dos tazas de té, lo que le agradecí en el alma, necesitaba algo que me relajara.

Se sentó en el piso y yo me senté frente a él, tenía el cabello despeinado y algunos botones sueltos, de lo que soy culpable, me miraba en silencio y sonreía, tenía una idea de lo que pasaba por su mente.

Yo me senté a su lado y coloque mi cabeza en su hombro para luego tomarnos el té en silencio.

-Si quieres te acompaño esta noche - fue él quien rompió ese agradable silencio

-Me encantaría, pero sé que esa fiebre puede repetir y no podemos estar trasnochados los dos, es mejor que descanses y ya abran muchas noches por delante para que las pasemos juntos - sonreí a pesar de que sabía que le estaba dando esperanzas a un hombre que aún estaba casado

-Tienes razón y si necesitas compañía en cualquier momento de la noche ya sabes donde estoy, no dudes en buscarme - me dio un beso en la frente para después ayudarme a parar

Iba saliendo y pude ver que se detenía en la puerta para luego devolverse y darme un fuerte abrazo de oso, de esos que sientes que la otra persona te mete dentro de sí, bueno así mismo, me dio un beso cargado de necesidad y puso su frente sobre la mía.

-Quiero que sepas que eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo y que me habría encantado que nos hubiéramos conocido en otras circunstancias, pero si me dejas voy a intentar hacerte la mujer más feliz del mundo, puede que hasta del universo - me dio otro beso y se fue, sin esperar una respuesta, solo se fue.

Yo me senté en la cama, suavemente para no despertar a Alexia y solo veía la puerta, este hombre estaba despertando en mí algo que pensé que había muerto hace un año, será que puedo recuperar toda esa felicidad que tenía, me daba miedo volver a creer en la felicidad y que me la vuelvan a arrebatar de un solo golpe.

Como lo imaginé la noche fue larga y mi sueño fue interrumpido por fiebre infantil, así que cuando debía enviar a Estefan al colegio no quería levantarme, pero agarre impulso y me levante, desperté al pequeño, lo asee, lo vestí y cuando lo iba a llevar a desayunar su padre apareció a buscarlo.

-Pensé que no te habías levantado, así que venía a prepararlo para la escuela, ¿cómo siguió Alexia? - me regalo esa sonrisa que me encantaba

-Se despertó varias veces en la noche, pero ahora descansa - tomó las cosas del niño y me dio un beso en la frente

-Descansa un poco tú también - se fue regalándome un guiño

Yo volví a acostarme hasta que mi pequeña se despertó, me tocó levantarme y cuando me vi en el espejo entendí por qué me había dicho que descansará, mis ojeras eran enormes, así que nos aseamos y bajamos a desayunar, aún me quedaba algo de tiempo antes de tener que ir a recoger a Estefan al colegio.

Le di su medicamento a Alexia, ayude a las chicas con la limpieza de la casa y les pedí el favor de que se quedaran con ella mientras buscaba a Estefan en el colegio, no quería sacarla así.

Me maquillé un poco y salí, en el colegio me preguntaron por mi pequeña y les dije que estaba enferma, cuando iba llegando a la casa con el niño se me acerca la señora Samira, mi día no podía mejorar más.

-Necesito hablar contigo - su tono de voz era déspota, no era la persona que había conocido

-Usted dirá - debía mostrar tranquilidad ante ella, aunque me moría de los nervios

-Vamos al despacho - entramos y la seguí al despacho luego de enviar a Estefan a su cuarto

-Siéntate, necesito que dejes de lanzártele encima a mi esposo, quiero que quites tus uñas de él, dime cuanto quieres para irte y no volver más nunca, puedo cambiar tu nombre, darte papeles nuevos, pero necesito que dejes en paz a mi esposo - no puede ser que me esté diciendo esas cosas, será que tiene una cámara en la casa

-No sé de qué me está hablando, yo no tengo nada con su esposo y si él quiere que me vaya, que me despida y yo de inmediato me voy de esta casa -

-Sabes que aún soy la señora de esta casa y puedo despedirte inmediatamente, así que estás despedida por mosquita muerta - tenía una sonrisa malvada en su rostro

Lo peor no es que me dijera esas cosas, lo peor es que no podía refutar le nada, ya que la noche anterior me había besado con su esposo y no pasó nada más porque Alexia se enfermó, pero estábamos a punto de llegar más allá.

-Necesito que te vayas inmediatamente de mi casa, no quiero ver tu cara aquí de nuevo - no lo podía creer esa mujer me estaba despidiendo y Esteban no estaba en casa

-Le recuerdo que quien me contrató fue el señor Esteban y al hacerlo me dijo que el único que podía despedirme era el, así que mejor esperamos a que el llegue y que el me diga si debo irme - la cara de esa mujer era de ira

-Te vas a arrepentir de hablarme así mujercita, te voy a hacer la vida miserable -

Se levantó para acercarse a mi y en ese momento entró Esteban al despacho viéndola a ella con la misma cara de odio con la que ella me miraba a mi.