La Venganza De La Esposa Traicionada

Pero sin que ellos se den cuenta, las cosas comenzaron a cambiar, el reloj del destino comenzó a retroceder sin que nadie lo pueda evitar.

Nadie se daba cuenta de lo que estaba pasando, nadie tenía conocimiento de que el tiempo había retrocedido a un año antes de aquellos sucesos que acabaron con Fernanda y su padre.

Esos hechos fueron borrados de la memoria de todos, menos de la mente de alguien.

***

En una cama de hospital, se encontraba una mujer acostada, la cual tenía la cabeza vendada.

Ella estaba dormida y por las vendas de su cabeza parecía un ángel herido.

Pronto sus ojos se abrieron y al hacerlo no reconoce su entorno.

¿Cómo reconocerlo? sí cuando quedó inconsciente estaba en un campo de batalla, rodeada de personas heridas y olor a sangre.

No recuerda mucho, solo que después de matar al príncipe heredero del país de Morfeo, su cuerpo quedó débil, por las múltiples heridas que tenía en el.

Su nombre es Sofía Adames, hija mayor del general del imperio Orión, también capitana al mando de las tropas imperiales.

Sofía era mujer de guerra y hechicera del imperio, el escudo y la espada de dicho imperio.

Villana sanguinaria para sus enemigos y heroína para todo aquel que necesitaba ser defendido.

El nombre de villana se lo dieron todos aquellos que sufrieron la ira de su espada, aquella espada que salvó innumerables vidas, ya sea víctimas de esclavitud, trata de blanca y toda clase de víctimas.

Sofía Adames siempre ha estado metida en los asuntos de la guardia imperial, y su padre el general del imperio la había preparado para ser quien fue antes de su desmayo o su muerte.

Pues claro, lo más seguro es que murió y al hacerlo despertó en ese lugar y en esa habitación.

Cuando era la capitana del ejército, nunca se casó, nadie quería casarse con una mujer de guerra como ella, no porque no sea de buen parecer, sino porque ningún hombre llenaba sus expectativas, o simplemente la rechazaban por ser una mujer de carácter militar.

De vez en cuando tuvo uno que otro amante, ya que tampoco le interesaba ser virgen hasta su muerte. Vestir santos no era lo suyo.

La guerra en la que pasó sus últimos momentos de vida, fue porque el emperador de Morfeo declaró la guerra al imperio de Orión, por la ridícula razón de que su emperador no le quiso ceder las minas del este del imperio a Morfeo.

Eso fue motivo para que ese tirano declarars la guerra, sin importar que personas inocentes mueran.

Lo bueno de toda esa tragedia fue que ella le puso fin a esa guerra, y mató al emperador tirano de Morfeo, y su imperio tuvo la victoria, aunque ella haya terminado muerta.

***

Tras analizar bien su entorno, Sofía sabe que no está en su imperio, y por lo tanto debe sobrevivir.

Como fue una poderosa hechicera, sabe que ha reencarnado en otra persona diferente. Quien murió luego de caerse por las escaleras de su mansión, cuando ella se disponía a ir al supermercado.

Por lo que trata de indagar sus recuerdos, y fue allí donde para su mala fortuna las memorias pasadas de esta chica llegaron a ella.

La chica responde al nombre de Fernanda Ayala, una mujer hermosa y de buena familia.

Tal cosa le provocó un dolor de cabeza, la herida que tenía detrás de su cabeza, le dolía menos que la decepción que le causa la forma de ser de esta mujer.

Según sus memorias, está tonta se quita la vida por un hombre infiel, uno que tiene de amante a su supuesta amiga.

De solo pensar en ellos, el estómago se le revuelve, y un mal sabor se instaló en la boca.

No sabe cómo alguien puede dejar que dos personas le vean la cara de estúpida.

Ahora se acaba de convertir en Fernanda Ayala, y ella Sofía no va a permitir que nadie en lo absoluto le siga viendo la cara de tonta, va a destruir a ese hombre infiel, y también a esa amiga traicionera, nadie que se meta con ella la capitana del imperio Orión, ha salido ileso.

Su mente inmediatamente comenzó a preparar un plan de venganza, el cual fue interrumpido por la llegada de personas al lugar.

—Mi pequeña flor, me tenías preocupado— dice alguien, y ella mira en dirección a esa persona, quien resultó ser su nuevo padre.

Ella solo sonríe, aquel hombre es un regalo del cielo, al igual que lo fue su anterior padre, lástima que en esta vida tampoco tenga la oportunidad de tener una madre.

—Papá, no debes preocuparte, estoy bien, solo fue una caída— dice ella con amabilidad, en esta nueva vida debe de proteger a su nuevo padre.

Las otras personas en la habitación, su esposo y su supuesta amiga, no han dicho nada desde que llegaron, tienen una cara difícil de saber lo que piensan. **

Ahora que lo puede ver, aquel sujeto no es la gran cosa, no sabe por qué Fernanda siendo tan hermosa e inteligente, se dejó embaucar por estos plebeyos sin clase.

Por lo que con sarcasmo, ella decide decir algo que hizo que su esposo se enoje.

—Cariño, la caída de hoy me hizo reflexionar en mi vida, quiero volver a la empresa principal y volver a ser útil para la familia Ayala, padre, necesito que me devuelvas mi puesto en la empresa — dice ella con lágrimas en los ojos, y su supuesto esposo se enojó y dice.

—Estás haciendo un drama innecesario, llevas dos años fuera de la empresa, y no es adecuado que regreses así de la nada— dice aquel sujeto con cara enojada.

Por nada del mundo puede dejar que su tonta esposa vuelva a la empresa, no después que él se ha metido hasta las patas en ella.

Las palabras de aquel hombre, hicieron que Fernanda llorara más, y su padre dijo algunas palabras.

—Ricardo, te di el puesto de vicepresidente por pedido de mi hija, Pero la empresa Ayala, no es herencia de tu familia, así que tú no tienes nada que ver con ella, solo eres un empleado más y no el dueño. Mi hija puede volver a la empresa cuando ella así lo quiera — dice el mayor, y Ricardo aprieta los puños con enojo.

El de la vergüenza tan grande que siente, baja la cabeza como si fuera un perrito al que acaban de regañar.

La supuesta amiga de Fernanda decide ir en defensa de su amante.

—Señor Ayala, no debe de enojarse con Ricardo, él solo quiere lo mejor para Fernanda— dice ella con una sonrisa amable, Fernanda desde la cama solo veía a ese par con un profundo rencor.

Su padre volvió a hablar.

—Una secretaria no tiene que opinar sobre los asuntos familiares— dice el señor Ayala con desprecio.

—Padre, ya está decidido, en cuanto me recupere, voy a volver a la empresa— dice ella y su padre le da un beso en la frente.

—Lo que quiera mi hija eso se hará, después de todo, es la heredera de la familia Ayala—

Volvió a decir el mayor y Ricardo estaba que reventaba del enojo.