Abrí mis ojos y poco a poco aparecía la silueta de un niño de ojos verdes claro, cabello rubio y tés morena.
—Anya, por fin despertaste. Me has preocupado demasiado.—
Extrañaba su voz, su rostro, extrañé todo de mi maravilloso hermano por lo que inconscientemente tomé su rostro entre mis manos.
—Anya... ¿Te encuentras bien?— Me preguntó al ver que estaba actuando extraño.
—Te quiero... hermano mayor.— Murmeré.
—Creo... que aún tienes fiebre, por eso estás diciendo cosas sin querer.— Decía mientras me tocaba la frente para comprobar mi estado.
—Te quiero mucho hermano. Espero que siempre te quedes a mi lado.—
Dije mientras una lágrima se deslizaba por mi mejilla. Sintiendo dolor en mi pecho, del cual me oprimía.
—Yo también te quiero Anya. Pero ¿por qué lloras?—
Respondió mi amable hermano mientras yo me cubría mis ojos con mi brazo.
—Estoy enferma, por eso estoy así. Así que déjame a solas por un momento ¿si?, hermanito.—
Dije intentando recomponerme. Theo asintió y se fue mientras cerraba apenas la puerta que yacía rota.
Aunque es mi hermano mayor, lo llamo hermanito pues le gané en una apuesta cuando tenía ocho y él once.
Theo, es mi hermano mayor por tres años, y era hijo del difunto hermano de mi padre. Pero cuando murió y no había otro familiar que lo cuidara, mi padre lo adoptó como su hijo.
Lo extrañé demasiado, ya que cuando cumplió su mayoría de edad, se fue a estudiar al extranjero por lo que ya no pude verlo y a pesar de que nos escribíamos a menudo, su presencia me hacía falta. Y nunca lo volví a ver después de ese día y aún más cuando me ejecutaron.
Suspiré varias veces intentando cerrar mis ojos y no pensar nada más. Mis pensamientos estaban descontrolados y el dolor de mi pasado o ¿futuro?, me perseguía.
Parpadeo varias veces antes de quedar dormida.
.
.
Me desperté con el sonido de la puerta abriéndose, abrí mis ojos y encontré una silueta que parecía ser la de mi guardaespaldas. Me reí, extrañé su presencia. Él fue el único que me prestó sus fuerzas para seguir y dio su vida por mí al momento de defenderme.
—Hans, fue usted el que destrozó la puerta ¿verdad?—
Pregunté ya sabiendo la respuesta. Él rápidamente se arrodilló ante mí, con la cabeza baja y respondiendo.
—Mi señorita... lo siento por destrozar la puerta. Aceptaré cualquier castigo que me ordene.—
Como siempre... sin dar explicaciones o excusas para minorar su castigo.
—Esta bien. Para perdonar tu falta, tendrás que arreglar la puerta antes de que el sol de mañana alumbre estas tierras y aparezcan los primeros rayos del sol en esta ventana.Si no lo cumples, te despojaré de tu puesto y ya no serás mi escolta.—
Le dije con un tono de seriedad y al mismo tiempo de broma. Aunque... sutilmente, también le había dado la oportunidad de escapar de mi lado.
Hans, asintió rápidamente y se puso en marcha. Lastimosamente, creo que se lo tomo en serio y creo saber la razón del por qué. Es porque antes era muy mala con todos, ya que mis padres me enseñaron a no mostrar debilidad ante nadie e incluyendo hacia ellos.
Me esforcé a levantarme. Me levanté de la cama y me fui a dar un baño. Me bañé, luego me cambié y me peine.
No quise llamar a ninguna sirvienta ya que no quería ver a nadie en este momento.Todavía me sentía enferma, pero no podía permitirme quedarme siempre aquí, pues sentirían mi ausencia y empezarían a preguntarse qué estoy haciendo. Aunque en la realidad sé que no se preocuparían por mí en absoluto, solo habría rumores descarados por todas partes con el propósito de destruirme. De destruir el honor de la heredera del ducado de Vertron.
