Lizzy se cruza en la vida de un empresario italiano, poderoso, calculador, buscaba una tutora para su hijo enfermo, una enfermedad que lo llevaría a la muerte de no encontrar rápidamente un donante, pero su plan siempre fue embarazarla, tener un hijo para salvar al otro, lo que nunca se imagino es que se enamoraría profundamente y le tocará luchar por ellos para recuperarlos, hay un gran secreto que cambia todo.
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Luiana
¿Sin café y té negro?- dice irritada
- Hay estudios que hablan de estas bebidas, no son recomendables en el embarazo- responde Enzo
Lizzy rueda los ojos
- Debo contarle a Maggi, ella es la que cocina, como explicarle que puedo y no puedo comer- dice Lizzy
Enzo se pone de pie y se sirve una copa
- ¿Puedes confiar en ella?- pregunta Enzo
- Es lo único que tengo, claro que confío en ella- responde
- Ahora tienes un bebé, me tienes a mí- dice Enzo
- ¿A ti?, es ridículo que lo digas, tendré a mi bebé, pero a ti jamás, no trates de disfrazar todo lo que está pasando- dice Lizzy
- ¿Crees que ando teniendo hijos con cualquiera?- cuestiona Enzo molesto
- Hay accidentes, señor Manccini, lamento que sea conmigo con quién haya tenido uno- dice Lizzy y se levanta para irse.
Pero Enzo la detiene, la sostiene suave del brazo
- Mi hijo no es un accidente, sabíamos exactamente que hacíamos, lo cuidarás más que cualquier otra cosa, vale más que tú- grita Enzo
Lizzy en un ataque le da una bofetada a Enzo y este la libera.
- Este bebé vale más que cualquiera, hasta más que usted- grita Lizzy y se retira.
No podía fingir que las palabras de Enzo la hirieron, se limpia las lágrimas mientras se sube a la camioneta que la llevaría a su casa.
- Déjeme por aquí, por favor- solicita Lizzy al conductor, tengo unas compras pendientes.
- Tengo órdenes estrictas de dejarla en su casa, lo siento señorita Rocci- responde
- ¿Qué?, Detén el auto, ahora!!!- ordena
- No me ponga en esta situación- le pide el conductor
- No le diré nada al señor Manccini, pero tengo cosas que comprar, Enzo está perdiendo la cabeza- dice molesta
- Solo sigo órdenes- dice el conductor
Lizzy guarda silencio y continúan la marcha, era cierto que el conductor no tenía la culpa, así que evita otro incidente y se marcha hasta su casa.
- ¿Qué tal tu día?- pregunta Maggi
Lizzy deja su bolso en la barra y quita sus tacones, para sentarse en el mueble y acaricia su amigo napo.
- Huele delicioso- dice Lizzy mientras olfatea
- Sándwich de pavo, tal como te gustan- dice Maggi feliz
Lizzy recuerda la discusión con Enzo y que el pavo era parte de algo restringido.
- Maggi, debo contarte algo- dice Lizzy
- Claro que pasa- sonríe desde la cocina
- Estoy embarazada- dice directamente Lizzy
Maggi deja caer la cuchara que tenía en la mano y la observa sorprendida
- Un hijo de Manccini, ¿Es enserió?- dice Maggi
- ¿Eso es lo único que te sorprende, que sea de Enzo?- cuestiona Lizzy
- Lizzy, sabes quién es Enzo Manccini, podría destruir la vida de cualquiera con solo chasquear los dedos, es dueño de la mitad de la ciudad o quizá de todo- dice Maggi
- No lo planee lo juro- dice Lizzy
- Qué pensabas que podía pasar, si no se protegían, este iba a hacer el resultado- dice Maggi
- Sabía las consecuencias, solo que fueron pocos encuentros, es Enzo, tal vez era precavido y no tendría hijos, no lo sé- dice Lizzy frustrada
- Ya no importa nada, solo debemos cuidar bien de este bebé, alimentarte bien, comer saludable- dice Maggi
- Yo solo quiero irme muy lejos de aquí, no he tenido ni siquiera la oportunidad de asimilar este embarazo, Enzo ha tomado todas las decisiones- dice Lizzy desesperada
- Lizzy tienes un hijo de Enzo Manccini en tu vientre, pero es también tu hijo, puedes tomar las decisiones que creas conveniente, no lo olvides- dice Maggi y sigue preparando la cena
Lizzy y Maggi, comen en silencio, solo algunas palabras y otros comentarios, pero nada fuera de lo normal, hasta que alguien toca la puerta.
