NovelToon NovelToon
"Infancia Robada, Poder Sellado"

"Infancia Robada, Poder Sellado"

Status: En proceso
Genre:Venganza / Familias enemistadas / Secretos de la alta sociedad / Mundo mágico
Popularitas:3.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Vic82728

En las tierras frías del Reino de Belfast, un niño fue arrancado de los brazos del amor y lanzado al abismo del desprecio. Victor, de apenas ocho años, sobrevive bajo el techo de sus propios enemigos, el Rey y la Reina que arrasaron su pasado. Lo llaman débil, lo humillan, lo marcan con su odio… sin imaginar lo que realmente duerme en su interior.

Esta no es la historia de un héroe elegido. Es la travesía de un alma quebrada que se arrastra por los escombros del trauma, el dolor y la soledad. Cada mirada de desprecio, cada palabra cruel, cada herida invisible es una chispa que alimenta una tormenta silente. Y cuando el momento llegue… ni el trono ni la sangre real podrán detener lo que ha nacido del silencio.

Un cuento oscuro donde no hay luz sin sombras, ni infancia sin cicatrices. Un viaje que transforma al niño temeroso en la incógnita más temida por todos.

NovelToon tiene autorización de Vic82728 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 11 – Despertar en Tierra Prohibida

El primer aliento que tomó fue lento.

Pesado.

Como si sus pulmones estuvieran hechos de piedra.

El segundo dolió.

Su pecho ardía, sus costillas se quejaban. Un calor punzante recorría su espalda, como si hubieran arrastrado su cuerpo a través de zarzas encendidas. Su garganta estaba seca. Sus labios, partidos.

Abrió los ojos… y no reconoció el cielo.

No era gris.

Ni púrpura.

Ni rojo como en el castillo.

Era verde. Verde pálido, como el interior de una hoja. Porque no era cielo: era techo. Un dosel de ramas vivas que se entrelazaban formando una habitación natural, con luz que se filtraba en líneas suaves.

Víctor parpadeó.

Una.

Dos veces.

Dolía respirar.

Dolía moverse.

Dolía existir.

Trató de incorporarse, pero su cuerpo se negó. Solo pudo girar levemente la cabeza. Había una pared de madera ondulante. Una mesa de piedra. Frascos de barro. Cortinas de líquenes colgaban como velos.

Y, en una esquina… una silueta.

Alguien lo observaba.

Un joven de orejas puntiagudas, ojos dorados y expresión dura. Tenía la piel cubierta de tatuajes espirituales que brillaban tenuemente. No hablaba. Solo lo miraba, como si esperara que el niño hiciera algo.

Algo… malo.

—¿Dónde…? —intentó preguntar Víctor, pero su voz se quebró en un susurro casi inexistente.

El joven no respondió.

Salió de la habitación sin decir palabra.

---

Minutos —¿u horas?— después, otra figura entró. Una mujer de cabellos blancos, vestida con túnicas tejidas con hilos de savia y viento. No caminaba: flotaba. Sus ojos eran dorados como la savia del gran árbol. Dryas.

Víctor la observó con miedo, con cautela… con esa mezcla de temor aprendido a golpes.

Ella se detuvo a su lado.

—Despiertas —dijo con voz suave, pero firme como la corteza de un roble—. Pensamos que no lo harías.

Él la miró, mudo.

—Estás en Seirei no Tami. No deberías haber llegado aquí, niño humano.

“¿Humano?”

Esa palabra sonó como un insulto en su boca.

—Te encontramos al borde de la muerte. No por valentía. Ni por destino. Solo por... circunstancias.

Víctor cerró los ojos. Trató de recordar cómo llegó allí. El bosque. La carrera. El árbol.

Y entonces, habló:

—¿Usted… me salvó?

Dryas no respondió de inmediato.

—Te mantuvimos con vida. Eso no es lo mismo.

Víctor asintió apenas. Un gesto pequeño. Duro. Sus manos temblaban bajo la manta que lo cubría. El frío no era del cuerpo. Era del alma.

—¿Por qué… me odian? —preguntó.

Dryas se inclinó un poco, lo suficiente para que sus ojos dorados se volvieran una pregunta viviente.

—¿Qué sabes tú del odio?

Él la miró.

Y no dijo nada.

Porque decirlo todo era imposible.

---

En otra sala del árbol sagrado, el Consejo de Ancianos se reunía. Diez figuras de distintas razas discutían con intensidad. Algunos exigían la expulsión inmediata del niño. Otros pedían examinarlo. Unos pocos… proponían observarlo. Ver qué podía revelar. Qué secretos traía bajo la piel.