Abrí la puerta que aún estaba rota, y encaminé hacia el comedor. Al llegar me senté en la gran mesa que yacía en medio. Es tan lujoso pero a la vez fría y solitaria.
Me senté y toqué la campanita que estaba a la par de mi plato, las primeras veces no habían ni señas que una sirvienta apareciera.
Moví nuevamente la campanita de un lado para otro sin hacer un ruido desagradable, y no, no venían ninguna sirvienta. Me enojé por su falta, me bajé de la silla y fui directamente a la cocina. Al llegar a la cocina no había nadie, estaba vacío.
Me calmé y me decidí ir a mi cuarto.
Mientras caminaba hacia mí habitación, pensé acerca de por qué no había ninguna sirvienta en la cocina ¿será que mi padre les dejó vacaciones? O ¿las despidió?.
Unas risas interrumpieron mis pensamientos y fui a ver que era todo ese bullicio, al parecer venía del cuarto de Alice.
Me acerqué sigilosamente a la puerta de su habitación que estaba un poco abierta así que aproveché mirar por ese delgado y largo espacio que se hizo entre medio de la pared y la puerta. Entonces recordé el motivo por el cual no se encontraba ninguna sirvienta, era porque se encontraban cuidando a mi pequeña "hermanita".
Al parecer, nunca me cansaré de ver esta escena donde mis padres están sentados en la pequeña mesa que yace en el rincón de su cuarto al lado de la ventana, acompañando a su adorable hija a comer y todas las sirvientas también estan allí ayudándola y dándole de comer, viendo sonreír alegremente a mi "hermanita". Se podía notar como todas ellas estaban tan alegres y conmovidas con el simple hecho de que Alice estaba sonriendo y comiendo alegremente, era como si solo ella era una película tan interesante que hasta uno no podía apartar la vista de ella.
Siempre me he preguntado ¿Alguna vez se les cruzó por la mente que tienen otra hija?, o ¿mi existencia era tan insignificante como para qué se olvidarán de mí?
Cerré cuidadosamente la puerta para no interrumpir su momento de felicidad. Me recosté un momento en la pared y no pude evitar sonreír tristemente por este sufrimiento indignante que siento.
—Ahhhh. Como te odio Alice a pesar de que sé, que no tienes la más mínima culpa— Murmuré para mí misma.
Seguí mi camino recordando mi yo pasado. De cómo me comporté tan cruelmente con Alice, abriendo bruscamente la puerta de la habitación y empujándola para que se cayera de la silla en donde antes yacía felizmente sentada comiendo con mis padres.
Estaba furiosa en ese entonces que no me importó nada, les grité como una escandalosa diciéndole a los sirvientes que ¿por qué no estaban sirviendo a la futura duquesa de Vertron? y mis padres tampoco se liberaron de mis gritos y reclamos. En fin hice un gran escándalo y créanme, terminó muy mal.
Pero ahora... no siento nada, no siento aquel dolor que sentía o eso es lo que pienso o quiero creer...
Encaminé nuevamente hacia mi habitación, cuando llegué, me senté en mi asiento donde hacia mis obligaciones como futura heredera del ducado.
Suspiré y Suspiré antes de comenzar mis tareas. Recorrí mi habitación con la mirada y pude notar la diferencia entre la habitación de Alice y la mía.
Es tan ridículamente diferente, la de ella es tan deslumbrante comparada con la mía que es muy opaca y ambigua.
—"Creo que... tendré que cambiar muchas cosas de esta habitación. No me gusta el blanco y el rosa..."— Pensé mientras veía la habitación, disgustada por los colores que antes elegí con tal de parecerme a Alice. Con tal de brillar como ella. Fui una tonta, ahora sé que no puedo hacer nada para ser como ella y tampoco hay necesidad.