- ¿El señor Manccini a esta hora?- dice Maggi y se levanta a abrir la puerta
- Buenas noches- dice una mujer alta y con un impecable traje
- ¿Hola?- dice Maggi extrañada
- Me presento soy Luiana, supongo que usted es la señora Manccini- dice
- ¿Señora Manccini?- pregunta Maggi
- Soy su escolta personal, el señor Manccini me dio órdenes de cuidarla y acompañarla a donde usted desee y la felicito por su embarazo- sonríe
- ¿Escolta?- interrumpe Lizzy
- Ella es la señora Manccini- señala Maggi Luiana ofrece su mano a Lizzy y está se la toma.
- Luiana, creo que no es necesario que yo tenga una escolta, Enzo exagera- le dice Lizzy
- La entiendo señora Manccini- dice
- No soy señora Manccini, solo Lizzy- interrumpe
- Disculpe- dice Luiana
- Lo siento Luiana, no tienes la culpa de nada, solo que Enzo toma decisiones sin consultarme, que supone que debas hacer, vivirás aquí?- dice Lizzy
- No se preocupe por mi Lizzy- dice Luiana.
Al día siguiente Lizzy se organizaba de costumbre, claro que está vez empezaba a sentir algunas náuseas pasajeras.
- Lizzy tu desayuno está listo- la llama Maggi.
De vuelta a la mansión, Lizzy iba en la camioneta en compañía de Luiana, nadie decía nada, pensaba en que probablemente Enzo está molesto, pero no sé arrepentía de nada, se merecía esa bofetada.
Al llegar encuentra a Lorenzo en compañía de Mila, quién lo esperaba ansioso.
- Buenos días- sonríe Lizzy
- Papá autorizo que podíamos salir al parque- dice emocionado Lorenzo
- Oh, eso es genial, entonces no perdamos más tiempo- dice Lizzy
- No tan rápido, Enzo autorizo, pero siempre en compañía de Luiana y otro escolta que los espera en la camioneta- informa Mila
- ¿Es necesario todo esto?- pregunta Lizzy
- Son órdenes querida Lizzy- dice Mila
Lizzy ayuda a subir a Lorenzo a la camioneta, pensaba que era una excelente oportunidad para reunirse con el doctor Morán, pero era complicado ya con los escoltas que los acompañaba.
- Estás emocionado- dice Lizzy
- Mucho- sonríe Lorenzo
Al llegar al parque los escoltas se ponían en posición.
Mientras Lizzy extendía una manta para sentarse con Lorenzo y comer algunos bocadillos que preparo Mila para ellos.
- Hace un sol maravilloso- dice Lizzy
- Se respira tranquilidad- dice Lorenzo
Ambos comen y juegan, Lorenzo no paraba de sonreír, era una excelente terapia y Lizzy disfrutaba al verlo feliz.
La mañana iba pasando, y los ojos de Lorenzo empezaban a apagarse, era hora de su siesta habitual.
- ¿Deseas regresar a casa?- pregunta Lizzy
- Eso creo, tengo mucho sueño- responde Lorenzo bostezando.
Lizzy trata de ayudarlo a poner en la silla e inmediatamente Luiana llega e interviene
- No puede hacer este tipo de fuerza, Lizzy- le informa
- ¿Estás enferma Lizzy?- pregunta Lorenzo preocupado
- No te preocupes, estoy perfectamente bien, un dolor de espalda - sonríe Lizzy mientras fulmina con la mirada a Luiana.
En el camino de regreso el pequeño se quedó dormido, ella acariciaba la cabellera de Lorenzo, mientras lo contemplaba dormir.
- Luiana, por favor no vayas a nombrar mi embarazo delante de Lorenzo, él aún no sabe nada- ordena Lizzy
- Lo siento, no sabía- responde.
Al llegar a la mansión Enzo los esperaba en la entrada, vestía de ropa casual, parecía que recién había salido de la ducha, se acerca para ayudar a bajar a Lorenzo.
Lizzy se apresura a bajar del auto y sin poder detenerlo, vomita.
- Súbalo con cuidado- ordena Enzo a un escolta
Se acerca a Lizzy con cuidado y acaricia su espalda.
- No me veas así- dice Lizzy con dificultad
Mila llega rápidamente con un pañuelo y un vaso con agua.
- Entra rápido, te daré algo para eso- dice Mila
Enzo ayuda a entrar a Lizzy quien de un momento a otro se sentía terrible, la ayuda a subir, pero para sorpresa de Lizzy no era su habitación si no la de Enzo.
Excelente 💯⭐