Emperatriz Tirana

Alise mira el chico mientras que la concubina Rose se aleja de la espada, pues la espada en su garganta le daba de temer y lo menos quería ahora era morir, pues no estaba dispuesto a ello, después de todo Noah solo había llamado su atención por su apariencia sin contar que el chico era un mero esclavo.

Así que Rose no estaba dispuesta arriesgar su vida por nadie, ni menos por alguno sin valor, según ella.

Sin contar que podía aprovechar el interés de Alise hacia el chico, para que el emperador malentendiera todo.

— Vamos — alise que se acercó a Noah extendiendo su mano con una sonrisa esperando que el chico lo tome, pero este solo se quedaba mirándolo sin decir una palabra.

— ¿Por qué tanto alboroto? — justo apareció el emperador, este por supuesto había sido informado de lo que estaba pasando, como la emperatriz había matado un soldado sin dudarlo y como esta vino al palacio de la tercera concubina Rose con sangre en la ropa.

Algo que por supuesto Jacob no creo al escuchar toda la historia porque el mejor que nadie sabía que Alise no es capaz de matar ni un solo insecto no creía que una mujer como ella fuera matar uno de los guardias, pero ahí estaba para confirmarlo y tal como había dicho los soldados ahí estaban las manchas de sangre.

— su majestad — la concubina rápidamente actuó asustada tomando el brazo de Jacob — la emperatriz se ha vuelto loca — los segundos no se hicieron esperar y la concubina comenzó a soltar lágrimas de cocodrilo para demostrar que Alise solo vino a molestarla.

Alise que había notado que el chico estaba tardando en tomar en su mano, esta lo tomo en la correa, causando que sus rostros

— si digo que tomas mi mano lo haces, — mira fijamente al chico y pudo ver un destello en los ojos de este... Sin duda este estaba furioso.

— ¡Alise! — El emperador gritó furioso al ver que esta ni siquiera le había dado una mirada desde que llegó, algo que obviamente lo enfureció.

Ante el grito del hombre, la chica voltea a verlo, ya que ni siquiera había notado su presencia, algo que molestó más al emperador.

– ah eres tú… – la chica mira el hombre despreocupada.

— ¿Qué crees que haces, en el palacio de mi concubina? — se acerca Alise quedando frente de la chica. — Lo repetiré de nuestra emperatriz, ¿qué hace en el palacio de mi concubina?

— Vine a recuperar algo. — Mira el emperador sin parpadear ese hombre cree que con esta enfrente de ella, estaría temblando pero se equivoca. — ¿Algún problema? — Pregunta Mirando el hombre fijamente.

— ¡Alise! — Exclama enojado.

— Para usted es Emperatriz. — Se acerca al emperador empujando a este con su dedo. — Y no le permito estar tan cerca de mí.

Jacob mira la chica Furioso... estaba a punto de explotar cuando la concubina nuevamente se aferró a él asustada.

Alise aprovecha eso para apartar el emperador de su camino, saliendo del palacio con Noah, pero antes de salir voltea a mirar el emperador con una mirada sombría.

— No olvide su posición — Dicho eso se aleja de ambos arrastrando a Noah con ella.

Ya llegando a su palacio, le saca la correa el chico, y ordena Anet que le preparé un baño a este cuál, en un segundo, estuvo listo. Bañado y con ropa limpia parecía más humano que antes.

— Ahora sí pareces humano. — Se sienta en la silla mientras qué Noah sigue parado sin ninguna intención de moverse. — Siéntate. — Señala la silla y el chico dudoso se sienta.

Ya ambos en el jardín sin ninguna persona a la vista Alise estaba lista para su interrogación.

— ¿Cuál es tu nombre? — Pregunta, pues, a pesar de los soldados reales dicen que el chico perdió la memoria, no puede dejarse llevar solo por esas palabras, necesitaba confirmar si era cierto y no solo una actuación de Noah.

Necesitaba pruebas que indica que Noah haya perdido la memoria para utilizarlo cuando sea la hora.

La pregunta de Alise quedó en el aire por varios minutos, Al parecer el chico realmente no parecía querer estar cerca de ella ni menos hablar. Pero por ninguna razón podría dejarlo libre. Lo necesita destruir a Lenin y una buena oportunidad así no le iba a dejar pasar de largo.

— ¿vas a responder? — Se levanta apoyando sus manos en la mesa acercando su rostro al del chico. — O prefieres que haga que respondas a la fuerza.

— No tengo nombre. — Finalmente, responde mientras qué Alise sonríe.

— ¿Por qué no tienes uno? ¿Si se supone que toda persona en este mundo tiene un nombre? — Quería sacarle información a Noah para confirmar si este de verdad había perdido memorias.

— Simplemente no tengo.

— ¿Por qué? — Insiste a pesar de que el chico no había respondido exactamente lo que quería escuchar. Este se encoge de hombros mientras qué Alise piensa como hacer que este hablé.

Se sienta en la silla mirando a Noah mientras toma una galleta para comer, ya sabía que el chico no hablaría, porque es más problema que no confía en ella, y lo que necesita es que él confíe complemento en ella. Y al parecer será un proceso largo, es mejor ir con calma para no hacer que Noah empiece a sospechar de ella.

— Como sea. Entonces te daré un nombre. — Mira el chico quién no dice nada. — Que tal... Noah. — Mita fijamente al chico esperando alguna reacción por el parte de este tras escuchar ese nombre, pero no había ninguna reacción.

Noah parecía tan calmando con el nombre que le ha puesto en ella en ese momento, que pensó que tal vez ese chico de verdad ha perdido la memoria.

Y ahora que lo piensa, tal vez todo la desaparecieron del heredero del trono hace años en el reino de Zeiro fue plan de Lenin, ya que recuerdo una última palabra que el hombre que tanto odia le había dicho.

«Gracias ti finalmente podré obtener el trono, aunque aparezca mi hermano» Esas palabras fueron pronunciadas por ese bastardo cuando ella estaba en su pecho de muerte. 

No había duda, realmente fue Lenin.

“Definitivamente, fue su plan, no le importo sacar su hermano del camino para lograr su objetivo”

Ahora se estaba dando cuenta la clase de hombre que ella había amado antes. 

“Me encantará ver su rostro, cuando vea que su hermano regreso por el trono” 

Sonríe maliciosamente, disfrutará ver el rostro de Lenin cuando ese día ha llegado.