En un mundo donde la lealtad se compra y la traición es moneda corriente, Valeria, una joven entrenada desde niña como asesina de élite, se encuentra atrapada entre dos mundos. Secuestrada a los cinco años y forjada en el fuego de la mafia, Valeria ha aprendido a sobrevivir a cualquier costo.
Valeria es una pieza clave de la mafia gracias a sus habilidades de hacker y estratega, además de ser una asesina letal en la Falange oscura. Sin embargo, una traición de parte de la única persona que ama cambia sus planes drásticamente. Ahora, debe navegar entre las sombras de su pasado y las traiciones del presente, mientras lucha por encontrar su verdadero propósito y vengarse de quienes la traicionaron.
Un trato con la OMSG, que reconoce, su valía, la llevará sin saberlo más cerca de sus raíces. Marcada por un pasado de traición, Valeria es una mujer cerrada al amor, pero se encontrará con un hombre arrogante y déspota, a quien le demostrará que ella sabe jugar tan bien como él. ¿te animas?
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Misión
Un mes tenía Valeria en su nuevo puesto de capitana; entraba a los soldados de día y, al terminar, llegaba a la casa de la familia Bettnocchi. Su habitación era enorme, una de las más grandes al lado de la Alphoso, así él lo decidió.
Mientras el heredero se preparaba para tomar el puesto de su padre, Valeria se esfuerza por seguir siendo la mejor. La piovra la trata como una más de su familia, cosa que no le gusta mucho. Alphonso, cada día que pasa, se interesa más en la joven. Pasan las horas de la noche cuando ambos están desocupados hablando y hasta riéndose por cualquier cosa. La chica de verdad se siente muy atraída por él y ha llegado a la conclusión de que él no tiene la culpa de las acciones de su padre.
Hoy era un día muy importante; Valeria se preparó meticulosamente para su primera misión formal como capitana de la Falange Oscura. Su objetivo: un político influyente que estaría dando una conferencia en un auditorio repleto de gente y rodeado de una seguridad impenetrable. Sabía que esta misión pondría a prueba todos los años de entrenamiento y disciplina que había acumulado.
—Es hora de demostrar lo que sabes, leyenda, ve y deja a tu familia en alto— ordenó La Piovra y Valeria asintió; cada día el hombre la trataba mejor y la veía como un orgullo.
La noche de la conferencia, Valeria se infiltró en el edificio, disfrazada de miembro del personal de limpieza, se colocó una peluca negra y lentes de contacto del mismo tono. Con movimientos precisos y calculados, desactivó las cámaras de seguridad y evitó a los guardias patrullando los pasillos. Su conocimiento de los sistemas de seguridad y su habilidad para moverse sin ser detectada eran fruto de su riguroso entrenamiento.
—Ya entré, esto será rápido, los necesito en el lugar acordado.—Habló por el pequeño aparato en su oreja y siguió hasta estar en un lugar factible.
Desde una posición elevada en el auditorio, Valeria observó al político mientras comenzaba su discurso. La multitud aplaudía y los guardias vigilaban cada rincón del lugar. Valeria sabía que tenía una ventana de tiempo muy limitada para actuar.
Se cambió de ropa y se colocó un traje de mesera, tomó el carrito de bebidas y comidas y se posó en la parte de atrás. Con calma, ensambló su rifle de francotirador, ajustando la mira para tener una visión clara del objetivo. Estaba totalmente oculta y la mejor forma de hacerlo era a la vista de todos.
Mientras el político hablaba, Valeria recordó las palabras de su mentor: “La paciencia y la precisión son tus mejores armas”. Esperó el momento perfecto; los guardias veían hacia la entrada, Otros estaban frente al político que hablaba, mientras ella seguía esperando en la parte más oscura y elevada del lugar.
Cuando el político se movió ligeramente hacia la izquierda, dejando al descubierto un pequeño espacio entre los guardias. Sin dudarlo, apretó el gatillo.
El disparo fue silencioso y preciso. El político cayó al suelo, y el auditorio estalló en caos. Valeria desmanteló rápidamente su rifle y se mezcló con la multitud que huía, utilizando el pánico a su favor para escapar sin ser detectada. Su corazón latía con fuerza, pero su mente permanecía fría y calculadora.
Valeria se movía rápidamente por los pasillos del edificio, pero su escape no pasó desapercibido. El jefe de seguridad del político, un hombre corpulento y entrenado, le había visto el bolso que llevaba en la mano y comenzó a perseguirla. Valeria corrió escaleras abajo para buscar la salida, pero el jefe de seguridad corrió tras ella y mientras pedía refuerzos por su auricular, aunque no estaba ante una novata, era un arma letal humano... Valeria sabía que no podía permitirse ser capturada, así que aceleró el paso, dirigiéndose hacia las escaleras de emergencia.
Al llegar a las escaleras, Valeria comenzó a descender a toda velocidad, pero el jefe de seguridad estaba cada vez más cerca. De repente, sintió una mano fuerte agarrándola del brazo, obligándola a detenerse. Sin perder un segundo, Valeria giró sobre sí misma y lanzó un golpe directo a la garganta del hombre, utilizando su conocimiento de anatomía para atacar un punto vulnerable.
—Desgraciado.
El jefe de seguridad retrocedió, tosiendo y tratando de recuperar el aliento. Valeria aprovechó la oportunidad para lanzar una serie de golpes rápidos y precisos, combinando técnicas de artes marciales y lucha cuerpo a cuerpo. Cada movimiento estaba calculado para maximizar el daño y minimizar el esfuerzo.
—Perra asquerosa.
El hombre intentó contraatacar, lanzando un puñetazo que Valeria esquivó con agilidad. Con un movimiento fluido, Valeria atrapó el brazo del hombre y lo torció, obligándolo a girar y exponiendo su espalda. Aprovechando la posición, Valeria aplicó una llave de estrangulamiento, presionando con fuerza en los puntos correctos para cortar el flujo de aire.
El jefe de seguridad luchó por liberarse, pero Valeria mantuvo su agarre firme, utilizando su conocimiento de anatomía para aplicar la presión necesaria. Finalmente, el hombre cayó al suelo, inerte. Valeria respiró hondo, recuperando el aliento mientras observaba al hombre inmóvil a sus pies.
Sabía que no tenía mucho tiempo antes de que llegaran más guardias, así que continuó su descenso por las escaleras, moviéndose con la misma precisión y determinación que había demostrado en la pelea. Cada paso la acercaba más a la libertad, y con cada paso, Valeria reafirmaba que era la mejor de todos.
Una vez fuera del edificio, Valeria se dirigió a un punto de extracción previamente acordado, donde un coche la esperaba. Al entrar, se encontró con Alphonso, quien la miró con una mezcla de admiración y orgullo.
—Lo hiciste —dijo Alphonso, sonriendo. Sabía que lo lograrías.
Valeria asintió, sintiendo una oleada de satisfacción: él había ido por ella. Valeria había completado su primera misión con éxito, demostrando que estaba lista para cualquier desafío. Al llegar, no quedaba duda de que esta pequeña ya estaba moldeada y en ella no quedaba rastro de la niña que fue robada.
son excelentes
Gracias
No era tan fuerte el amor si le ganó la desconfianza