—No podemos arriesgar la barrera.

—Es solo un niño.

—Los humanos también lo eran antes de incendiar nuestros bosques.

—¿Y si es diferente?

Dryas entró en medio del debate.

Todos callaron.

Ella se acercó a la mesa del consejo, miró a cada uno de ellos, y dejó caer una sola frase:

—Él no eligió su sangre.

Pero su destino… aún está en silencio.

---

Esa noche, Víctor no durmió.

Solo miró el techo de ramas.

Y supo que, aunque no estaba en el castillo…

seguía siendo un prisionero.

Capítulo 11 – Despertar en Tierra Prohibida (Parte Final)

La habitación olía a madera fresca, a tierra viva, a savia que no había tocado el dolor del mundo. Pero ese aire no podía purificar lo que cargaba Víctor dentro del pecho.

Dryas se había quedado allí, de pie, observándolo como si tratara de descifrar una grieta en el tiempo. Víctor seguía acostado, inmóvil, solo sus ojos abiertos reflejaban una tormenta.

—¿Qué sabes tú del odio? —le había preguntado.

El niño la miró. Las palabras se arrastraron como un murmullo entre las ruinas de su garganta.

—…Todo.

Dryas entrecerró los ojos. No lo esperaba. No así, no tan claro.

Víctor inspiró con dificultad.

—Tenía seis años… —empezó, con voz quebrada—. Vivía con mis padres en un pueblo pequeño. Era un lugar tranquilo. Las casas olían a pan y a humo de leña… y el sol siempre se escondía detrás de una colina donde yo jugaba.

Su mirada se perdió entre las sombras del techo.

—Una noche, llegaron ellos… soldados con armaduras negras… con el estandarte del león roto. Traían fuego en las manos. No hablaron. No preguntaron.

—Quemaron todo.

Sus dedos se apretaron sobre la manta. Las uñas, débiles, rasgaron la tela.

—Vi a mi padre… enfrentarlos con una pala. Lo atravesaron con una lanza como si fuera basura. Mi madre me escondió… pero me encontraron. La arrastraron frente a mí. Le cortaron la garganta… y la obligaron a morir mirándome.

Dryas no se movió. El aire se volvió espeso.

—Y luego me llevaron. —Víctor temblaba—. Dijeron que me necesitaban. Que buscaban un heredero… Pero cuando me vieron, cuando me tuvieron, solo… me odiaron.

Un silencio.

—Carlos… el rey… se burlaba de mí. Me llamaba "rata". Me hizo limpiar pisos, me negó comida, me golpeó por cualquier cosa. Vanessa… —tragó saliva—. Ella me decía que era una peste. Que mi existencia era un error. Que ojalá hubiera muerto con mis padres.

Una lágrima bajó por su mejilla, pero no la limpió. No lo sentía. Era parte de él.

—Y su hija… Lilith… —su voz bajó—. Me escupía, me cortaba el cabello mientras dormía, me empujaba escaleras abajo… y todos reían.

Dryas lo miraba. No con compasión. Sino con una atención absoluta, como si cada palabra tejiera un velo que antes no podía ver.

—No sé por qué me odiaban. No sé qué hice… Solo… quería vivir.

Su respiración se agitó. El pecho subía y bajaba como si una bestia invisible lo estuviera devorando desde adentro.

—Durante dos años no dormí bien ni una sola noche. No sabía cuándo me iban a castigar… o si me iban a matar. Solo… solo aguanté. Porque no tenía a dónde ir.

Y entonces, alzó la mirada.

No era la de un niño.

Era la de un alma con grietas.

—Ahora… tengo ocho años. Y no sé por qué sigo vivo.

---

Dryas se inclinó. Tocó con suavidad la frente de Víctor, como si sintiera el eco de todo lo que había dicho. No respondió. No ofreció consuelo. Solo lo observó en silencio, como si esas palabras necesitaran quedarse ahí, flotando en el aire, sangrando solas.

Entonces habló, despacio:

—Los árboles más viejos… son los que tienen las cicatrices más profundas.

Y se fue.

---

Fuera de la sala, la aldea seguía girando en su ritmo mágico, su aislamiento, su desconfianza.

Pero dentro del gran árbol, un pequeño humano acababa de dejar una marca que ningún espíritu, ninguna barrera, y ningún anciano… podría ignorar.

1
Rubi Cuerbo
mui bien
Vic
No se preocupen ya subí el capítulo 36 y 37 mañana a la 7am se sube el capítulo 38
Rubi Cuerbo
quiero ver más capitulos
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play