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LIBERAME. Saga Destruyeme Parte II

LIBERAME. Saga Destruyeme Parte II

Status: En proceso
Genre:Posesivo / Arrogante / Dominación / BDSM / Escena del crimen / Enfermizo
Popularitas:3.7k
Nilai: 5
nombre de autor: DayMarJ

Soy Eros Montalbán. A simple vista, un estudiante brillante de medicina. Pero por dentro, soy otra cosa. Algo que no encaja. Algo que no se puede domar.

Desde niño he sentido esa pulsión: el cosquilleo en los dedos, la sed, la oscuridad. Mi madre me enseñó a mantenerla bajo control, a domar la bestia… pero incluso ella sabe que es cuestión de tiempo. Porque la sangre de Lucas Santori corre por mis venas, y su legado me pertenece.

Mientras el mundo celebra mi genialidad, yo observo desde la sombra. No busco amor, ni redención. Busco respuestas. Y si el precio es desatar lo que llevo dentro… entonces que el mundo arda.

NovelToon tiene autorización de DayMarJ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 11

HELENA.

Estoy en mi cuarto, sentada en el borde de la cama, con el pantalón recogido hasta el muslo. Miro el raspón de la pierna: es del choque con Eros, hace unas horas. Fue rápido, torpe, absurdo. Pero dejó marca.

No es grave, solo arde. La piel está levantada, rojiza. Irregular. Desordenada.

Tomo el botiquín que siempre guardo ordenado en la parte superior del armario y lo coloco sobre la mesa. Lo abro y dispongo el contenido por tamaños: primero los frascos grandes, después los medianos, luego los pequeños. Algodones, gasas, alcohol, crema. Todo debe estar alineado, como siempre. Hay un orden que debe respetarse.

Agarro el frasco de alcohol. No dudo. Lo vierto directamente sobre el raspón. El ardor es inmediato, punzante. Pero me alivia. El dolor es correcto. El dolor significa que está limpio.

Entonces, sin querer, me acuerdo de aquella tarde, cuando las chicas derramaron la bebida sobre mí en la universidad. Todo el vaso cayó encima. Me empapó. Pegajoso. Pegajoso y frío. Sin pensarlo me cambié la camisa. Llevo siempre tres de repuesto en el bolso. Cuando una prenda deja de sentirse limpia, se cambia. Así es. Así debe ser.

No es raro. La gente no entiende, pero yo sí. Hay cosas que no se pueden usar dos veces si ya no están como deberían.

Termino de curarme y guardo todo de nuevo. Uno por uno. Cada cosa en su sitio, con cuidado. Lo hago en silencio. Me ayuda a respirar. Me tranquiliza. Como si cada gesto tuviera un sentido preciso y necesario.

Después, camino hasta el lavabo. Abro la llave. Me aplico jabón. Empiezo a frotarme las manos.

El agua corre. El jabón hace espuma. Y entonces… la escucho.

Esa voz. Esa maldita voz.

—Eres una maldita niña asquerosa y sucia.

Lávate, malditasea… lávate, maldita asquerosa.

Mi cuerpo reacciona sin que pueda detenerlo. Froto más fuerte. Las uñas contra la palma. El dorso. Entre los dedos.

Otra vez.

Otra vez.

—Lávate. Lávate. Lávate. Lávate…

No para.

No se detiene.

No me deja.

Agua más caliente. Más jabón.

No está limpia. No está limpia todavía.

—¡Basta, Helena!

Esa sí me detiene.

La voz de papá.

Mis manos siguen bajo el grifo, pero se quedan quietas. El agua tibia me corre entre los dedos.

Parpadeo. Mis ojos me arden. Las lágrimas ya están ahí. Rodando. No las había notado.

—Lo siento, papá —susurro.

Él se acerca con calma, con cuidado. Me toma el rostro entre las manos.

—Estás aquí… estás conmigo, cariño. Tranquila —me dice.

Me toma las manos. Entonces lo siento. Me arde. Como si la piel estuviera en carne viva.

Miro mis dedos, enrojecidos y temblorosos.

No sé cuánto tiempo estuve ahí. Ni cuántas veces me lavé.

Y aunque duela…

parte de mí aún no está segura de si ya están limpias.

Me derrumbo en sus brazos. No puedo sostenerme por mí misma. Le pido perdón una y otra vez. Como si disculparme fuera a curar algo.

