📚¡UN CEO! ¿DE PADRASTRO?
Él guarda una venganza.
Ella, un pasado que no la deja en paz.
Valentina es madre soltera y ha aprendido a sobrevivir en silencio.
De noche baila bajo luces artificiales de un club, ocultando su nombre, identidad y su dolor.
Todo su mundo se pone de cabeza cuando empieza a trabajar como secretaria del CEO más reconocido del país, mientras lucha por salvar a su hija enferma.
El amor es un lujo que no puede permitirse... o eso creía.
Armando Garza, frío, calculador y poderoso, tiene un solo objetivo: una venganza .
Pero su mundo perfectamente controlado se tambalea cuando una pequeña empieza a llamarlo “papá”...
Y cuando sus días se entrelazan con los de Valentina, la mujer que nunca debió cruzarse en su camino.
El deseo será inevitable.
El peligro, constante.
Y el pasado... letal.
¿Podrán amarse entre secretos, traiciones y mentiras?
¿Podrán forjar otra historia o su futuro ya está escrito?
Una novela con temas sensibles. No apta para todo público.
NovelToon tiene autorización de Frida Escobar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
La fiesta de compromiso.
NARRADO POR ARMANDO
Salgo rumbo a mi penthouse, pero Darío me alcanza y me recuerda que nos veremos en la casa de los padres de Alexa.
Mis padres se van en su propio carro y yo en el mío. Cuando llegamos, ellos entran conmigo. Apenas cruzamos la puerta, mi madre frunce el ceño al ver mi departamento. Nunca le ha gustado que viva lejos de ellos.
—Ya pasamos demasiado tiempo separados, hijo —me dice con voz suave pero cargada de reproche—. No quiero que sigamos así.
No entiende que las cosas jamás volverán a ser como antes.
Subo a darme una ducha rápida y cambiarme. Ignoro las insistentes llamadas de Alexa. Bajo las escaleras y los encuentro discutiendo en voz baja. No me inmiscuyo. Ellos se van en el auto con su chófer, y yo arranco en mi Ferrari.
Al llegar a la mansión de los que pronto serán mis suegros, distingo a alguien de pie saludando desde lejos. Es Julián.
—Hola, Armando —me dice, como si nada.
Pero por un costado aparece la tía de Alexa. Me sonríe coqueta y se acerca demasiado; el perfume dulce y empalagoso que usa me golpea de inmediato. Apenas puedo disimular mi incomodidad.
Agradezco cuando Julián se interpone y logra llevársela, alejándola de mí. Respiro con más calma cuando se aparta.
Mis padres se acercan. Mi madre, siempre pendiente, estira las manos para acomodarme la corbata.
—Armando, por favor, márcale un límite a esa mujer. No quiero que termines teniendo problemas con Alexa solo por las insinuaciones de su tía —me dice en voz baja.
Mi padre, en cambio, no dice nada; se limita a observar alrededor. Solíamos venir seguido a esta casa cuando las cosas eran distintas.
Entramos juntos. Los padres de Alexa se nos acercan sonrientes.
—Creímos que no vendrías —dice su padre, con un tono que mezcla cortesía y reproche.
Alexa aparece enseguida, me abraza y me besa. No le respondo el beso.
—Mi amor, pasa… Hola, suegra, suegro, pasen —dice ella, entusiasmada, y se enlaza del brazo de mi madre para adelantarse.
Mi padre y yo nos quedamos unos segundos atrás. Su ex socio se acerca y, como si nada, le extiende la mano.
—Ya seremos familia, es momento de dejar los malos entendidos atrás.
Mi padre lo observa, serio, pero finalmente asiente y estrecha su mano. El gesto me cuesta digerirlo.
Dentro de la casa, todo está adornado con flores y luces. Hay música suave, empleados recorriendo el lugar con copas en bandejas de plata y demasiada gente fingiendo sonrisas.
El padre de Alexa levanta su copa, atrayendo la atención de todos.
—Gracias por acompañarnos en esta noche tan especial. Mi hija y el hijo de mi mejor amigo se casarán dentro de seis meses.
Los invitados aplauden y brindan.
—Papá, ese anuncio le correspondía a mi futuro esposo —se queja Alexa, fingiendo dulzura.
Ya ni me importa quién lo diga, pero la altivez con la que lo proclama su padre me hace apretar la copa con fuerza, tanto que temo romper el cristal en mis manos.
Al final tomo la palabra, frío y calculado:
—Por la unión que se llevará a cabo dentro de seis meses.
Brindo y Alexa me rodea con los brazos, feliz, como si en verdad creyera cada palabra.
Veo a mi padre sonreír por primera vez en mucho tiempo. Esa imagen me resulta extraña, incluso incómoda.
Julián aparece con su copa en la mano.
—Oye, la tía de tu prometida quiere que vayamos a su casa. Te conozco, así que dime qué es lo que realmente quieres. Si lo hago, me deberás una, y grande.
Lo miro en silencio. Finalmente le digo:
—Gánate su confianza. Ves con ella. Lo que pase después es tu decisión.
—No haré nada indebido. Si llega a mencionar tu nombre, aunque seamos amigos, no pienso arriesgarme a eso. Solo iré a jugar cartas con ella —responde, encogiéndose de hombros.
Lo dejo ser. Minutos después, la tía de Alexa se acerca a despedirse. Veo cómo se marcha del lugar junto a Julián.
Mi padre me hace una seña discreta para que lo siga afuera. Apenas estamos a solas, me habla con seriedad.
—¿Qué hacía Julián con ella?
—Solo ganarse su confianza, para cuando la necesitemos.
Él frunce el ceño.
—Armando, no quiero errores. Un paso en falso y todo se viene abajo.
—¿Crees que no lo sé? —le respondo con voz dura—. ¿Crees que me gusta fingir todo esto?
Mi padre se queda callado, aunque sus ojos revelan preocupación.
—¿Fingir en qué? —escucho de pronto a nuestra espalda.
Reconozco la voz del padre de Alexa.