La vida perfecta de Violeta Meil

**Capítulo 1:**La vida perfecta de Violeta Meil

(Desde la perspectiva de Violeta Meil)

Desperté con la luz del sol colándose a través de las cortinas blancas y suaves que cubrían mis ventanas francesas.

Los rayos dorados se extendían por toda mi habitación, iluminando los tonos rosa pastel y crema que la decoraban.

Las flores frescas en el jarrón de mi tocador desprendían un aroma dulce y relajante, y el suave sonido del agua de la fuente decorativa llenaba el silencio con su murmullo constante.

Podría decir que mi vida era perfecta.

Y, en teoría… lo era.

Soy Violeta Meil, hija única de Rodrigo y Amelia Meil, dos de los empresarios más poderosos del país M.

Mi apellido significa dinero, elegancia y, lamentablemente, también “compromiso arreglado”.

Miré mi reflejo en el espejo con una sonrisa.

Mi cabello rubio platinado caía en ondas suaves hasta mis hombros, y mis ojos azules —el rasgo que más resaltaba de mí— brillaban con emoción.

Aún no me llegaba la carta oficial, pero estaba segura de que Vlader Sen, la empresa más prestigiosa del país, me aceptaría.

Mis profesores me habían recomendado personalmente.

Habían dicho que yo era una de las mejores estudiantes de Administración de Empresas que habían tenido.

Y modestia aparte, tenían razón.

—Solo falta un paso más —me dije, mientras aplicaba una última capa de gloss en mis labios.

Había trabajado duro para llegar hasta aquí, aunque el mundo creyera que todo me lo daban servido.

Y sí, admito que muchas cosas en mi vida fueron fáciles, pero ganarme mi lugar en la empresa Sen sería mérito mío, solo mío.

Me puse un vestido blanco con detalles rosados y me senté frente al tocador, mientras acariciaba con la mirada los recuerdos de toda mi vida.

En las paredes, las fotografías con mis padres en los viajes familiares, mi diploma recién enmarcado y una pintura que mi madre mandó hacer de mí para mis dieciocho años.

Todo tenía un toque de perfección exagerada.

Y, sin embargo, detrás de todo ese brillo, había un miedo constante.

Uno que me acompañaba desde niña.

El miedo a no poder elegir.

En mi familia, el amor siempre fue un negocio.

Mis padres se casaron por conveniencia, uniendo las fortunas Meil y Lozano, y aunque jamás se amaron, se respetaban.

No puedo decir que tuve una infancia infeliz, pero crecí sabiendo que, algún día, yo también tendría que firmar mi destino con alguien elegido por otros.

Suspiré, girando en el asiento para mirar por la ventana.

Desde allí se veía parte de los jardines, el lago artificial y la fuente central de nuestra mansión.

Todo en mi vida parecía salido de un cuento… solo que yo no era la princesa libre, sino la pieza más brillante de un tablero de ajedrez.

—Bueno, princesa, al menos eres una pieza hermosa —me dije entre risas, encogiéndome de hombros.

Justo en ese momento, la puerta se abrió con suavidad.

Mi madre, Amelia Meil, apareció con su elegancia habitual.

Siempre impecable, vestida con tonos neutros, su cabello castaño perfectamente recogido y ese perfume caro que anunciaba su presencia antes de que hablara.

—Buenos días, hija. —Su voz sonaba dulce, pero firme—. Olivia te está esperando en la sala.

—¿Tan temprano? —pregunté mientras me levantaba, acomodando el lazo de mi vestido.

—Dijo que tenía algo importante que contarte.

—¿Podrías decirle que suba, por favor? —respondí con una sonrisa traviesa—. Sabes que me da flojera bajar tan temprano, y además… mi habitación es más bonita.

Mi madre rodó los ojos con una mezcla de ternura y resignación.

—Eres incorregible, Violeta.

—Lo sé, pero me amas así.

Ella sonrió apenas.

Era su forma de decir “sí” sin palabras.

Cuando salió, volví a mirarme en el espejo.

Todo estaba perfectamente en su lugar, y aun así, sentía que algo me faltaba.

Quizá libertad.

Quizá emoción.

O quizá simplemente una vida que no estuviera tan planificada.

