En un mundo donde las mujeres están infravaloradas, Una Ceo que se aferra con todas las fuerzas a permanecer y ser la mejor en el ambiente llenos de hombres.
Lara Parisi lo tiene todo:juventud, belleza,una fortuna heredada y un imperio empresarial a sus pies. Pero detrás del lujo, hay una presión silenciosa que no la deja respirar: la obligación de tener un heredero para mantener su legado y complacer las expectativas de una familia que no perdona desvíos del plan.
Cuando un viaje de negocios la lleva a Italia, una noche de pasión con un desconocido lo cambia todo. Lo que parecía ser un escape sin consecuencias se convierte en el inicio de un torbellino emocional, cuando descubre que está embarazada.. de gemelos.
Y como si no fuera suficiente, Owen Bracco, el misterioso hombre que creyó haber dejado en el pasado, reaparece como asistente de su mayor rival.
NovelToon tiene autorización de Genesis Argentina Martínez Ramírez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Secretos, Besos y Mentiras
Todo el camino de regreso me mantengo en silencio, y agradezco que Kassy no me haya hecho preguntas. Aún no sé cómo asimilar lo que acabo de descubrir. Además, se supone que estoy en algo con Carlos. ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Y qué hace Owen en mi empresa? No entiendo absolutamente nada...
—¿A dónde te llevo? ¿Quieres ir a casa o prefieres volver a la empresa? —me pregunta Kassy.
—Llévame a casa, por favor. Y sé que está de más decirlo, pero te lo ruego: sé discreta con esta noticia. Nadie debe enterarse. Al menos por ahora.
—Sabes que de mí no saldrá una sola palabra —me asegura con suavidad.
Al llegar a casa, me hundo en el sofá, sin poder dejar de mirar mi vientre. No puedo creer que una vida esté creciendo dentro de mí. No estoy preparada para esto. No ahora. Pero voy a tener a este bebé. Le daré todo mi amor, todo lo que mis padres me dieron. Sé que papá estaría más que feliz con esta noticia… Después de todo, tener un heredero era uno de sus requisitos. Solo que… todo salió al revés. No estoy casada, y el padre es alguien a quien apenas conozco.
Por ahora, no se lo diré a nadie. Ya veré qué hacer cuando mi barriga comience a notarse. Mientras tanto, necesito descubrir qué hace Owen aquí. Eso será mañana. Hoy me quedaré en casa, revisaré unos correos que me enviará Kassy, y descansaré.
Al día siguiente, en la empresa
Llego temprano, como siempre. Entro a mi oficina, dejo mis cosas y me pongo cómoda. Abro mi laptop y reviso los pendientes. Veo que Aiden terminó todo ayer y organizó la incorporación del nuevo personal. Precisamente, hoy comienzan.
Tocan la puerta.
—Adelante —respondo, sin levantar la vista.
Aiden entra, y detrás de él… alguien más. Cuando Aiden se hace a un lado para que lo vea, siento que el aire me abandona.
No. Puede. Ser.
Es él. Owen. Otra vez. Sus ojos me atraviesan como fuego. Esa mirada... la misma que me devoró aquella noche en Italia.
—Buenos días, señorita Parisi. Le presento a quien seleccioné como mi asistente: Owen Bracco.
¿Qué? ¿Asistente? Me cuesta respirar. Literalmente.
—Señor Bracco... un placer tenerlo en nuestra empresa. El señor Aiden le hará la evaluación, ya que no me encuentro muy bien de salud. Pero cualquier cosa que necesite, estoy a su disposición. Lara Parisi, para servirle.
—Un honor estar en su prestigiosa empresa, señorita Parisi —responde Owen con esa voz profunda que aún me hace temblar.
Apenas salen de mi oficina, corro al baño. Lo poco que desayuné amenaza con salir. Esto no puede estar pasando.
Un asistente. Un maldito asistente. ¿Cómo terminé embarazada de un hombre así? Rechacé a tantos, hombres poderosos, ricos, influyentes… y terminé cayendo por alguien tan lejano a mi mundo.
No le diré nada. No sabrá que estoy embarazada. Ese será mi secreto. Estoy con Carlos, y aunque aún no lo amo, sé que con el tiempo podré construir algo con él. Mi familia nunca aceptaría que tuviera un hijo con alguien como Owen.
Hora de almuerzo
Salgo de mi oficina. No puedo pasar todo el día escondiéndome. Carlos me espera para almorzar. Tomo el ascensor privado, pero justo cuando va a cerrarse, alguien corre y entra.
Es Owen.
—Este ascensor es solo para mi uso —digo sin mirarlo.
—Con que me acosté con la famosa hija del empresario Parisi… No puedo creer que no te reconociera antes. Te busqué en el hotel, pero me dijeron que ya te habías ido.
—Lo que pasó fue un error. Estaba tomada. Jamás volverá a pasar. Menos ahora, sabiendo que me acosté con quien después sería un simple asistente —respondo con frialdad.
Él se acerca. Demasiado. Me acorrala contra la pared del ascensor. Mis piernas tiemblan.
—¿Estás segura de que no volverá a pasar? Recuerdo lo mucho que lo disfrutaste. Dime… ¿en todo este tiempo no pensaste ni un poco en mí?
—No. ¿Por qué habría de hacerlo?
Sonríe. Maldito sea. Detiene el ascensor.
—¿Qué haces? ¡Me están esperando!
—Quiero comprobar algo… Saber si realmente no pensaste en mí.
Se acerca, me toma por la cintura, y sus labios se funden con los míos. No tengo fuerzas para detenerlo. Besar a Owen es como caer al abismo... y disfrutarlo. Pero no puedo. Carlos no merece esto.
—No vuelvas a besarme —le digo, alejándolo como puedo—. Esto no debe pasar.
Reinicio el ascensor. Me alejo.
—Por más que te alejes, no puedes negar que te gusto… y que volverás a ser mía —dice con una seguridad que me desarma.
Las puertas se abren.
Carlos está allí, esperándome.
—Hola, hermosa. ¿Lista para ir a comer? —me dice, dándome un beso en los labios. Ruego que no note nada… que mi labial no haya quedado en los labios de Owen.
—Hola, cariño. Mira, te presento al nuevo asistente de Aiden. Se equivocó de ascensor, por eso venía conmigo —miento, colocándome delante de Owen para marcar distancia.
Se saludan. El nudo en mi estómago se aprieta más.
Estoy presentando al hombre con quien estoy saliendo... al padre de mi hijo. No, esto es una locura.
Tengo un lío tan grande que ni yo misma quiero estar en él. Pero por ahora… calma. Solo necesito calma para ordenar mis sentimientos, mis prioridades... y todo lo que debo enfrentar.
Voy a comer. Después, ya veremos.