Introducción
En las paradisíacas playas de Bali, nace la aventura y el romance entre dos jóvenes que tienen el mundo a sus pies, donde la pasión y el deseo consumió a Argelia Soria y a Paolo Gabellotti, es así como da inicio su trágico romance. Que como siempre su único final feliz será el fruto de ese amor.
Paolo el jefe de la mafia siciliana descubre años después, que su amor por Argelia había trascendido a la vida eterna, pero a su vida llega una dulce personita a poner su mundo de cabeza.
“No puedo creerlo, Mi papá es, El Jefe de la mafia”. Paola Soria.
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Bali
Capítulo 1
Argelia empacaba sus maletas para sus merecidas vacaciones, después de dos años de no haber descansado, esta vez viajaría por dos meses a Bali. Amaba la tranquilidad y la espiritualidad de ese lugar.
—¿Por qué no puedo ir contigo a Bali?—
—Porqué papá no lo permite, además aún estás en clases.—
—No es justo Arge, me gustaría también ser la hija favorita de nuestro padre.—
—Por favor Tayde, nos quiere a las dos por igual.—
—Claro que no, si tú dices algo eso se hace. Además tú eres su orgullo y la futura heredera de grupo Soria, hasta la nueva cadena de hoteles llevará tu nombre.—
—Papá nos ama a las dos, es más yo te amo mucho porque eres mi hermanita. Prometo que mi siguiente viaje iremos las dos.—
—Bien ahora prométemelo con el meñique, si no no cuenta.—
—Por el meñique te lo prometo.—
Argelia y Tayde eran muy unidas, pero Tayde tenía razón su padre sentía mucha predilección por Argelia, además de su excesivo control de la vida de su hija mayor.
—Así que ya te vas.—decía Aníbal su padre con un tono totalmente inconforme.
—Papá ya hablamos de esto, es necesario que tenga vacaciones. Termine los diseños de los hoteles que me pediste, la constructora se encargará.—
—Déjala en paz hermano, va a ir a Bali no a otro planeta, además no es la primera vez que está allá sola.—intercedía su tía Leonora.
—Debo cuidar de mi hija, nunca permitiré que algo malo le suceda a mi ojos de cielo. Te pareces tanto a tu madre.—agregaba Aníbal
—Bien me iré ahora, los amo.—Argelia se despedía de ambos, subió a la camioneta que la llevaría hasta el aeropuerto, el avión privado de su padre ya la esperaba.
—La proteges demasiado Aníbal, eres posesivo, celoso e intransigente con ella. Le exiges demasiado, un día se va a casar y tal vez se vaya lejos de aquí.—
—Eso si yo lo permito, ella se quedará siempre a mi lado. Todo mi trabajo y esfuerzo, es solamente para ella. Tú no puedes entenderme porque nunca te casaste.—
—Porque tampoco me dejaste, al casarme tenías que darme lo que me pertenecía de la herencia de nuestro padre.—
—Si te casabas perderías tu parte, debías casarte con alguien que tuviera el mismo nivel que nosotros, y que además incrementara nuestra fortuna, al casarte con el perdedor de Julián Santander volverías a mi totalmente arruinada. Gracias a su amor desmedido por el juego y las apuestas pudimos quedarnos con el banco nacional de Madrid.—
—Volviéndote uno de los hombres más ricos del mundo, siempre aprovechando las desgracias de otros. Por ejemplo la muerte de tu esposa, saliste muy beneficiado has manejado toda su fortuna a tu antojo.—
—Todo será para mis hijas, no me he esforzado tanto para que terminen al lado de cualquier miserable. Ahora sí me permites tengo una llamada pendiente con el presidente de china.—
Leonora amaba a su familia, además Aníbal era su hermano y aunque no estaba de acuerdo siempre ayudaría a su hermano, pero también quería que sus sobrinas fueran felices. Más tarde mientras descendía el avión Argelia miraba desde las alturas la belleza de Bali, eso es lo que necesitaba después de haberse esforzado tanto en terminar sus proyectos, ser arquitecta era su mayor pasión. La futura heredera del Grupo Soria de Madrid, siempre disfrutaba de sus vacaciones en aquella parte del mundo, le encantaba la meditación, de la pintura y la lectura. Estando lejos del mundo que la rodeaba todos los días, podia ser ella misma.
—Señorita Argelia, si no necesita algo más volvemos a Madrid.—
—Gracias capitán, los veo en dos meses.—
—Que se divierta.—
Aunque su papá estaba en desacuerdo con ella de viajar sola, no había nadie que lo pudiera impedir. Pasaba los días visitando los templos de oración, el mercado y sobre todo disfrutando de la playa que era su patio trasero.
Era exclusivamente para ella, su padre había comprado toda la propiedad para que no tuviera disturbios e intrusos. Argelia disfrutaba de dibujar el paisaje frente a ella, creyendo que estaba sola decidió quitarse la parte de arriba del traje de baño dejando sus senos en total libertad. Después entró al mar para nadar semidesnuda, se sentía segura de poder hacer lo que ella quisiera. Pero alguien la observaba detenidamente, Argelia salió del agua para continuar disfrutando del día. Al ver al joven frente a ella se cubrió con sus manos.
—¿Qué hace usted aquí? Esto es propiedad privada.—el joven la observaba hipnotizado.
—¿Es española?—
—Si, pero eso no importa. No puede estar aquí, váyase ahora mismo.—
—Tenga para que se cubra.—el extraño le entregó la toalla.—Entre por curiosidad, no había ningún letrero o muro de seguridad. Pensé que era un espacio público.—
—Eres italiano al parecer, pero a decir verdad hablas muy bien el castellano. Ahora ya lo sabes no es una playa pública, si eres tan amable te pido que te retires.—
—Cuanta hostilidad en una mujer tan bella, permíteme presentarme soy Paolo Gabellotti.—
—Argelia Soria, lo siento es que me espante con tu presencia.—
—Discúlpame no fue mi intención, me voy ahora. Por cierto es un placer conocerte, espero verte después.—
Argelia observaba como aquel extraño se marchaba, había sido un encuentro inesperado, después de unos segundos reaccionó, un hombre extraño la había visto semidesnuda, se avergonzó aún más. Pero no pudo evitar ser sincera con ella misma, Paolo era un hombre realmente atractivo. Que manera tan inusual de conocer a alguien, afortunadamente estaban solos. Así que para evitar este tipo de incidentes, lo mejor era levantar un muro en su propiedad.