Pocos minutos después, la puerta volvió a abrirse.

—¡Violeta Meil! —gritó Olivia, entrando como un torbellino de energía.

Vestía una falda corta color lila y una blusa blanca con encaje, su cabello castaño cayendo en ondas perfectas.

Era hermosa, segura y divertida, la mezcla exacta de todo lo que una mejor amiga debía ser.

—¡Olivia! —corrí a abrazarla—. Pensé que estabas de viaje con tus padres.

—Volvimos anoche. Y, sinceramente, necesitaba verte.

—¿Me extrañaste tanto? —pregunté fingiendo vanidad.

—Más de lo que quieres admitir —contestó ella con una sonrisa, dejándose caer en mi cama, rodeada de cojines rosados.

Mi habitación siempre fue su refugio.

De hecho, ambas solíamos decir que era “nuestro lugar sagrado”.

Entre las paredes blancas con detalles dorados, los cuadros delicados, los peluches y la gran ventana con vista al jardín, era imposible no sentirse en paz.

—¿Sabes qué me di cuenta? —dijo Olivia de repente—. Eres demasiado hermosa para estar encerrada aquí todos los días.

—¿Otra vez con eso? —resoplé, cruzándome de brazos.

—Sí, otra vez. Violeta, tienes veintitrés años, eres graduada, inteligente y, literalmente, podrías hacer que cualquier chico se enamore de ti con una sola mirada. ¡Y sigues sin salir a divertirte!

—No es mi culpa que todos los hombres que conozco sean unos interesados —contesté en tono divertido.

Olivia se echó a reír.

—Interesados o no, deberías salir. Vamos al antro esta noche, no acepto un “no” como respuesta.

Puse los ojos en blanco, pero una sonrisa se escapó de mis labios.

—¿Y si me quedo en casa esperando mi carta de aceptación?

—¡Violeta! —protestó, levantándose—. La carta llegará igual, pero la juventud no se repite. Vamos, anda. Te prometo que será divertido.

—Eres una mala influencia —dije, levantándome del tocador.

—Soy la mejor influencia que podrías tener —respondió ella, posando como modelo.

Reímos juntas.

Ella tenía esa habilidad de hacer que mis preocupaciones se volvieran pequeñas.

Desde que éramos niñas, había sido mi otra mitad, mi hermana de otra madre.

—Está bien, iré —dije finalmente, levantando las manos en señal de rendición—. Pero solo porque necesito despejarme un poco.

—¡Eso quería escuchar! —exclamó Olivia triunfalmente—. Esta noche, Violeta Meil, vas a brillar.

Su entusiasmo me contagió, aunque en el fondo seguía sintiendo una pequeña punzada de preocupación.

Mientras Olivia hablaba sobre la nueva música del antro y los chicos guapos que probablemente encontraríamos, mi mente viajó a otro lugar.

A las conversaciones que había escuchado entre mis padres.

A las miradas serias de mi madre y el tono preocupado de mi padre al hablar de “alianzas”, “acuerdos” y “compromisos”.

Sabía lo que eso significaba.

Los Meil no eran solo una familia poderosa.

Eran una marca.

Y una marca necesitaba mantenerse fuerte.

Mi matrimonio, tarde o temprano, sería una estrategia más en su tablero de negocios.

Suspiré, tratando de disimular la molestia que me provocaba ese pensamiento.

—¿Otra vez pensando demasiado? —preguntó Olivia, notando mi expresión.

—Solo… cosas de familia —dije, restándole importancia.

—Déjame adivinar —dijo con un tono pícaro—. ¿Tu mamá ya empezó con su discurso de “necesitas casarte con alguien digno del apellido Meil”?

—Más o menos —reí sin ganas—. Ya sabes cómo es. En esta familia, el amor no se elige, se firma.

Olivia me miró con compasión.

—A veces me da rabia que tengas que cargar con eso.

—Es el precio de ser una Meil —dije con un tono irónico—. Nacer entre diamantes, pero no poder decidir qué hacer con ellos.

Ella sonrió con tristeza.

—Al menos tienes clase mientras lo haces.

Reímos otra vez, aunque en el fondo sentía esa punzada amarga en el pecho.

Envidiaba la libertad de Olivia.

Sus padres eran poderosos, sí, pero también más modernos.

