El Diario

El fin de semana llegó más rápido de lo deseado, por lo menos para Pedro que sentía como se alteraban sus nervios con cada día que pasaba

Raúl y sus amigos quedaron de verse en la entrada, ya que uno de ellos perdió una apuesta y le tocó comprar las entradas de todos

- Jamás dijeron que traerán acompañantes - se quejo el chico al ver que algunos venían con sus parejas y Raúl llevaba a Pedro

- No se especificó que no lo hiciéramos - se defendió Raúl

Después de pagar un total de 10 entradas, todos se veían muy animados viendo el montón de juegos por doquier

- Vamos - ánimo Raúl su hermano - el Kamikaze nos espera -

- Te espera a ti - le responde sonriente - jamás me subiré y lo sabes -

- Por lo menos lo intenté - Raúl le golpea el hombro - diviértete en las pelotas, a ver si me consigues un peluche - le dice burlón en lo que él se apresura y llega con sus amigos que ya están haciendo fila para subir

- Puedo hacerte compañía? - una linda chica con sonrisa encantadora y mejillas regordetas se acerca a Pedro - tampoco me gustan los juegos extremos -

- Claro, perdón, pero no recuerdo tu nombre -

- Soy Natalia, pero puedes llamarme Naty, todos los hacen -

Juntos recorrieron la variedad de juegos de destreza recolectando algunos premios, además de comprar algunas bebidas, frituras y algodón de azúcar

- Me encanta la comida de feria - dice la chica con la boca llena - no se que tiene que esta deliciosa -

- Debe ser el montón de tierra que les cae por culpa de los juegos - Naty se encoge de hombros restando importancia y continúa comiendo

Llegaron a ese juego donde te dan una pistola de balas de goma y debes derribar unos pequeños objetos encima de una tarima

- Pase amigo, pruebe su destreza y gane un lindo peluche para su novia -

- Oh, no soy su novia - dice la chica negando con la cabeza y manos, Pedro sonríe

- Ganaré uno para Raúl -

- Escuchamos, pero no juzgamos, adelante - el comentario del encargado del juego hizo que Pedro negara con la cabeza, en cambio, Naty aguantó una carcajada

Con rifle en mano, Pedro agudizó la vista

"PAM"

Derribó el primer objeto, un lindo perrito metálico

"PAM"

"PAM"

"PAM"

"PAM"

Tanto el encargado como la chica se quedaron con la boca abierta, Pedro no falló ni un disparo

- Wow, eres el primero que veo acertar cada disparo - sonó una pequeña alarma que llamo la atención de las personas cercanas - AQUÍ EL GANADOR!! - gritó llamando aún más la atención - que premio le gustaría amigo -

Pedro se quedó observando la variedad de peluches colgados, al final se decidió por un gran gorila en color morado

- Ese - dijo señalando

- Es el más feo que tenemos, pero al cliente lo que pida -

Lo recibió con una gran sonrisa, lo que dijo el señor era verdad, era el peluche más feo que jamás haya visto, ya se imagina la cara de su hermano cuando se lo dé

- Gracias - dice Pedro aún perdido en el rostro del peluche, de repente, el sonido de la feria se va haciendo cada vez más lejano, los juegos se mueven sin hacer ruido alguno, los gritos de la gente se pierden en el viento, las risas son cada vez más débiles

Con un escalofrío que le recorre el cuerpo, Pedro se anima a levantar a la cabeza, voltea a ver a Naty, y el corazon le comienza a latir fuerte

Ella lo está viendo, con la sonrisa más aterradora que jamás haya visto en alguien

" Pedro - esa voz se repite dentro de su cabeza - Pedro..."

- Estás bien? - la chica se anima a preguntar al ver el semblante del hermano de su amigo, levanta la mano para intentar tocarlo, pero él corre en sentido contrario escapando

Choca con mucha gente, de reojo puede ver esa misma sonrisa en cada persona, con el corazón a mil corre aún más rápido, maldice el hecho de que la feria es enorme y justo hoy está a reventar de gente

Niños, adultos, ancianos, todos lo miran fijo con esa sonrisa diabólica, y la voz espeluznante de esa mujer se sigue repitiendo en su mente llamándolo

"Pedro"... Susurra el viento entrando en su cuerpo, se tapa los oídos sin poder aminorar la voz

Horrorizado, con el corazón latiendo tan fuerte como jamás lo ha hecho, a punto de llorar de la desesperación termina sentado a lado de un camión, aún con el peluche en las manos intenta cubrir su rostro

- Déjame, déjame - pide a nadie, pero con la esperanza de que termine esto

De imprevisto es tomado de sus ropas y levantado con fuerza, con los ojos cerrados manotea intentando zafarse, pero en un instante la calma que tanto ansía cubre su cuerpo dando esa paz que necesita

Respira como si hubiera corrido una maratón, abre los ojos despacio viendo a una chica joven, lo tiene sujeto de la camisa y apoya su mano derecha en el pecho de él

- Estás mejor? - le pregunta con una voz melodiosa

- Quién eres? - ella tuerce la boca sin dejar de verlo

- Acompáñame - y entra a ese camión, ahora se da cuenta que es una casa rodante...