En un mundo donde las mujeres están infravaloradas, Una Ceo que se aferra con todas las fuerzas a permanecer y ser la mejor en el ambiente llenos de hombres.
Lara Parisi lo tiene todo:juventud, belleza,una fortuna heredada y un imperio empresarial a sus pies. Pero detrás del lujo, hay una presión silenciosa que no la deja respirar: la obligación de tener un heredero para mantener su legado y complacer las expectativas de una familia que no perdona desvíos del plan.
Cuando un viaje de negocios la lleva a Italia, una noche de pasión con un desconocido lo cambia todo. Lo que parecía ser un escape sin consecuencias se convierte en el inicio de un torbellino emocional, cuando descubre que está embarazada.. de gemelos.
Y como si no fuera suficiente, Owen Bracco, el misterioso hombre que creyó haber dejado en el pasado, reaparece como asistente de su mayor rival.
NovelToon tiene autorización de Genesis Argentina Martínez Ramírez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Secretos en la Oficina
Narra Lara
Han pasado tres semanas... casi un mes desde que me enteré de que estoy embarazada.
¿Quieren saber cómo han sido estos días? Mejor dicho, estas semanas. Sobre todo teniendo al padre de mi hijo... trabajando en mi empresa.
Pues les diré algo: no ha sido nada fácil.
Y eso sin mencionar que Aiden me tiene harta. Estoy a punto de lanzarlo desde el último piso. No sé si es por el embarazo o por simple agotamiento emocional, pero no lo soporto. Se cree perfecto, todo lo sabe, y para colmo, anda pegado a mí como un chicle. ¿Lo que me faltaba, no?
He intentado evitar a Owen, pero es absurdo, siendo él el asistente de Aiden. Inevitablemente debe comunicarse conmigo.
La primera vez que entró a mi oficina y nos quedamos a solas... discutimos. Fue una conversación difícil. Todavía no sé por qué me afectó tanto. Solo fue una noche entre nosotros, ¿no? Pero al parecer, mis hormonas están descontroladas.
Me duele recordar ese momento, pero aquí va:
—Entonces resulta que cuando te conocieron en el bar... ¿era todo cierto? ¿Y me mentiste diciendo que se habían equivocado? —me dijo con un tono lleno de decepción.
—Sí… lo siento. Lamento no haberte dicho la verdad desde el principio. Pero debes entender… muchos se acercan a mí solo por lo que soy, no por quién soy.
—Ah, claro. Supongo que pensaste que este pobretón solo estaría interesado en tu dinero, ¿verdad?
—No, Owen. No pensé eso de ti. Al contrario, llegué a pensar que tú también pertenecías a un nivel parecido al mío.
—¡Claro, claro! Supongo que así son ustedes las mujeres: si no está a su “nivel”, entonces no vale nada. No te preocupes, nadie sabrá lo que pasó entre tú y yo. Ahora solo soy tu empleado.
Tu empleado y tú… la dueña del Imperio Parisi.
—No, por favor… déjame explicarte. Hay algo que debes saber…
—¿Más mentiras? No, gracias. No quiero escucharte.
Olvida que nos conocemos, jefa.
Y dicho esto, se marchó. Azotó la puerta con tanta fuerza que sentí cómo algo dentro de mí también se rompía.
Me dolió. Me dolió más de lo que imaginé que podría dolerme.
Fue un rechazo en toda regla… y nadie me había rechazado así antes. Iba a decirle que estoy embarazada, pero no me dio la oportunidad.
Y por como están las cosas… no sé si contárselo cambiaría algo. No parece querer saber nada de mí.
Así que aquí estoy, tres semanas después, sin que nadie sepa que estoy embarazada.
Ni mis padres. Solo Kassy.
Me siento mal por Carlos. Sé que no está bien lo que estoy haciendo: usarlo como escape. Pero es un buen hombre, es atento, amable y sabe lidiar con mi temperamento explosivo. Prácticamente ya vive en mi departamento.
¿Saben lo peor? Estoy comenzando a acostumbrarme a su presencia, y eso me confunde más.
No sé cuándo le diré a mis padres o a Carlos lo del bebé. Tal vez el tiempo me diga cuándo y cómo. Mientras tanto, seguiré enfocada en lo único que sé hacer bien: levantar esta empresa y mantenerme firme.
Narra Owen
Tres semanas han pasado desde que comencé en esta empresa.
Tres semanas desde que me reencontré con la mujer que me dejó completamente descolocado en Italia.
Sigo sin creer que no es cualquier mujer… es mi jefa.
Verla me remueve todo. Mi corazón se vuelve loco cada vez que la tengo cerca. Pero no puedo olvidar que me mintió, que ocultó quién era.
Y peor aún, que creyó que yo estaba con ella por su dinero o su posición.
Por eso puse distancia.
Puse límites.
Tuve que hacerlo.
Sé que será difícil mantener esa distancia, porque ella me encanta. Pero no pienso permitir que me humillen ni que me vean como alguien que solo busca beneficios.
No sé qué quería decirme ese día en su oficina. Tal vez algo importante. Pero yo no quise escuchar.
No quise más mentiras.
Desde entonces, he evitado quedarme a solas con ella. Solo he tenido encuentros breves, siempre en presencia de su asistente.
Y aunque duela… creo que es lo mejor