Nunca la forzarían a casarse con alguien que no amara.

En cambio, en mi casa, el amor era una palabra prohibida.

“Una gran fortuna debe ser cuidada”, solía decir mi padre. “

Y la forma más segura de hacerlo es uniéndola con otra igual o más fuerte.”

Era casi un mantra familiar.

Y aunque él lo decía con orgullo, yo solo podía sentir resignación.

Miré a Olivia, que seguía hablando emocionada sobre el atuendo que debía ponerme para la noche.

Y no pude evitar sonreír.

Quizá tenía razón.

Tal vez necesitaba distraerme un poco, vivir algo fuera de mi burbuja.

—Está bien, pero tú eliges la ropa —le dije.

—¿En serio? ¡Ay, no te vas a arrepentir! —dijo emocionada, y corrió hacia mi vestidor.

Mi vestidor era prácticamente una boutique privada.

Estantes de zapatos alineados por color, vestidos de diseñador y perfumes que brillaban bajo la luz del espejo.

Olivia empezó a sacar prendas mientras hablaba sin parar.

—Esto, con estos tacones… y este collar. ¡Perfecto!

—¿No es demasiado? —pregunté riendo.

—Nada es demasiado para una Meil —dijo con una sonrisa traviesa.

La observé mientras organizaba todo.

Era imposible no amarla.

Su energía, su libertad, su forma de disfrutar cada segundo.

A veces desearía ser un poco más como ella.

—Oye, Liv… —dije, con voz más suave—. ¿Alguna vez has pensado en casarte por obligación?

Ella se detuvo y me miró, seria por un momento.

—No, y no pienso hacerlo jamás. El día que me case será porque amo a esa persona, no porque alguien lo decida por mí.

Asentí lentamente.

—Qué suerte la tuya.

—No es suerte, Vi. Es decisión. Y tú también podrías tomarla, si te lo propusieras.

Sonreí con tristeza.

—No es tan fácil cuando llevas el apellido Meil.

Ella no respondió. Y por unos segundos, el silencio se apoderó de la habitación, solo roto por el suave zumbido del aire acondicionado.

En ese momento, mi teléfono vibró sobre la mesa de noche.

Lo tomé sin pensar… y mi corazón dio un salto.

**CORREO: **“Vlader Sen – Confirmación de solicitud.”

Sentí cómo el aire se atascaba en mi garganta.

—¡Liv! —grité, sin poder contener la emoción.

—¿Qué pasa? —preguntó corriendo hacia mí.

—¡Es la carta! ¡La respuesta de la empresa Sen!

Ambas nos miramos con los ojos muy abiertos.

—¿La abres o la abro? —preguntó ella nerviosa.

—¡Yo! —dije riendo. Mis manos temblaban mientras tocaba la pantalla.

**CORREO: “Estimada señorita Meil: Nos complace informarle que ha sido seleccionada para formar parte del equipo administrativo de Vlader Sen. Su talento y desempeño académico han sido altamente recomendados.”

Leí y releí la frase varias veces.

No podía creerlo.

—¡Me aceptaron! —grité al fin, saltando de alegría.

Olivia me abrazó, riendo tan fuerte como yo.

—¡Sabía que lo lograrías! ¡Eres brillante!

Reímos, giramos, gritamos como niñas.

En ese instante, todos mis miedos desaparecieron.

Todo lo que importaba era esa sensación de triunfo, de haber conseguido algo por mí misma.

Mi futuro comenzaba ahora.

Lo que no sabía… era que ese mismo futuro estaba a punto de volverse un torbellino de emociones, orgullo y un amor tan imposible como inevitable.

Pero esa noche, no pensaba en eso.

Solo quería celebrar.

—Vamos al antro —dije, aún sin creer que lo había dicho yo misma.

Olivia me miró con una sonrisa triunfal.

—Sabía que lo dirías.

Y mientras me ponía los tacones que ella había elegido, sentí que algo en mi interior despertaba.

Una nueva versión de mí misma, lista para enfrentar el mundo… sin imaginar que el primer paso hacia mi independencia me llevaría directo al hombre que cambiaría mi vida para siempre...