Dejé los pensamientos innecesarios y me dispuse a terminar mis tareas que recuerdo que antes no las había logrado terminar por el escándalo que hice.
Cuando estaba a punto de comenzar, unos leves golpes en mi puerta me interrumpieron. Preguntándome desconcertada ¿quién era ahora?.
—Adelante...—
Hablé mientras miraba los papeles y empezaba a escribir con la intención de no perder tiempo.
Mientras escribía cuidadosamente, el chillido de la puerta aun en mal estado me molestó.
Parecía que la tenía mal la persona que quería entrar, porque seguramente no tenía el estatus para abrirla de un golpe y molestarme.
Cuando se acabó el ruido escandaloso de la puerta arrastrándose contra el piso, supuse que ya había entrado. Miré ligeramente hacia la puerta para ver que querían.
—Señorita, aquí está su merienda.—
Habló la sirvienta mientras sostenía una bandeja con una taza con té y un platillo con galletas de... ¿Almendra?
—Ja (me reí levemente mientras miraba el rostro de la sirvienta que se quedó confundida)... déjalas allí, si quieres que muera de envenamiento.—
Exclamé con la voz más calmada posible. Pero ella solo quedó desconcertada, con una expresión que me hacía querer reír por lo tonta que se veía.
—¿... Disculpe?— Preguntó confundida.
Recargué mi cabeza en mi mano izquierda y bajé la pluma mientras la veía sin emoción alguna.
—... No es nada, solo deja eso en mi escritorio.—
Dije y la sirvienta rápidamente siguió mis órdenes y luego hizo reverencia para irse.
Tomé la taza de té, y el refrescante olor entró por mis fosas nasales. Tomé un sorbo, pero mi vista se dirigió inconscientemente a las galletas.
Las miré detenidamente hasta que sentí como la pluma se movió, recordándome que ya debía terminar. Dejé la taza y tomé nuevamente la pluma para seguir, a pesar de tener presente el error de la insignificante sirvienta, no podía permitirme sacar la "Villana" que murió en esa guillotina.
.
.
Pasaron horas y por fin había logrado terminar. Me puse de pie mientras estiraba mis pies y brazos entumecidos y me fui a la cama con la intención de descansar.
Pero nuevamente alguien toca mi puerta, molestando.
—No molesten.—
Advertí frustrada, pero los toques insistieron.
—¿Qué es?—
Pregunté harta y la puerta lentamente se abrió y de allí salió una mucama, haciendo reverencia me dijo con voz baja.
—Señorita, ya es hora de la cena...—
Me informó la mucama a lo que me reí por mis adentros.
—Esta bien, puedes retirarte. Llegaré más tarde.—
Dije con la intención de descansar un poco, pero la mucama me observó nerviosa.
—Señorita... El Duque quiere que vaya a cenar con ellos— Insistió desesperada.
Me reí levemente y asentí mientras pensaba que hoy debía ser de los días raros e incómodos.
.
.
Al llegar al comedor, mis padres y Alice yacían felizmente cenando.
Mis padres al sentir mi presencia, se detienen y me observan con sus ojos fríos y reservados.
Me incliné lentamente y los saludé.
—Saludos, padre y madre.—
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Comments
Salomé Páez
La forma correcta es "harta". La palabra "harta" se usa para expresar cansancio, fastidio o saciedad. Por otro lado, "arta" no es una palabra válida en español estándar.
2025-05-20
2
Emiux Emiux
ese tipo de dolor jamás se ira 😔
2023-07-17
9
Flor Leila Quirino Muñiz
🥺😭 Que gran hueco siento en mi pecho 😭 Ver y sentir como se te va la vida y que unos padres que debieron también quererte y protegerte; fueron los que te pisotearon, humillaron y dejaron botada en algún rincón de la casa 😢😭😭 Mis ojitos tienen una gran fuga y no se como detenerla 😭😭
2023-05-18
2