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Por Mis Hijos Doy Mi Vida.

Por Mis Hijos Doy Mi Vida.

Status: Terminada
Genre:Pérdida de memoria / Mafia / Traiciones y engaños / Sustituto/a / Amor-odio / Completas
Popularitas:231.9k
Nilai: 5
nombre de autor: abbylu

Sabina, una conocida mafiosa, se ve obligada a criar a los hijo de su hermana luego de que está muere en un trágico accidente. Busca hallar respuestas para sabre toda esa situación y saber quien se atrevió a matar a su gemela.

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capítulo 2

Mientras Sabina se encontraba atendiendo algunas diligencias en su oficina, un hombre de traje fino y porte elegante entró sin tocar la puerta. Se sentó con soltura frente a su escritorio y dijo:

—Aún aquí... ¿No piensas asistir al funeral que le están haciendo a Ámbar?

—Tan irrespetuoso como siempre. ¿Qué haces aquí, Patrick? No te di órdenes.

—Sobre eso... decidí no participar. No soy uno de tus lacayos, Sabina. Soy tu amigo, y como tu amigo te digo que iremos al funeral de Ámbar.

—No. No puedo. Necesito saber qué pasó con ella primero. No puedo despedirme sin saber quién le hizo esto.

Patrick era la única persona, además de Diego, que sabía cuán unidas eran las hermanas Capolá. Sin pensarlo dos veces, se levantó de su asiento, se acercó a ella y la abrazó con fuerza.

—Sabina, esto no fue tu culpa...

—Sí lo fue. Debí cuidarla. Soy la hermana mayor y, aunque estábamos disgustadas, no debí dejarla sola.

—Fue su decisión. Ella sabía a lo que se arriesgaba. Tú no tienes la culpa de nada.

—Sabiendo lo orgullosa que era, la abandoné esperando que pidiera mi ayuda... Patrick, si yo hubiera estado en su vida, esto...

—...Hubiera pasado de igual manera. Nadie sabe aún lo que ocurrió, pero te prometo que lo averiguaremos juntos. Ahora vístete, iremos a su ceremonia.

Sabina se separó de su amigo, se limpió el rostro y asintió. Se encaminó hacia la puerta y antes de salir dijo:

—Gracias por estar aquí.

—Tú y ella son mi familia, y eso ni la muerte lo cambiará.

Sabina solo sonrió y salió de la oficina. Una vez lista, bajó las escaleras mientras las niñeras cargaban a los bebés dormidos. Al ver a Patrick esperando junto a la puerta, Sabina se le acercó y dijo:

—Ellos son... mis hijos.

Patrick la miró a los ojos, sonrió levemente y se acercó a los niños.

—¿Y ya sabes cuál es cuál? Son dos gotas de agua.

Una de las mujeres sonrió con dulzura al ver el rostro de la mujer y respondió:

—Él es Sebastián, y él Antonio.

Patrick las observó con frialdad y dijo de manera firme y amenazante:

—Espero que ambas hagan bien su trabajo y cuiden con sus vidas a mis sobrinos.

Sabina, intentando calmar el ambiente, sonrió.

—Deja ya a las niñeras, Patrick. Vamos. Señoras, pueden ir a descansar. Si surge algo, tienen nuestros números. No nos tardaremos.

—Sí, señora,—respondieron ambas con respeto.

Patrick miró a Norma, la mayor de las dos mujeres y la que más confianza le inspiraba. Le extendió una tarjeta.

—Este es mi número. Llámeme ante cualquier urgencia, sin importar la hora o el día. Yo vendré.

Norma lo tomó, y tras ver cómo Sabina asentía, ambas mujeres se marcharon. Aunque solo llevaban un día de trabajo, habían visto suficiente para saber que aquellas personas no jugaban con la seguridad y el bienestar de los niños.

Ya en la entrada, se encontraron con Diego, quien acababa de volver de organizar el funeral de Ámbar.

—Diego, te quedas a cargo de los niños.

—No te preocupes. Tú cuida de ella...

—¡Hola hermano! ¿Cómo estás? Yo muy bien, gracias por preguntar. ¿Cuándo nos juntamos a comer?

Diego ignoró por completo a Patrick y entró a la mansión. Sabina lo miró, luego volvió la vista a Patrick.

—¿Aún no se arreglan?

—Digamos que estamos en eso. Ya sabes que Diego es rencoroso.

—Los necesito a ambos conmigo. Tendrán que arreglar sus diferencias y permanecer cerca de mí y de los niños, porque planeo ir a Canadá.

