Cyra, Mi Segunda Oportunidad

Mara se encontraba en una habitación completamente blanca, en el lugar no había absolutamente nada, entonces vio un punto de luz a lo lejos y sin dudarlo se encaminó hacia este, entre más se acercaba al punto de luz, pudo darse cuenta de que era una gema encima de una puerta y sin dudarlo la abrió, observando fascinada que al otro lado había un hermoso bosque.

- ¿Mara? – oyó la mujer que alguien la llamaba y, al buscar quién era, se dio cuenta de que era su esposo, quien estaba con ella en aquel bosque.

- Rubén, ¿qué haces aquí? Y ¿Dónde estamos? – le preguntó Mara a su esposo.

- No lo sé, ¿esto es un sueño? Si eso debe ser, no pude ser otra cosa – le dijo Raúl a su esposa, quien no comprendía cómo habían llegado a ese lugar, ya que lo último que recuerda era haberse quedado dormido junto a su esposa después de un apasionante encuentro.

- ¿Un sueño? – se preguntó Mara, y es que a ella no le parecía un sueño.

- Esto no es un sueño, pero tampoco es del todo real – les habla una voz que sale de la nada.

- ¿Quién eres?, ¿De qué rayos hablas? – le dice Raúl a la voz, mientras se coloca de manera protectora frente a su esposa.

- No tienes que estar a la defensiva, no les haré daño – dice aquella voz, y de entre los árboles sale un hombre, quien lleva un pequeño bulto en sus brazos – desde hace un tiempo los he estado observando, he observado su amor, su fortaleza, su audacia y su capacidad infinita para dar cariño, es por todo eso que mes gustaría pedirles un favor – continúa hablando aquel hombre, mientras se acerca a la pareja, quienes al tener al hombre más cerca pueden ver que el bulto en sus brazos, es en realidad un bebe – ella es Cyra, es un alma realmente fuerte, que tuvo la desdicha de haber tenido una vida muy injusta y un final verdaderamente trágico, en su corta vida Cyra apenas y pudo conocer lo que era el amor, Cyra ya ha sufrido demasiado, ahora es el momento que sea feliz, yo no puedo hacerlo, pero sé que ustedes la podrán hacer muy feliz, así que les pregunto ¿ustedes la cuidarían por mí? – les dice el dios Kaayo, quien era el hombre que se había aparecido ante la pareja.

Raúl y Mara, al ver a la pequeña, quedaron enamorados de ella, sus cabellos rojos y sus ojos naranjas los hipnotizaron, pero lo que más cautivo a la pareja era la expresión en la cara de la infante, una expresión tan tierna que conquistó a la pareja al instante.

- Por supuesto – dijo la pareja, el unísono, y Mara instintivamente estiró a los brazos para recibir a la pequeña, y el dios Kaayo no dudó en dársela.

- Sé que ustedes sabrán darle todo ese amor del que fue privada en su otra vida – les dice el dios Kaayo, entonces la pequeña Cyra se convierte en una esfera de color naranjo con rojo y se hunde en el vientre de Mara, algo que desconcierta a la pareja y provoca que ambos despierten.

- ¿Qué fue eso? – se pregunta Raúl en voz alta, mientras mira con incredulidad su habitación.

- No lo sé – le contesta Mara, a la vez que, instintivamente, se lleva las manos a su vientre.

Sin poder comprender lo que acababan de vivir, mejor optaron por volver a dormir y olvidar lo ocurrido.

Al día siguiente, como lo tenían planeado, fueron a ver una doctora, quien sería quien los asesoraría durante el proceso que planeaban llevar a cabo.

- Bueno, todo parece estar en orden, para que podamos programarlos, deberán de hacerse un par de estudios, para asegurarnos de que estamos siguiendo el mejor camino, cuando tengan los resultados de los estudios, llámenme, para que los revisemos y podamos programar sus respectivas operaciones – les dice la doctora, mientras les entrega las órdenes para los estudios.

- Así lo haremos, gracias, doctora – le dice Raúl, y Mara lo imita, y ambos salen de la clínica, hacia su hogar.

Debido a varios inconvenientes en la pastelería, Mara y Raúl no habían podido realizarse los estudios de inmediato, sino que les tomó 2 semanas resolver todo y así conseguir algo tiempo para ir a los laboratorios.

- Los resultados estarán dentro de tres días, llamaré a la doctora para hacérselo saber, y así programar la cita lo más pronto posible – le dice Raúl a su esposa, mientras ambos están parcialmente acostados en la cama, viendo una película.

- Sí, hazlo, seguramente pensará que nos arrepentimos, porque tardamos demasiado – le dice Mara a su esposo.

Así la pareja lo hizo, y solo una semana después, ambos se encontraban frente a la doctora, quien leía los resultados.

- Vaya, esto es una sorpresa – dice la mujer, quien mira los resultados muy atentamente – tendremos que hacer nuevos estudios para asegurarnos de algo – les hace saber la doctora una vez que ha acabado de leer los resultados.

- ¿Sucede algo malo? – le pregunta Raúl.

- No necesariamente, verá, señor Raúl, sus resultados fueron los esperados, así que no hay ningún problema con usted, muy diferente a los resultados de su esposa.

- ¿Hay algo malo conmigo? – le pregunta Mara, asustada.

- No, por supuesto que no, verá, algunos de sus resultados están fuera de rango, lo que solo significa una cosa, y es que usted está embarazada, pero no puedo asegurarlo al 100% hasta que se haga una prueba de embarazo – les dice la doctora.

- Pero eso no es posible, Raúl y yo siempre nos cuidamos – le dice Mara, mientras instintivamente se lleva las manos a su vientre.

Y mientras lo hace, a la mente de Mara y a la de Raúl, vuelve ese extraño sueño, y recuerdan que esa noche no se cuidaron después de tener relaciones.

- Todo apunta que no tiene mucho tiempo de gestación, por lo que es probable que aún pueda interrumpir… - comienza a decir la doctora, pero es interrumpida por la pareja.

- Lo tendremos, ¿nos podría recomendar un buen obstetra? – le preguntó Raúl a la doctora, quien no dudó en darles el número de un colega.

Ya en casa, la pareja aún no podía creer lo que estaba pasando.

- ¿Acaso eso no fue un sueño? – se preguntó Mara en voz alta, y aunque Raúl deseaba tener la respuesta a esa pregunta, no tenía nada, por lo que solo pudo quedarse callado.