Capítulos
1 Presentación de "Amor Bajo Contrato"
2 La vida perfecta de Violeta Meil
3 Una noche para brillar
4 El heredero de los Sen
5 Anuncio de mi nueva novela
6 Rumbo al país N
7 Primer día, primer enemigo
8 El jefe más insoportable del planeta
9 Un mes con la señorita Meil
10 Noticias inesperadas
11 Entre la razón y el eco del pasado
12 La promesa que destroza el alma
13 Una promesa con fecha de caducidad
14 Entre lágrimas y promesas
15 Reencuentro amargo
16 Anuncio especial de “Amor bajo contrato”
17 Citas con el enemigo
18 La mujer equivocada
19 La soledad también brilla
20 Tres días para el final
21 El heredero furioso
22 El precio del apellido Sen
23 “El día en que dejé de pertenecerme”
24 “La rabia bajo el traje”
25 La jaula dorada
26 Bajo el mismo sol
27 Sombras de un nuevo día
28 “Entre líneas y mentiras”
29 Flashbacks
30 El brillo de los diamantes y la luz de su mirada
31 Pequeños pasos hacia ti
32 La habitación compartida
33 Anuncio de “Amor bajo contrato”
34 Entre el nombre de otra y el abrazo de él
35 El despertar que no esperaba
36 “Lo que vi en esa ventana”
37 “La Dama que no lloró frente a él”
38 “Entre la culpa y el pasado”
39 “Entre el silencio y la soledad”
40 “Una casa compartida… y un corazón roto”
41 Anuncio de “Amor bajo contrato”
42 “El día que volvió a mirarme”
43 “Lo que ahora quiero proteger”
44 “El regreso disfrazado”
45 Bajo el peso de la culpa
46 “El eco del adiós”
47 “Sombras en el desayuno”
48 “La decisión de un corazón roto”
49 La cuerda floja del amor
50 La Jugada Perfecta
51 La traición
52 Adiós a nuestro nosotros
53 Lo que perdí
54 Un trato bajo las estrellas
55 La propuesta de un destino compartido
56 Anuncio de “Amor bajo contrato”
57 El silencio después de ella
Capítulos

Updated 57 Episodes

1
Presentación de "Amor Bajo Contrato"
2
La vida perfecta de Violeta Meil
3
Una noche para brillar
4
El heredero de los Sen
5
Anuncio de mi nueva novela
6
Rumbo al país N
7
Primer día, primer enemigo
8
El jefe más insoportable del planeta
9
Un mes con la señorita Meil
10
Noticias inesperadas
11
Entre la razón y el eco del pasado
12
La promesa que destroza el alma
13
Una promesa con fecha de caducidad
14
Entre lágrimas y promesas
15
Reencuentro amargo
16
Anuncio especial de “Amor bajo contrato”
17
Citas con el enemigo
18
La mujer equivocada
19
La soledad también brilla
20
Tres días para el final
21
El heredero furioso
22
El precio del apellido Sen
23
“El día en que dejé de pertenecerme”
24
“La rabia bajo el traje”
25
La jaula dorada
26
Bajo el mismo sol
27
Sombras de un nuevo día
28
“Entre líneas y mentiras”
29
Flashbacks
30
El brillo de los diamantes y la luz de su mirada
31
Pequeños pasos hacia ti
32
La habitación compartida
33
Anuncio de “Amor bajo contrato”
34
Entre el nombre de otra y el abrazo de él
35
El despertar que no esperaba
36
“Lo que vi en esa ventana”
37
“La Dama que no lloró frente a él”
38
“Entre la culpa y el pasado”
39
“Entre el silencio y la soledad”
40
“Una casa compartida… y un corazón roto”
41
Anuncio de “Amor bajo contrato”
42
“El día que volvió a mirarme”
43
“Lo que ahora quiero proteger”
44
“El regreso disfrazado”
45
Bajo el peso de la culpa
46
“El eco del adiós”
47
“Sombras en el desayuno”
48
“La decisión de un corazón roto”
49
La cuerda floja del amor
50
La Jugada Perfecta
51
La traición
52
Adiós a nuestro nosotros
53
Lo que perdí
54
Un trato bajo las estrellas
55
La propuesta de un destino compartido
56
Anuncio de “Amor bajo contrato”
57
El silencio después de ella

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