Nayarei

Al día siguiente, Ruby viajaba en su carruaje hacia el pueblo cercano para supervisar algunas compras cuando este detuvo de golpe.. los caballos se agitaron y el cochero murmuró algo nervioso.. Ruby bajó con cuidado, y a un lado del camino encontró a una joven de cabello oscuro y mirada asustada, la ropa desgarrada por un forcejeo.

Ruby: ¿Qué ha sucedido?

—Fui asaltada, mi señora.. Me quitaron todo, no tengo a dónde ir.

Ruby, sin pensarlo dos veces, ordenó al cochero que la ayudara a subir. La muchacha se presentó como Nayarei, y durante el trayecto agradeció una y otra vez entre lágrimas..

Al llegar a la mansión, Ruby habló con Orlando, quien alzó una ceja con evidente desinterés.

Orlando: No es asunto nuestro

Pero Ruby lo miró fijamente, con esa seguridad que había aprendido a usar contra él.

Ruby: Lo será. Trabajará aquí.

.

Los días pasaron y Nayarei se fue adaptando a la vida de la mansión. Al principio como sirvienta de labores menores, pero poco a poco Ruby la fue acercando más a su lado. Había dulzura en ella, y una gratitud que parecía sincera.

Semanas después, las dos jóvenes ya compartían confidencias. Ruby encontraba en Nayarei una amiga distinta a los fríos y calculadores nobles que la rodeaban.. con ella podía reír sin miedo, pasear por los jardines sin protocolos, hablar de sueños y miedos en voz baja.

Nayarei: Eres demasiado buena conmigo, mi señora

Ruby: No soy buena.. solo sé lo que es estar sola, y no quiero que lo estés tú.

Era una tarde tranquila, Ruby se encontraba en su habitación,. revisando algunas telas y adornos que le habían enviado de la ciudad.. Nayarei la ayudaba con paciencia, ordenando cofres y acomodando los vestidos en el armario.

De pronto, Ruby perdió el equilibrio al intentar alcanzar un cofre pesado en lo

alto del estante..Sintió que caía hacia atrás, un grito escapó de sus labios pero antes de tocar el suelo algo invisible la sostuvo en el aire..

Ruby abrió los ojos con sorpresa.. A su lado, Nayarei tenía los brazos extendidos, los dedos temblorosos, y en sus pupilas brillaba un resplandor tenue, casi sobrenatural.. El cofre descendió suavemente al suelo, como si lo hubieran depositado con cuidado..

El silencio se hizo denso entre ambas.

Ruby: Nayarei… . ¿Qué fue eso?

La muchacha bajó la mirada, como si hubiera sido descubierta en el peor de los pecados.

Nayerei: Por favor, mi señora, no diga nada… yo… yo tengo magia. . Lo oculto

porque la magia no siempre es bien vista, y podría costarme la vida.

Ruby: Me salvaste ¿De donde es tu familia?

Nayarei: soy una hija ilegitima por eso hui a la isla,

Ruby: ¿que elemento tienes?

Nayarei: de viento mi señora

Ruby: No temas. Tu secreto está a salvo conmigo.

La joven la miró con gratitud, pero también con miedo. Ruby entendía bien ese miedo.. en aquel mundo, el poder podía ser bendición o maldición. . .

Ruby pensó entonces que el destino le había puesto a su lado a una pieza inesperada en el tablero. . . Una pieza que, si la movía con cuidado, podría cambiarlo todo.. .

Ruby caminaba por los pasillos de la mansión con la serenidad de una duquesa enamorada, pero en su mente la calma nunca era completa. . . Había aprendido demasiado de su vida anterior y ahora sabía que incluso la felicidad podía desmoronarse en un instante..Por eso, un día en que fueron al mercado, Ruby se detuvo en un puesto discreto de libros antiguos. Fingió interés en tratados de medicina y herbolaria, pero lo que realmente pidió al mercader fueron grimorios ocultos.., pequeños volúmenes de hechizos que pasaban de mano en mano lejos de la vista de los nobles..

De regreso en la mansión, entregó los libros a Nayarei en secreto, dentro de un cofre cerrado.