—Perdón, papá… perdón, perdón…

Me sostiene con fuerza, con amor, como siempre lo hace.

—Regresa a mí, pequeña… —me dice, mientras acaricia mi cabeza—. Vuelve con papá.

Quiero. De verdad quiero. Pero no puedo.

Algo me arrastra. No sé cómo salir de esto.

Me cuesta respirar. El pecho me duele.

Siento que me aplasta el peso de algo invisible.

Algo que llevo cargando desde que tengo memoria.

Y entonces los recuerdos me asaltan.

La manguera a presión.

Los golpes brutales con cualquier cosa que estuviera a su alcance.

Las noches en vela.

El frío.

El miedo.

—Respira, cariño —dice mi papá, con esa voz que intenta sostenerme desde la orilla.

Pero yo sigo cayendo.

Y entonces escucho otra voz.

Una que resuena como un disparo en medio del silencio.

—No dejes que la debilidad te coma viva, Helena.

Alzo la mirada. Ahí está.

Mi tío.

Apoyado en el marco de la puerta, firme como una estatua.

No hay amor en sus ojos. Solo determinación. Dureza.

Como siempre.

Mi padre me ha amado con ternura.

Él me ha forjado con fuego.

Ambos me sostienen.

De formas muy distintas.

Y yo…Yo sigo intentando aprender a respirar.

Mi respiración se vuelve tan errática que, de un momento a otro, el mundo se va.

Se apaga.

Me desplomo en los brazos de mi papá sin poder sostenerme un segundo más.

...****************...

Cuando vuelvo a abrir los ojos, ya estoy en mi cama.

La sábana está perfectamente doblada sobre mi cuerpo, como si alguien hubiera cuidado cada detalle para no alterarme.

El cuarto huele a limpio. A paz.

A él.

Mi papá está ahí, sentado junto a mí, observándome en silencio con los ojos cansados.

—¿La odias? —pregunto, sin pensar. La voz me sale baja, pero firme.

Él asiente con la cabeza. No necesita decir su nombre. Los dos sabemos a quién me refiero.

—Jamás imaginé que ella pudiera hacerte tanto daño —responde con dificultad—. La culpa me carcome todos los días. Yo debí estar ahí para protegerte. Y no lo hice.

Sus palabras me atraviesan. No hay rencor en ellas, solo tristeza. Un dolor que se parece demasiado al mío.

—Lo estás ahora, papá —susurro—. Eso es lo único que importa.

Papá se marcha después de asegurarse de que estoy bien. Me deja la habitación en penumbras y cierra la puerta con ese cuidado casi ceremonial que siempre tiene cuando yo estoy al borde.

Durante un tiempo, creo que duermo. Pero no descanso.

Las pesadillas no me sueltan. Me arrastran. Me revientan desde adentro.

En una de ellas, estoy ahí otra vez…

Pequeña. Indefensa. Su voz grita, su cara es una máscara de rabia. El golpe llega. Luego el agua. La manguera a presión. El dolor. El frío. El asco.

Todo.

Otra vez.

Pero de pronto, algo cambia.

Alguien aparece.

Él.

Eros.

Con ese andar arrogante como si el mundo le perteneciera.

Los tatuajes en sus brazos parecen moverse con él, como si también tuvieran vida.

Tiene ese aire de chico peligroso, de “no te metas conmigo” que debería alejarme, y sin embargo, en el sueño… me defiende.

Se planta frente a ella, como si nada pudiera hacerle daño.

Como si él pudiera detener todo el infierno.

Me mira. Se acerca lento.

Su mano toca mi rostro, y por primera vez en mucho tiempo, en esa dimensión rota donde todo arde, siento calor. Seguridad.

Está por besarme, pero el beso no se completa.

Abro los ojos de golpe.

La habitación está en silencio, pero mi pecho no.

Late demasiado rápido. Demasiado fuerte.

Me llevo las manos a la cara y suspiro. No quiero pensar en él.

No debo.

Y sin embargo…

Algo dentro de mí se siente atraído. Lo admito, aunque me duela. Me gusta. Eso es innegable.

Y detesto eso. Lo detesto con cada fibra de mi ser.

He sido ruda con él por eso.

Porque me niego a sentir. A confiar. A dejar que algo me mueva.