—Lo sé. Bueno, mejor dicho, lo suponía. No te preocupes, aunque ahora no estemos en los mejores términos, Diego y yo haremos lo que sea por ti y por Ámbar.

Sabina asintió en silencio. Luego, acompañada por Patrick y sus hombres, marchó a la casa fúbre donde se llevaría a cabo la ceremonia.

Al llegar, vio a varias familias importantes que la esperaban. En cuanto la vieron, muchos se acercaron a darle el pésame. Entre ellos, el señor Di Caro se aproximó, la abrazó con afecto y dijo:

—Hija, lamento mucho tu pérdida.

—Gracias por venir, señor.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Aún no lo sé, pero ya estoy en eso. Cuando encuentre al o los culpables, pagarán por esto.

—Bien. La familia te apoyará.

—Gracias por su oferta, pero intentaré resolver esto sola. Si necesito ayuda, se lo haré saber.

El anciano asintió con respeto. Luego de acompañarla unos minutos más, partió. Uno a uno, los capos de las grandes casas fueron retirándose. Sabina se quedó junto al ataúd de su hermana, con Patrick a su lado.

—Hermana... juro por la memoria de nuestros padres que hallaré al culpable de esto y lo mataré yo misma. También prometo cuidar bien de tus hijos. Lamento no haber estado cuando más me necesitaste.

Patrick, viendo cómo ella luchaba por no romperse frente a todos, habló con voz suave:

—Vamos. Ya vienen por sus restos.

Sabina asintió en silencio. Se alejó del lugar con un amargo sabor en la boca. Nunca había sido de mostrar sus sentimientos, pero esto era algo que la carcomía por dentro.

Cuando regresaron a la mansión, ya era pasada la medianoche. Como el cuarto de los bebés quedaba cerca del suyo, pasó a ver cómo estaban. Al ingresar, vio que uno de ellos estaba despierto, jugando con sus manitas. Sintiendo una punzada en el pecho, se acercó.

—Hola, pequeñín. ¿No puedes dormir?

Tomó al bebé en brazos y lo apoyó contra su pecho, meciéndolo por la habitación. Pronto, el otro comenzó a inquietarse. Antes de que llorara y despertara a su hermano, Sabina también lo alzó, acunándolos a ambos con ternura. Así estuvo largo rato, meciéndolos suavemente hasta que intentó colocarlos en sus cunas. Al ver que no querían soltar sus caballitos de peluche, no le quedó más remedio que llevarlos con ella a su habitación.

Con cuidado, se acomodó en medio de su cama. Puso almohadas alrededor para evitar que se cayeran. Observó sus pequeños rostros dormidos, besó sus frentes y, finalmente, cayó rendida entre ellos.

Por primera vez en mucho tiempo, el silencio no la oprimía, sino que le ofrecía un poco de paz.

1
Meiti 🥰🇲🇽
waooo me encantó 😍,
Beatriz Nicolás
muy linda
Mayte Ramirez
excelente
Savina Luna beltran
Sabina tu puedes sacar la plaga de raíz 🫚
Katiana Rivas
hermosa historia, gracias autora por compartirla, felicidades,😘😘😘😘🤗🤗😘
Maria Alejandra Gonzalez
,,🥰🥰🥰🥰🥰🥰
La negrita
Por lo menos le quedó algo preciado de su hermana
Natty Suleika Salvatierra Clavijo
Muy agradecida escritora una súper historia muchas felicidades 🌹
Claudia Luna
si el tiene derecho de verlos pero que no venga a justificarse por qué cuando se lo iban a decir el no lo permito y la trato mal y la pared con la que se topó es con la hermana y a esperar a ver si logra saber toda la verdad
Gerardine Herrera
me gustó como lineate el fin fue fresco sin lágrimas, un amor profundo, xq la chica tiene buenos sentimientos suerte en las próximas historias
Rosa E Riera Perez
jajajajajajaja lo lanzaron como un costal de papa
mi vida y razón ser
excelente me encanto 🤩🤩
mi vida y razón ser
lindo final
mi vida y razón ser
me gusta mucho 😍
mi vida y razón ser
esto está muy interesante me encanta
mi vida y razón ser
POS si no tiene sentido que esperes más mi reina
mi vida y razón ser
lamentablemente es así años y años y no supo la desquiciada que tenía al lado
mi vida y razón ser
jajaja bueno es de entender son niños y si sabe que así son sus mañanas pues a poner el seguro jajaja
mi vida y razón ser
jajaja bueno al menos no los molesto o se burló jeje
mi vida y razón ser
por fin se comieron ese arroz de tan cocido que estaba se iba a quemar 😅😅
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