Ruby: Quiero que los leas, todos . . Y no solo eso, ya he contactado maestros que vendrán disfrazados de comerciantes o viajeros. Tú aprenderás de ellos..

Nayarei la miró con los ojos muy abiertos.

Nayarei: ¿Maestros…? ¿Hechizos? Pero, ¿por qué, mi señora? Usted es feliz, se le nota, y el duque la adora…

Ruby sonrió con dulzura, pero en sus ojos había un brillo distinto.

Ruby: Sí, soy feliz. Pero siempre es bueno tener un plan de respaldo..

Nayarei: ¿Qué tipo de plan?

Ruby se acercó y la tomó de las manos.

Ruby: Quiero que aprendas tres cosas.. un hechizo para pelear, otro para defender… y el más importante, uno para huir. Nunca sabes cuándo necesitarás escapar,.. Nayarei. Ni yo tampoco.

La muchacha tragó saliva, notando que había algo más detrás de aquellas palabras, una sombra que Ruby no compartía por completo.. Ruby, en silencio, observó el fuego de las velas. la pasión con Orlando la hacía sentirse viva,.. pero la razón le recordaba algo claro.. el duque Miller nunca había dejado de ser un hombre con un propósito oscuro contra su padre. Y si algún día todo se volvía en su contra, ella pensaba estar preparada..

Una noche tranquila.. cuando el fuego de la chimenea crepitaba suavemente en la habitación, Ruby llamó a Nayarei en secreto.. la muchacha llegó con un libro bajo el brazo, y la duquesa cerró la puerta tras de sí antes de hablar..

Ruby: Necesito que aprendas un hechizo más.., Uno para evitar embarazos. Por si acaso el té falla..

Nayarei la miró sorprendida, pero pronto sonrió con timidez.

Nayarei: miseñora… no tiene que preocuparse por eso..

Ruby arqueó una ceja.

Ruby: ¿Cómo que no?

La joven bajó la voz, como temiendo que las paredes pudieran escuchar.

Nayarei:cuando vino el segundo maestro… el que usted trajo disfrazado de viajero.. lo escuché hablar con una de las criadas. Dijo que había hecho un hechizo directamente sobre el duque..Uno muy preciso.. le impediría tener hijos durante al menos dos años..

[Orlando… ¿Por qué habia pedido ese hechizo? ¿se lo diría si ella preguntara?]

Ruby: Estás segura de lo que escuchaste?

Nayarei: Sí, mi señora. Lo juraría.

[¿Cuánto más me oculta, duque Miller?]

Suspiró y se volvió hacia Nayarei con una sonrisa controlada.

—Entonces.. nos enfocaremos en otros hechizos. Nunca se sabe cuándo podríamos necesitar pelear o huir.

Nayarei asintió, obediente.

Esa noche, después de cenar, Ruby y Orlando permanecieron juntos en la habitación.. aún con el fuego iluminando los muros de piedra. Él la atrajo hacia sus brazos con esa fuerza salvaje que ya le era familiar, pero Ruby, con una sonrisa traviesa, se inclinó y le susurró entre caricias..

Ruby: Con la frecuencia que tenemos.. quizá en primavera o verano quede embarazada..

Lo dijo como si fuera una broma ligera, como si la idea no la perturbara, aunque en el fondo quería otra cosa.. observarlo, leer en sus ojos si era capaz de decirle la verdad..

Orlando se quedó en silencio apenas un segundo, apenas el tiempo justo para que Ruby supiera que había pensado su respuesta.. luego la miró intensamente, con esos ojos verdes encendidos por la pasión, y la besó con brusquedad..

Orlando: Si eso sucede… será porque a ti te gusta tanto como a mí esta frecuencia. Y sí… es probable..

Ruby sonrió, acariciando su cabello oscuro, y se dejó envolver por su ardor. Pero dentro de ella, la desconfianza se instaló como una astilla..

[Me mientes, Orlando, me miras a los ojos y lo haces con la misma seguridad con que me besas.]

Lo abrazó más fuerte, fingiendo no haber notado nada, pero aquella noche Ruby entendió algo con absoluta claridad.. entre ellos había amor y deseo, sí… pero también secretos y mentiras que algún día podrían quemarlos a los dos.

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