Y lo que más odio…

Lo que más rabia me da…

Es que se haya ido con esas chicas huecas y estúpidas que le pidieron ir a la cafetería.

No sé por qué, pero algo en mí lo miró con odio.

Y ese odio…No tiene sentido.

O tal vez sí y eso es aún peor.

Es de madrugada.

La casa está en silencio, pero yo no puedo dormir.

Bajo las escaleras en calcetines, con cuidado de no hacer ruido.

Necesito agua. Algo que me devuelva la calma.

El pasillo está casi a oscuras, excepto por esa tenue luz que se cuela por debajo de la puerta del cuarto de mi tío.

Está despierto. Otra vez.

Y entonces lo escucho.

El estruendo.

Algo se rompe. Luego otro ruido más fuerte, como si algo pesado se estrellara contra la pared.

Cierro los ojos por un segundo.

Contengo el impulso de correr hacia allí.

Quiero entrar.

Quiero calmarlo.

Quiero que esté bien.

Pero no lo hago.

Él detesta que lo interrumpan cuando está así.

Cuando pierde el control, se convierte en una sombra de sí mismo.

No grita. No pide ayuda. Solo se encierra y lo deja salir todo con violencia.

Su rabia. Su dolor. Su impotencia.

Sé que algo dentro de él está roto.

Papá también lo sabe.

Hemos intentado ayudarlo, como lo haría cualquier familia… aunque seamos disfuncionales.

Aunque no sepamos muy bien cómo.

Me acerco y apoyo la palma de la mano sobre la puerta.

Está caliente.

Como si el dolor pudiera sentirse a través de la madera.

Y me inunda la tristeza.

Mi tío no la ha tenido fácil.

Ha sufrido. Ha tragado rabia, golpes, momentos que hubieran derrumbado a cualquiera, pero no a él.

Y aunque nunca lo diga en voz alta… Sé que está cansado.

Desearía poder hacer algo.

Borrarle las heridas. Curarlo. Poder darle aquello que tanto anhela, aquello que lo desvela casi todas las noches.

Pero no sé cómo.

Solo me quedo ahí, con la frente pegada a la puerta, en silencio.

Respirando con él.

Por él.

1
🤎 Lisseth 🤎
Excelente gracias
Nancy RoMo
lucas solo esta haciendo q lo odien y cuando sepan la verdad lo van a odiar mas 😮‍💨
Alejandra 🩷
ahora sí está mal todo!! Lucas está cometiendo un error al no decirle la verdad a Valeria , por qué ahora eros piensa que su mamá lo traicionó 🥹
Alejandra 🩷
eso! chingatelo por cobarde ! jajajaj
Alejandra 🩷
inteligente el muchacho 🥹👏de tal palo ya está la astillita
Mar
jajajaja esto está muy bueno maratón dame un lindo maraton /Sob//Sob//Sob//Sob/
Nancy RoMo
esto esta de infarto necesito mas x favor 🥺🙏🙏🙏
🤎 Lisseth 🤎
Excelente gracias
Alejandra 🩷
ahora sí Lucas sabrá lo que eros puede llegar hacer por su madre! maratón porfis porfis 🥹❤️‍🔥
Alejandra 🩷
a la madre!!!!! ahora sí se va a poner sabroso!!!!👏
Alejandra 🩷
y aquí eros demostrando que no lo va a perdonar cuando sepa la verdad!
Jesica Ortiz
entonces... si es Lucas, Dante es el papá de Helena, y serian primos con Heros?!
Nancy RoMo
entre mas tarde en contarle la verdad a valeria, mas va a odiarlo despues
Nancy RoMo
la q mas sufrio en todo esto fue valeria 😣, lucas siguio una vida sin dolor de perder a nadie
🤎 Lisseth 🤎
Excelente gracias 🙏
🤎 Lisseth 🤎
Vez Lucas aunque te cueste mucho trabajo aceptarlo la amas con locura
🤎 Lisseth 🤎
Aunque él no lo quiera aceptar el la ama 🤔🧐🤨
Melisa Salvador
Me encanta la descripción de los capítulos, muy buenos
Alejandra 🩷
deja te doy otra cachetada para que reacciones ! 😉 ella necesita saber para que no le llore a un muerto, por qué sin memoria o con memoria tu eres su lucas !
Alejandra 🩷
aaaaa verdad!! no que no !?😂😅👏ya callo!
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